Por Ricardo Aleman / Fuente: El Universal
Pregonan ‘Chuchos’ el fin de los caudillos, y dejan fuera a AMLO
Rompe con su pasado, y Marcelo Ebrard es ya su candidato presidencial
Contra lo que suponen aquellos perredistas que patean y escupen todo lo que no comulga con su credo, en ese partido se gesta otra izquierda.
Ayer el nuevo presidente del PRD, Jesús Ortega, dibujó en grandes trazos lo que será su gestión —la primera sin el padrinazgo de Cárdenas y López Obrador— y, ante el asombro de muchos, no hizo un solo guiño al “presidente legítimo” para una eventual reconciliación. Al contrario, si se lee con cuidado el largo discurso que leyó Jesús Ortega en el Teatro de la Ciudad, dibujó las pinceladas de un partido en el que no hay lugar para el tabasqueño.
Propuso una izquierda lejos del pensamiento único y mesianismos como el de Andrés Manuel López Obrador, pero que abre sus puertas a liderazgos como el de Marcelo Ebrard; que cierra la puerta a pensamiento y liderazgos únicos que dicen no sólo representar a los sin voz, sin techo, sin oportunidades, sino a las clases medias y empresariales; que más que ciudadanos enojados, resentidos y fanáticos, quiere simpatizantes esperanzados.
El nuevo PRD que prometió Ortega —y al que no acudieron ni los Cárdenas y menos los Obrador— es uno que no le apuesta “ni al desastre, ni al colapso económico y social de la nación para ser alternativa de poder”, que “está obligado a participar en todos los foros, en todas los espacios políticos… porque sus propuestas y alternativas son mejores que las de la derecha”; una izquierda pacífica que rechaza la idea de que la violencia puede ser una vía para terminar con la desigualdad y la pobreza”; un nuevo partido que “ratifica que accederá al poder por la vía democrática, de las elecciones, lo que no debe verse como claudicación y menos como la negación a la movilización popular”.
Pero acaso lo más importante del cambio que propone Jesús Ortega —y puede significar una mudanza fundamental e histórica— es que ve al partido amarillo “lejos del comunismo estalinista, burocrático y dictatorial”, pero también distante de “una economía estatista que limita la libertad y la iniciativa individual o social”. ¿Por qué esa distancia de los extremos de derecha e izquierda? Porque según Jesús Ortega “los extremos de la derecha, como los de la izquierda se encuentran en la orfandad ideológica… porque igual que en el mundo, en México se agotó el nacionalismo estatista y autoritario, como el fundamentalismo conservador”.
Pero fue más allá. Dijo: “Pareciera que no hay lugar para la esperanza, pero no es cierta esta visión apocalíptica, porque se abre paso una izquierda democrática que lo mismo reconoce las virtudes del liberalismo democrático, como la libertad, la soberanía popular, la igualdad jurídica… el pensamiento del PRD debe alejarse de la recetas y de las verdades únicas”.
Y confirmó que el dibujo esbozado no es otra cosa que llevar al PRD a un cambio radical, histórico, que disputará el centro. Ortega parece pavimentar la ruta de la socialdemocracia. Así lo dijo: “La alternativa entonces es la del Estado democrático, social, y de derecho que preserva la libertad individual, la democracia política y que impulsa una verdadera economía de mercado, aquella que alienta la sana competencia y que necesariamente debe ser rentable socialmente”.
Por último, advirtió que es momento de que la izquierda mexicana “defina sus fines con pasión y sus medios con la razón; una izquierda consecuente en sus principios, propositiva y contemporánea”, y dijo que la prioridad de prioridades de esa izquierda “será impulsar la verdadera reforma estructural, la más importante de todas; la reforma educativa”.
No es ocioso, no es una terquedad, pero tampoco una ocurrencia hablar de un cambio histórico en el PRD. ¿Por qué? Porque a querer o no, Jesús Ortega es el primer presidente del PRD que no llegó gracias al apoyo de los Cárdenas o los López Obrador. En los hechos se podría decir que es el primer presidente resultado de los primeros 20 años del partido amarillo. Con todo lo que eso significa, para bien o para mal.
Por esa razón, en todo el mensaje aparecen señales de que en el nuevo PRD —ya muy alejado de su origen autoritario y nada democrático del nacionalismo revolucionario y del menos democrático y harto estalinista Partido Comunista— se habla de una ruptura con el pasado, de romper con sus padres fundadores, y del fin de los caudillos. Claro, si no es que Ortega se reedita como un caudillo más.
Y otro dato fundamental. Ese PRD ya tiene candidato presidencial. Y se llama Marcelo Ebrard. Por eso, desesperada, Dolores Padierna apela a que el candidato es AMLO. Y hasta dice: “No se hagan bolas”. Al tiempo.
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Se reúne Jesús Ortega con Bill Richardson |
El Universal Ciudad de México Jueves 04 de diciembre de 2008 |
El presidente del PRD y el gobernador de Nuevo México platicaron en Puebla sobre la situación de ambos países y acordaron tener comunicación frecuente para tratar temas diversos |
El presidente nacional del PRD, Jesús Ortega Martínez, se reunió el día de hoy con William Blaine Richardson, gobernador de Nuevo México, y futuro secretario de Comercio de Estados Unidos cuando comience la administración de Barack Obama. El líder del sol azteca y el política estadounidnse platicaron sobre la situación de ambos países y acordaron tener comunicación frecuente para tratar temas diversos. Richardson asistió a una reunión en la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), donde el equipo de Ortega Martínez le solicitó una entrevista que de inmediato fue aceptada. El encuentro tuvo lugar en el campus de la universidad y en él charlaron por espacio de 40 minutos. De acuerdo con un comunicado de la presidencia del sol azteca, estas actividades se enmarcan en la serie de encuentros que sostendrá el presidente del PRD con dirigentes sociales, cuerpo diplomático y políticos a nivel mundial. |
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