¿Por qué fracasa el antitabaquismo?
Marco Rascón
Por ley, el Estado tutela la salud pública. De su responsabilidad se deriva más de una política pública para garantizar la seguridad frente a epidemias, enfermedades por adicción, mal alimentación, contaminación, hábitos y angustia.
Las causas que afectan a la sociedad han ido evolucionando con el tipo de desarrollo, así como las enfermedades.
El siglo XX para todo el mundo conoció de los grandes avances en la medicina y hoy las sociedades en general elevaron, gracias a la investigación, el promedio de vida. La humanidad le debe a la ciencia vivir más y con calidad de vida. Antes se envejecía después de los 40, hoy hasta los 50 podemos decir que se vive en la edad media, pues hay una tercera.
El descubrimiento de la penicilina, el uso de drogas y sustancias activas contra el cáncer, las formas anticonceptivas, la legalización del aborto, los trasplantes de órganos, la biogenética y muchas áreas influyeron en el comportamiento social, que a su vez tuvo que enfrentar el desarrollo de la diabetes, el VIH sida, de las drogas sintéticas altamente adictivas, de las mutaciones de virus.
En muchos países hubo revoluciones gastronómicas, como en Estados Unidos en los años 1950 y en muchos de los países subdesarrollados, donde la industrialización hizo que se adoptara el fast-food o comida fácil. Aquí en México, la adicción a los refrescos embotellados ha tenido un auge que ofrece calorías de baja calidad a millones traspasando las diferencias sociales.
Ejemplo particular de salud y contracultura es, sin duda, el consumo de tabaco, que por una parte ha sido una actividad productiva y de comercio desde el virreinato; causante especial de impuestos y ya en el siglo XX no hubo en cine, teatro, moda, donde el cigarro y el puro no estuvieran presentes.
De pronto en México, por una prisa inexplicable, contra un consumo fuertemente arraigado en todos los estratos sociales, se vio fácil entrar en la modernidad atacando por decreto el consumo de cigarros en todo espacio.
Esto ha coincidido con la etapa de finales del siglo XX y principios del XXI, en que los gobernantes han aprendido a ejercer su mandato administrando el miedo y el terror de los ciudadanos, brindándoles seguridad. Tutelar la salud e ilegalizar el consumo de sustancias ha sido un camino seguro de andar de los gobernantes, frente a los ciudadanos irresponsables con su salud.
Gracias a esa ilegalización, hoy la economía del crimen es exorbitante. Lo ilegal se convirtió en uno de los grandes negocios que influye no sólo en la salud, sino en la cultura, la economía, la política y los medios de comunicación.
Cuando la experiencia en Estados Unidos, el país más grande consumidor de drogas ilegales, dice que hay que legalizar, como legalizaron la producción y consumo de alcohol, en vez de eso, los gobiernos ilegalizan algo que promovieron por décadas: el tabaco.
No se trata de fomentar el consumo del tabaco, ni siquiera de reducir su carga fiscal, siendo un consumo no necesario, sino de renunciar a hacer políticas públicas basadas en decretos que buscan disminuir el consumo mediante la represión.
Pese a todas las políticas federales y locales contra el tabaco, tres de cada 10 mexicanos fuman; 20 por ciento de los fumadores son adolescentes; el promedio de consumo de cigarrillos del mexicano son mil 500 al año promedio; una persona muere cada 10 minutos por tabaquismo.
No se trata de fomentar. Se requiere analizar con motivo del Día Mundial sin Tabaco que en el caso de México particularmente, la falta de políticas públicas consistentes, integrales, que generen condiciones en contra del consumo no existen, y los investigadores en estas disciplinas poco han ayudado con sus llamados a endurecer las acciones contra los fumadores.
El fracaso de esas políticas está claro y lo seguirá siendo, pues la adicción al tabaco u otras sustancias no se resuelve sólo informando sobre el daño que causan. ¿Cuántos ex fumadores no dejaron de fumar por un decreto, un alza o una prohibición? Dejar de fumar o beber en una sociedad como la nuestra, donde lo que socializa, muchas veces goza de mejor aceptación sobre el regaño. Los fumadores adultos, son tratados como niños para que fumen a escondidas, logrando algo paradójico: que se vuelve un atractivo, mayormente entre adolescentes.
Tanto investigadores, como legisladores, gobernantes y asociaciones no sólo de no consumidores, sino de consumidores deben hacer una verdadera política gradual, consistente, multilateral para fomentar la renuncia al uso del tabaco. Debe definirse el espacio público con derecho para todos y aceptando la decisión personal de cada quien: lugares públicos de asistencia obligatoria prohibidos, pero también sitios donde los fumadores puedan fumar con los mismos derechos, anunciando claramente que ese es un lugar de fumadores y otros prohibiéndolo en absoluto. Ya sabrá cada quien adónde entra y con quién, arriesgando la salud, como cuando se arriesga uno a encender el televisor.
Ya veríamos la respuesta y los resultados, apelando al fondo y no la forma.
http://www.marcorascon.org
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Por Ricardo Rocha
Detrás de la Noticia
Quién era Cabañas, quién Paulette, quién Diego
Fuente: Editorial El Universal
Del primero nos cuentan que fue un gran héroe futbolístico.
Que su imagen se repetía cada minuto como si tratase de incrustarla en nuestros cerebros. Que las palabras que sobre él se vertieron desde las televisiones se amontonaban unas a otras en tal cantidad que pronto se desparramaron desde puertas y ventanas y llenaron calles y plazas. El palabrerío fue tal que las más gigantescas máquinas apenas pudieron empujarlas a los grandes basureros de los alrededores.
Y es que dicen que, ya de por sí famoso, se hizo célebre porque le pegaron un tiro en la cabeza y siguió vivo de milagro. Y eso que el que le disparó era un hombre muy malo en un lugar de malos donde él sin embargo gozaba mucho. Menos mal que de eso ya no se supo porque el doctorcito que lo atendió apenas lo vio llegar en la ambulancia y diagnosticó que se acordaría de todo menos de aquellas horas oscuras de la madrugada. Así que desde entonces se lo llevaron muy lejos y él se fue borrando de nuestros ojos y nuestros oídos hasta que ya costaba trabajo reconocerlo y recordarlo. Y se perdió con los años y el olvido.
El segundo relato es el de la niña Paulette, quien tanto nos conmovió hace tanto tiempo. Primero con su carita de ángel y aquellas grandes letras que nos imploraban ayuda para encontrarla. Luego la memoria apenas nos da para la nebulosa historia de sus padres, tan confusa que daba pena. Y más pena todavía la que provocaba un hombrecillo con cara de duende que se dedicaba a pregonar un día sí y otro también que Paulette ya se había ido, que más bien se la habían llevado y que ya jamás regresaría.
Hasta que un día dicen que la encontraron en donde tanto la habían buscado los hombres y hasta los perros. Que ahí estaba, según recuerdan algunos, como una muñeca rota en un reducto inverosímil. Aunque cuentan también que, con todo y que se trataba de un ángel, de su inocencia salió una terrible maldición que se cernió sobre todos los que jugaron con ella.
Del último de nuestros personajes también cuesta acordarse. Primero porque igual nos lo desaparecieron de un día para otro los poderosos del poder y los poderosos de su familia. Y es que a él de por sí ya lo habían desaparecido quienes se lo llevaron en las sombras de la noche en uno de tantos grandes parajes de su reino aquí en la tierra. Luego nada. Salvo aquella imagen fantasmal que aún describen algunos.
Pero también es difícil traerlo a la memoria porque los más ya no quieren acordarse de él, ya que dicen que Diego hizo mucho mal a mucha gente. Además de que se equivocó de siglo con sus grandes barbas, sus numerosos peones y todavía más abundantes dineros que le dieron fama tan mal ganada. Así, hasta que la fortuna le dio la espalda y finalmente desapareció. Y nos dejó tan sólo una amnesia benefactora.
Y no me pregunten qué pasó exactamente en cada caso. Porque todos ocurrieron hace ya mucho tiempo.
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En la Línea
Por Félix Fuentes
Al “Jefe” Diego le extirparon el “chip” de localización; desdén de gobernadores a plagios
El “Jefe” Diego está secuestrado por un grupo guerrillero, al parecer derivado del EPR, y le será respetada la vida a cambio de cuantiosa suma. El conocido político sangró al momento en que le fue extraído un “chip” localizador, colocado bajo su piel por decisión propia.
Los plagiarios pertenecen a bandas de alta escuela y reciben asesoría de expertos extranjeros, afirman autoridades federales. Son quienes secuestraron a los empresarios Eduardo García Valseca, en Guanajuato, y a Francisco Zorilla, en Puebla. Por Valseca fue pagado un rescate 1 millón 800 mil dólares y la familia de Zorilla entregó 2 millones de dólares. Se cree que por Fernández de Cevallos será exigida una suma mucho mayor.
Esta mafia guerrillera realiza uno o dos secuestros por año, exige que los órganos policíacos se alejen de parientes de las víctimas, condiciona silencio en los medios informativos y entre ellos está prohibido el uso de celulares, radio-teléfonos y “chips”. Prefieren triangular información a través de sacerdotes. Quienes tienen en su poder al “Jefe” Diego filtraron una fotografía de él, con el torso desnudo y los ojos vendados. Fue el primer aviso de que lo tienen con vida y en el pasado fin de semana debió ser fijada la primera suma por el rescate.
Cuando fue plagiado Harp Helú, quien era el segundo propietario del hoy extinto Banco Nacional de México, la suma exigida, inicialmente, fue de 80 millones de pesos. La negociación quedó cerrada en 25 millones de pesos, trascendió.
El presidente Felipe Calderón afirmó en su reciente viaje a Washington que Fernández de Cevallos no estaba secuestrado ni era víctima del crimen organizado. Esto causó confusión y se pensó que el renombrado panista estaba en poder del gobierno. Investigadores federales recomendaron que ninguna procuraduría de justicia, ni la estatal de Querétaro, donde el “Jefe” fue atrapado, intervinieran en la averiguación.
Por ello, los agentes y militares destacados en el rancho La Cabaña fueron replegados y a algunos medios se les indicó no mencionar el plagio “hasta que sucediera el desenlace”. Incluso enmudeció el gobernador de Querétaro, José Eduardo Calzada.
Ese silencio le cayó de perlas a la dirigencia del PAN, pues prefiere tener callado a Fernández de Cevallos, tras de que éste criticó con rudeza las alianzas panistas con el decaído PRD.
DE LOS SECUESTROS “COMUNES”, el año pasado sucedieron 1 mil 350 y fue rebasada la cifra de 600 hasta ayer, lo cual coloca a México en el primer lugar de esos ilícitos. La SIEDO trabaja inten samente en 200 plagios de este año, pero los gobernadores hacen caso omiso del Acuerdo Nacional de Unidades Especializadas para el Combate al Secuestro, firmado en agosto del 2008. Los recursos son escamoteados a investigadores y agentes del Ministerio Público. Así quedó en la palabrería la capacitación y los mejores sueldos a quienes laboran contra esa calamidad.
En el Distrito Federal, la corrupción está en sus máximos niveles. Por cada teléfono celular ingresado a los reclusorios es cobrada una cuota de entre 20 mil y 25 mil pesos. Un chip es cotizado de 8 mil a 12 mil pesos. Y los presos dirigen secuestros por ese medio de comunicación. Quienes cobran dichas suman tienen la desfachatez de decir que todo el dinero “va pa’rriba” porque es necesario para financiar la política.
AL LECTOR QUE me llamó empresario le informó con mi respeto que jamás he tenido un negocio y en el periódico donde fue publicada esa falsedad apareció ayer la aclaración respectiva.
Tuesday, June 01, 2010
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