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Tuesday, March 01, 2011

La guerra, el negocio que nos destruye.

Por Victor Flores Olea


El más agudo, por verdadero y revelador, de los análisis publicados sobre el estado de guerra que prevalece en México es el del subcomandante Marcos en La Jornada (16/2/11), redactado bajo la forma de un respetuoso reconocimiento a los valores intelectuales y morales de Luis Villoro, que confirma también la fuerza intelectual y moral del subcomandante insurgente. Honor a quien honor merece, que en este caso es por partida doble.

El eje de la reflexión de Marcos: la guerra, como siempre, es en primer lugar un asunto de negocios. Nos trae a la memoria, entre otros, Los negocios del señor Julio César, obra teatral de Bertolt Brecht. Con sus siniestros y a veces ridículos derivados: por ejemplo, las mentiras y disimulos inevitables, la abismal ilegitimidad, si todavía hiciera falta, en que se ha hundido Felipe Calderón. Negocios con la sangre de muchos mexicanos, de los cuales la inmensa mayoría de los 35 mil fallecidos no tienen que ver ni directa ni indirectamente con el "crimen organizado". ¿Por qué entonces esas decenas de miles de "daños colaterales"?

Como bien dice Marcos, "desde que fue concebida, esa guerra no tiene final y también está perdida. No habrá un vencedor mexicano en estas tierras (a diferencia del gobierno, el poder extranjero sí tiene un plan para reconstruir-reordenar el territorio), y el derrotado será el último rincón del agónico Estado Nacional en México: las relaciones sociales que, otorgando identidad común, son la base de una nación". Orginándose entonces, también en voz del subcomandante, el más perverso y destructivo escenario: "Aun antes del supuesto final, el tejido social estará roto por completo".

Desarticulación profunda del tejido social de la nación mexicana, que es nuestro más poderoso patrimonio espiritual y cultural, empujándonos hacia una comunidad sin arraigo y sin solidaridad, conjunto de seres vivientes sin relaciones reales, sino apenas las efímeras del interés (el dinero) y de la violencia, (el enfrentamiento armado, la competencia por parcelas de un poder efímero). Pero que ha traído en prácticamente todos los niveles sociales una corrupción intolerable que es también la causa y el fin de la desarticulación social que vivimos.

Riqueza para el aparato militar (en un análisis estricto, con la información que le fue posible conseguir a Marcos), el aumento en flecha de los gastos en las diversas ramas del Ejército y de la seguridad del país (secretarías de Estado y procuradurías), eso sí, con diferencias abismales en los ingresos de los altos jefes y mendrugos sobrantes para las infanterías. Y riqueza también para quienes se sienten obligados a "reponer" la destrucción de las armas, su obsolescencia, y a actualizar su tecnología.

Grupos reducidos de beneficiados. Pero digámoslo en una palabra: los señores del negocio de la guerra (de la nuestra y de otras que se libran en distintas partes del mundo) son, como ya se sabe, las grandes corporaciones del complejo industrial-militar de Estados Unidos, y sus miles de canales de distribución en todas partes del mundo, entre ellos y también entre nosotros.

Resulta por eso patético que de dientes afuera los funcionarios de alto nivel en México, empezando por Felipe Calderón, "exijan" entre lloriqueos que se dejen de vender armas, incluso de alto calibre, a lo largo y ancho de la frontera con México. Nutriendo al mismo tiempo esos "señores de la guerra" a tirios y troyanos: al Ejército Mexicano y a los cárteles de la droga. Pertrechos de todo tipo: propias del Ejército, a unos y otros, y eso sin la más remota posibilidad de que el "negocio" se interrumpa y suspenda.

¿O por una petición del país del sur, que también tiene involucradas en el negocio a sus más altas esferas de gobierno y poder, recibiendo igualmente desorbitadas ganancias, se interrumpirá esa fuente de riqueza multibillonaria? Porque ahora todo indica, aun cuando la historia sea ya vieja, que el tráfico y la venta de armas sin control es un negocio tan redituable o más que el de las drogas mismas. ¿Unos gánsteres contra otros? Al menos mafias y cárteles que se complementan en su avidez incontenible de ganancia, y que por ningún motivo están dispuestos a suspender la catarata de riqueza que les llega.

Solamente que en el caso mexicano ha surgido ya el intervencionismo (que para muchos estaría al borde la invasión), como han sugerido funcionarios estadunidenses en declaraciones varias. Una de las últimas, del subsecretario de Defensa, Joseph Westphal, no podía ser más reveladora: “tales organizaciones criminales son ‘una forma de insurgencia’ que puede intentar tomar el gobierno de México, justo en nuestra frontera, por lo que Washington debe estar preparado para actuar en caso de que eso ocurra”. A pesar de que el militar se retractó al día siguiente, es más que evidente su coincidencia con otras declaraciones semejantes de altos funcionarios de ese país. Tal es al menos una de las visiones estadunidenses sobre México hoy. La cuestión se advirtió repetidamente al suscribirse la Iniciativa Mérida, tan parecida en sus causas y efectos al Plan Colombia.

Pero, como dicen el subcomandante Marcos y Luis Villoro, el principal valor de México, el de su comunidad y continuidad cultural, está perdiéndose a pasos agigantados: la ruptura incontenible de nuestro tejido social. Los negocios (las armas y las drogas) se han puesto por encima de la nación.

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¿Pueden el PRD y AMLO ganar en 2012?
Marco Rascón


Así como van, no. La primera razón es porque caminan sobre viejos y nuevos errores, y los que generan los conflictos internos son incapaces de asumir sus responsabilidades.

La propuesta de Cuauhtémoc Cárdenas para que Andrés Manuel López Obrador dirija al PRD de manera formal no parece una ironía, sino un llamado a construir. Las ventajas para el movimiento que representa López Obrador serían:

• Cambiar la correlación de fuerzas dentro del PRD, en favor de su movimiento.

• Fortalecer su proyecto de alianzas con PT y Convergencia, agregando la base del PRD que dice representar.

• Sería un golpe de timón y, en vez de luchar alejándose (pidiendo permiso), como los boxeadores, sería metiéndose a dar la batalla adentro y en corto.

• Aseguraría el registro del PRD para imponer desde la estructura misma del partido y con su movimiento las candidaturas del estado de México, Nayarit y Michoacán en este año, lo cual le aseguraría su candidatura presidencial para 2012.

• Siendo presidente del PRD el 19 de marzo de este año, López Obrador tendría casi el mismo poder de 2005, cuando impuso a Leonel Cota, y no tendría problema para nombrar un interino.

• Se acabaría la política cupular y no habría ya intermediarios ni pretextos para enfrentar directamente, con el PRD bajo su control, a Carlos Salinas y a Felipe Calderón.

• Si López Obrador decide ser presidente del PRD, habría unidad en torno a él y sus propuestas, pues tendría partidos y movimientos.

Al rechazar esta propuesta de Cuauhtémoc Cárdenas, queda como reflexión cuáles son los objetivos de López Obrador respecto del PRD.

La historia nos dice que nunca hubo empatía de él con el partido, ni en tiempos de su gestión como presidente. Fue él quien optó por imponer a Jesús Ortega como su secretario general en contra de Pablo Gómez, que lo acompañaba originalmente en la planilla.

Fue él quien estableció la alianza con Ernesto Zedillo (La Jornada, 3/6/96 y Proceso, 1023, 10/6/96, artículo de Heberto Castillo denunciando esta alianza), de donde surgió la "transición pactada" con el PRD que él encabezaba. El 1º de septiembre, en el informe de gobierno, Zedillo anunciaba la estrategia de rescate bancario por conducto del Fobaproa, la privatización de Pemex y Ferrocarriles Nacionales de México, sin que hubiese posición en contra por parte de los dirigentes del partido.

Fue él quien renunció de manera anticipada luego de la anulación de las elecciones entre Jesús Ortega y Amalia García, dejando un partido confrontado y al garete. Tiempo después, fue él quien nombró a Jesús Ortega su coordinador de campaña en 2006.

Fue él quien prefirió que la defensa electoral no fuera del PRD, sino por "comités ciudadanos". Fue él quien acompañó en cada mitin a César Raúl Ojeda su candidato impuesto a gobernador en Tabasco, perdiendo en octubre lo que había ganado en julio de manera contundente y que fue considerado como un apoyo "envenenado", pues hizo aparecer a Ojeda como su simple marioneta. Aún no hay balance de por qué se perdió esa elección.

Fue él quien impulso, mediante Leonel Cota, la candidatura de Ana Rosa Payán para Yucatán, panista de abolengo y ultraderechista reconocida por feministas y demócratas del sureste. Finalmente fue él quien decidió que su sucesor en el Distrito Federal fuera Marcelo Ebrard y no Alejandro Encinas. ¿Por qué Ebrard no fue el interino y Encinas el candidato?

La propuesta de Cuauhtémoc Cárdenas es la de un político actuante, consciente de sus derechos a debatir, reflexionar y proponer, no subordinado a los fraccionalismos actuales del PRD. Le hace la propuesta a un compañero de partido convocándolo a construir y salvar al PRD, no sólo en lo ideológico, donde ahora dice estar centrado López Obrador, sino también en lo político, lo legal y lo organizativo.

El rechazo a bote pronto de López Obrador a la propuesta, luego de la historia y los antecedentes, es que pareciera que el fin no es luchar por el rescate del PRD y sus principios, sino destruirlo y tratarlo como un instrumento del enemigo. Ésa es una diferencia de fondo con Cuauthémoc Cárdenas, quien, pese a todo, ha sido un defensor del PRD como obra histórica y colectiva de la izquierda, no personal. En la campaña de 2006 no lo querían cerca; luego, en el conflicto poselectoral, lo quisieron hacer responsable y reclamaron su apoyo, cuando antes la soberbia les dictó el rechazo.

Así como va, la propuesta lopezobradorista en el estado de México pareciera suicida, pues Alejandro Encinas deja vacante la coordinación legislativa, representa un candidato bueno en una campaña mala, pues al final Peña Nieto y el PRI lo esperan con las pruebas de su inelegibilidad, pues es diputado por el DF y sólo un priísta, el presidente municipal de Texcoco, podría darle la residencia, como un acto de discrecionalidad y benevolencia.

Por otra parte, Alejandro Encinas podría ser una opción de primera línea para ser presidente del PRD el 19 de marzo, pero el mismo López Obrador ahora la anula. ¿Hasta allá llega el odio al PRD?

http://www.marcorascon.org

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