Bicentenario: festejos y extravíos oficiales
Fuente: Editorial de La Jornada / Domingo, Julio 18, 2010En el contexto de la inauguración de la Expo Guanajuato, el titular del Ejecutivo federal, Felipe Calderón Hinojosa, señaló que los festejos por el bicentenario de la Independencia y centenario de la Revolución no son patrimonio de "grupos, ni de parcialidades, sino de todas y todos los mexicanos", y dijo que esas celebraciones deben ser un factor de unidad nacional.
Tales señalamientos coincidieron con las críticas de diversos sectores de la oposición en esa entidad por el uso de recursos oficiales en la referida exposición –los cuales, a decir de los críticos, pudieron ser utilizados en la superación de necesidades acuciantes en materia de bienestar social e infraestructura– y por la opacidad con que se han conducido las autoridades federales y estatales en el manejo del dinero público dedicado a tales festejos.
Lo anterior ocurre en el contexto generalizado de la frivolidad, la improvisación y falta de seriedad en la organización, a cargo del gobierno federal, de los actos conmemorativos por las dos más importantes efemérides republicanas en el país. Mientras en otras naciones del continente la celebración por los bicentenarios de las gestas independentistas ha servido como pretexto para la reflexión y el análisis del pasado y para la superación de agravios históricos, en México las autoridades han realizado un dispendio injustificable, insensible y poco transparente de recursos públicos en obras y espectáculos faraónicos, que contravienen la promesa del propio gobierno calderonista de tener un festejo "austero, pero inolvidable".
Más preocupante aún resulta el empeño del grupo gobernante por vincular, en forma errónea y por demás improcedente, las gestas armadas de hace 100 y 200 años con la cruzada antinarco que se desarrolla actualmente en el país: el botón de muestra más reciente se presentó ayer mismo en Guanajuato, donde Calderón Hinojosa señaló que es "en la amenaza a la seguridad" pública donde está el mayor amago a la libertad conquistada. Adicionalmente, y por más que resulte alentador en el preámbulo de ceremonias patrias de tal envergadura, el uso recurrente en el discurso oficial de expresiones como "enemigos" y "traidores de la patria" para referirse a los infractores de la ley tergiversa la percepción pública de los fenómenos delictivos y desorienta a la población.
El correlato de esta falta de visión en las tareas organizativas de los festejos comentados es la inocultable incomodidad que produce en el grupo en el poder el conmemorar los levantamientos independentista y revolucionario de uno y dos siglos, habida cuenta de las afinidades y herencias ideológicas que lo vinculan con los bandos entonces derrotados.
Por otra parte, las arengas oficiales a celebrar la "libertad", la "igualdad de oportunidades", la "pluralidad" y los "valores democráticos" guardan poca o ninguna relación con las preferencias que se desprenden de la orientación ideológica y de las acciones de los gobiernos recientes, incluido el actual. Frente a un ejercicio del poder que alienta un descontento generalizado de la población; la concentración de la riqueza en unas cuantas manos; el crecimiento exponencial de la miseria; los privilegios inaceptables de la burocracia y las cúpulas corporativas; la aplicación facciosa de las leyes contra adversarios políticos y sociales, y el estrechamiento de las vías de solución pacífica e institucional a los conflictos, no es necesario acudir a determinismos históricos para concluir que, en el momento actual, el país enfrenta una situación crítica en diversos frentes, y que la institucionalidad nacional en su conjunto no parece capaz de reconocerla y atenderla. En ese sentido, el evidente extravío oficial en la organización de los festejos bicentenarios es un reflejo de otro mucho más profundo, riesgoso y preocupante.
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Video: el Ing. Cayetano, miembro del SME, envia mensaje a los mexicanos, pregunta ... me estan escuchando?
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La llegada del narcoterrorismo "a Mexico"
Fuente: MilenioPor más que las autoridades pretendan bajarle el tono al atentado con coche bomba contra las fuerzas federales en Ciudad Juárez, Chihuahua, lo cierto es que todos y cada uno de los indicios alrededor del hecho confirman que se trató de un ataque terrorista organizado por las bandas del narcotráfico.
Según versiones de las propias fuerzas de seguridad, se trató de una represalia de La Línea, el brazo armado del cártel de Juárez, por la captura de su líder, Jesús Armando Acosta Guerrero, alias El 35, perseguido por “tráfico de droga, ejecuciones, levantones y diversas actividades delictivas”.
Veamos, el terrorismo se define como una acción violenta de un grupo que pretende infundir terror a la sociedad y las autoridades para coaccionarlas y someterlas a sus fines. Es una práctica atribuida a extremistas políticos o religiosos.
Lo que estamos viendo ahora es lo que los especialistas llaman “terrorismo híbrido”, que es el financiado con el producto de actividades del crimen organizado, como fueron los ataque talibanes en Afganistán, soportados con las ganancias de la venta de opio y heroína, y como ocurrió en Colombia con los traficantes de cocaína o en Sicilia con la Mafia.
El objetivo: infundir temor en los gobiernos para poder desarrollar sus actividades criminales sin las acciones de resistencia y control de sus cuerpos policiacos y de seguridad.
Durante por lo menos 15 años, el gobierno mexicano ha intentado minimizar el poder de desestabilización de los cárteles de la droga, los cuales hoy cuentan con millonarios recursos para continuar la guerra que les declaró la administración de Felipe Calderón, quien ahora plantea en su discurso la emergencia que en esa materia vive el país.
El problema es que tal parece que parte del gabinete no comparte la visión de emergencia que expone el Presidente frente a este tema, como el procurador general Arturo Chávez Chávez, que tras el ataque se apresuró a afirmar que no se trataba de narcoterrorismo.
Es obvia la planeación y los recursos detrás del atentado que utilizó un señuelo, 10 kilos de explosivo plástico —al parecer Tovex— y un dispositivo remoto para detonar el coche bomba contra los federales. ¿Cómo pretenden ocultar lo evidente? Si parece pato, camina como pato y grazna como pato, ¡es pato! Cuándo aprenderán que para enfrentar al enemigo hay que conocerlo y eso no se logra negando el tamaño de la amenaza.
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