¿Hubo un águila que devoraba una serpiente?
¿Era Quetzalcóatl blanco y de ojos azules?...; el arqueólogo Eduardo Matos disecciona mitos y realidades de la historia de los mexicas, en el diario La Cronica del lunes, 20 de Febrero, 2012Existió el águila devorando una serpiente sobre un nopal o fue una invención mexica. La malinche traicionó a los aztecas o sólo era una mujer culta. Huitzilopochtli siempre fue dios o un humano que al morir se convirtió en deidad. Quetzalcóatl era blanco y de ojos azules o una encarnación inspirada en la Biblia. Son los mitos, las falsedades y verdades históricas que analiza el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, las cuales, dice, “son una parte fundamental de nuestro imaginario y realidad sobre los mexicas”.
Son los temas que Matos Moctezuma expone en el museo del Templo Mayor y forman parte de la serie de artículos que publicará en la revista Arqueología mexicana. El primero, titulado “Quetzalcóatl ¿blanco y de ojos azules?”, está en el reciente número y la serie terminará en diciembre con una explicación sobre la falsedad del fin del mundo atribuido al calendario maya. Indica que estos textos podrían conformar en el futuro un libro.
En su participación en el ciclo de conferencias por el XXXIV aniversario del hallazgo de Coyolxauhqui, el arqueólogo ofreció su charla Mitos y verdades en la historia mexica, en la cual pone en paralelo las dos caras de la moneda sobre hechos como la fundación de Tenochtitlán, el origen de Huitzilopochtli y Quetzalcóatl y quién era la malinche.
Matos Moctezuma señala que la idea le surgió porque hay mitos y mentiras que se dan por hecho, como que los aztecas llegan al valle de México y se establecen en un lugar donde está una águila devorando una serpiente sobre un nopal. “Eso se viene repitiendo y resulta que ni vieron un águila, ni devoraba una serpiente. Y siendo el símbolo fundacional de Tenochtitlán, es necesario aclarar esto”.
EL ÁGUILA Y EL NOPAL. El arqueólogo dice que las crónicas del siglo XVI relatan la realidad histórica y el mito. Ambos son importantes, porque por un lado es lo que aconteció y por otro porque es lo que los pueblos o dirigentes crearon para legitimar su presencia.
Por ejemplo, fray Diego Durán, en su Historia de las Indias de la Nueva España, escribe: “Ellos viendo que todo aquello no carecía de misterio, pasaron adelante a buscar el pronóstico del águila y andando de una parte a otra, divisaron el tunal y encima de él, el águila con las alas extendidas hacia los rayos del Sol, tomando el calor y el frescor de la mañana y en las uñas tenía un pájaro muy galano de plumas preciadas y resplandecientes”.
Por su parte, Fernando Alvarado Tezozomoc escribe su Crónica mexicáyotl, donde explica: “Estará nuestro poblado México Tenochtitlán el lugar en que grita el águila, se despliega y come, el lugar en que nada el pez, el lugar en que es desgarrada la serpiente …”.
Son dos cronistas que avalan el mito, pero en realidad lo que pasó, dice Matos Moctezuma, fue que los mexicas estaban en Chapultepec y tenían problemas con los vecinos. “Son expulsados y acuden con Tezozomoc de Azcapotzalco, quien les asigna el lugar en medio del lago, a cambio los mexicas le pagan tributo y le ayudan a sus guerras de conquista”. Los mexicas crearon el mito del águila para identificarse y representar a Huitzilopochtli.
QUETZALCÓATL. Una versión dice que era blanco, barbado y de ojos azules. Además trajo la civilización —agricultura—, rechazaba los sacrificios humanos, ofrendas de corazones y, además, era virgen, lo que demostraba que era cristiano.
“Esto es una mentira histórica que los frailes en el siglo XVI crean para dar una explicación a la deidad y encarnar a un apóstol que vino a evangelizar. Se armó la figura de una imagen de un personaje inexistente”, agrega Matos Moctezuma.
Incluso, en el siglo XVII, Carlos de Sigüenza y Góngora señala que Quetzalcóatl era Santo Tomás. Lo que intentaron en el siglo XVI era tener una figura que se basara en la Biblia y confirmara su visión cristiana. “Esto muestra como una falsedad histórica, con el paso del tiempo, se hace una verdad”, añade Matos Moctezuma.
Y para terminar, el pensador del siglo XIX, Manuel Orozco y Berra, se avienta la puntada de que Quetzalcóatl, además de Santo Tomás, era vikingo.
LA MALINCHE Y HUITZILOPOCHTLI. Cuando Cortés llega a Tabasco le regalan a la malinche. Pero ¿quién era ella? Fue una mujer de la alcurnia indígena que hablaba varias lenguas: náhuatl, maya y totonaca. Una persona muy culta.
La malinche no era mexica, por lo cual no pudo traicionar a los aztecas. “Ella era de los pueblos de la costa, y que estaban a punto de ser conquistados por los aztecas y esa fue una de las causas de su apoyo a las tropas españolas”.
Esta imagen de la malinche y los pueblos traidores, no lo fueron, sino que en Cortés vieron una salida al yugo de los mexicas.
En la crónica de Cristóbal del Castillo se estipula que Huitzilopochtli existió, que era guía de los mexicas y al morir lo hacen dios. Se narra en ésta, que había dos grupos: uno, comandado Coyolxauhqui, los sureños, y otro dirigido por Huitzilopochtli.
Hay una lucha por el poder y gana Huitzilopochtli, se mitifica y se convierte al paso del tiempo en una lucha de dioses. Así surge el mito de la lucha del Sol y la noche.
800 SOLDADOS. Se tiene la visión que sólo 800 soldados, al mando de Hernán Cortés, pudieron derrotar al gran imperio mexica. Lo que era realidad, es que miles de indígenas, enemigos de los aztecas, se unieron a los españoles para terminar la sujeción y dejar de pagar tributos. Al ejército de Cortés, se le unieron más de 70 mil indígenas, con lo que tuvo una tropa formidable y logró derrotar a los mexicas.
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