Necesario, explicar cómo llegó el gas al subsuelo del B-2: expertos
‘‘Si un explosivo hubiera ocasionado la tragedia en algún lugar del siniestro habría un cráter’’
Fuente: Periódico La Jornada
Miércoles 6 de febrero de 2013
Miércoles 6 de febrero de 2013
“¿Cómo llegó el gas metano (natural) al sótano del edificio B-2 de Petróleos Mexicanos (Pemex)? Es algo que deben explicarnos lo más pronto posible las autoridades federales, porque de ninguna manera tenía por qué haber instalaciones de gas ahí, en el subsuelo de ese edificio. Pero de que es posible una explosión como la ocurrida el jueves pasado, por acumulación de gas, claro que es posible’’, aseguró Abel Martínez, egresado de la licenciatura en ingeniería química de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), al comentar con La Jornada los resultados de los peritajes preliminares realizados tras la tragedia en la paraestatal.
En el mismo sentido, el también químico e investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Benjamín Ruiz Loyola, refirió –en entrevista por separado– que cuando se acumula gas en una zona cerrada, como puede ser un sótano, el fluido ‘‘va a reaccionar muy violentamente y por eso es tan peligroso, sobre todo el gas natural, porque es terriblemente explosivo. Cuando tienes ya el gas, una muy pequeña cantidad puede originar una explosión muy grande’’.
El químico Ruiz Loyola expuso que si un explosivo hubiera ocasionado la tragedia de Pemex, en algún lugar del siniestro se habría localizado un cráter.
‘‘Cuando tú colocas un explosivo en algún lugar, éste deja una huella indeleble de dos maneras: la deformación que causa en el terreno y los residuos que quedan en la zona en que se genera la explosión’’, indicó.
Ruiz Loyola, uno de los peritos que participan en la elaboración de los dictámenes solicitados por el gobierno federal para obtener respuestas científicas a las causas de la explosión en el edificio B-2 de la Torre de Pemex, sostuvo que no hay un punto específico donde se haya iniciado el estallido.
‘‘En los residuos que se analizaron, buscando precisamente rastros de compuestos nitrogenados, que son los que se encuentran en los explosivos, no se halló absolutamente nada’’, puntualizó Ruiz.
Agregó que ‘‘esto es indicio claro de que no se trató de un artefacto explosivo. Esto nos lleva a concluir, con mucha certeza, que no se trató de un atentado. De hecho, la manera en que se dio la explosión, de forma difusa y horizontal, nos da la respuesta y confirma que no se trató de explosivos.
‘‘¿Qué fue lo que ocurrió en Pemex? Al explotar el gas, muy probablemente metano (natural), por entrar en contacto con una fuente de calor, el gas ejerce una presión pareja, porque se ha difundido por toda el área; a eso se refieren con el término explosión difusa: que se difundió por toda el área el material explosivo y no se concentró en un punto.
‘‘Lo que provocó fue que la losa se levantara completita y se elevara hasta el siguiente nivel. Y después empujara a la siguiente losa al otro nivel; por eso la mayoría de las personas murieron por aplastamiento y otras por estallamiento de vísceras, especialmente pulmones. Supongo que muchos de nosotros hemos visto o incluso lo hicimos de chiquillos, poner una paloma (pólvora envuelta en papel) sobre una lata y ver cómo se elevaba ésta. Eso fue lo que ocurrió, sólo que en lugar de una palomatuvimos un gran volumen de gas ocupando todo un piso y empujó, no una lata, sino todo el techo de ese nivel hacia el siguiente piso’’, destacó.
Ruiz Loyola expuso que las hipótesis sobre el origen del gas son las siguientes: que haya provenido del subsuelo, pues parece que el edificio se construyó sobre un terreno que antes fue un depósito de hidrocarburos; que la fuga haya iniciado en un cuarto de máquinas del edificio que está una calle después del B-2; que el gas proviniera de un ducto instalado por debajo del sótano de esa edificación, o que alguien haya metido un tubo con el propósito de que se acumulara el gas que ocasionó la explosión, lo cual es muy remoto.
En tanto, Mario Garza, coordinador del diplomado en Protección Civil y Prevención de Desastres de la Universidad Iberoamericana, indicó que el análisis de lo sucedido debe centrarse en el grado de cumplimiento puntual del programa preventivo y correctivo de mantenimiento del inmueble a que obligan los propios programas internos de protección civil de una empresa.
Sobre la reanudación de actividades en la zona, el experto recomendó, ‘‘por seguridad’’, que no se ocupen todavía los edificios vecinos al B-2, si bien descartó riesgos en la Torre Ejecutiva de Pemex.
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