Presidente del empleo
Eduardo Ibarra Aguirre
Hace un quinquenio que Felipe Calderón se comprometió con el electorado que lo favoreciera con el voto el 2 de julio de 2006, a convertirse en El presidente del empleo.
Los favorecedores con el sufragio para el michoacano de Morelia no resultaron tan decisivos para que se convirtiera en titular del Ejecutivo federal, como sí lo fueron los ministros del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que decidieron por decenas de millones de electores.
Gracias a esa circunstancia, apuntalada por los 40 dueños de México, las fuerzas armadas y los legisladores del Partido Revolucionario Institucional, se colocó la banda presidencial a quien no demuestra su condición de El presidente del empleo, fórmula que Calderón evade cuando le quedan 23 meses y 24 días para afrontar el desempleo que pasó de un millón 600 mil a 2 millones 650 mil personas.
Cierto es que en la materia se acumulan algunos de los mejores resultados del sexenio, amén de la salud e infraestructura carretera, como en forma insultante machacan el oligopolio de la radio y el duopolio de la televisión. Son los mismos, paradójicamente, que en aras del rating sobredimensionan la violencia criminal hasta salpicar pantallas y micrófonos de rojo y al descontextualizarla nulifican el efecto positivo de los hechos y las obras que divulgan.
Durante 2010 Javier Lozano Alarcón y Ernesto Cordero Arroyo festinaron la generación de empleos. En noviembre pasado no cabían de gozo porque la cifra alcanzó las 962 mil nuevas plazas de trabajo sin reparar en si eran temporales o estables y menos en los raquíticos salarios.
La precarización del trabajo es política oficial en la década panista en Los Pinos y también lo fue bajo el priato neoliberal, pero si las fuerzas del trabajo y de la cultura no se disponen al movimiento y articulan amplísimas alianzas partidistas y sociales para impedirlo, se mutará en Ley Federal del Trabajo, como lo anunció el secretario en el tour mediático para explicar que, finalmente, fueron 730 mil 348 nuevos empleos los creados, porque en diciembre se perdieron 232 mil 115 por “un fenómeno estacional”, presente en los últimos 15 años.
Durante el tour destacó la aptitud de Leo Zuckermann y Ezra Shabot para brindar los micrófonos en charola de plata y el protagonismo aldeano de Alarcón, quien anunció que “en el caso” de que el Sindicato Mexicano de Electricistas genere actos violentos “tenemos a El mejor alcalde del mundo”. El poblano se siente candidato presidencial, seguramente de la exclusiva colonia en que habita.
Desde enero de 2007 y hasta diciembre de 2010, se crearon un millón 36 mil 928 “puestos de trabajo netos”, en el sector formal de la economía. Lo que equivale a 259 mil 232 “empleos netos” en promedio anual. Este es el vaso medio lleno, para citar al clásico de los años 70, de El presidente del empleo.
Mas también está el vaso medio vacío. Restringidos a las cifras brindadas por Javier Lozano --acérrimo adversario del SME, el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros y de cualquier organización que no se subordine a las políticas oficiales--, de un total de 3.2 millones de jóvenes que se incorporaron a la población económicamente activa del país, de enero de 2007 a diciembre de 2010, sólo uno de cada tres jóvenes encontró empleo formal bajo el gobierno de El presidente del empleo.
Los otros dos de cada tres, se ocuparon en la informalidad o no encuentran trabajo. Además, un millón de personas más encontraron ocupación en la economía informal, que pasó de 11.4 millones a 12.4 millones de trabajadores.
Los gobernantes se escandalizan porque muchos jóvenes “optan” por incorporarse al crimen organizado, cuando sus políticas son las principales auspiciadoras.
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