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Monday, October 29, 2007

Sigan enviando sus calaveritas, concurso abierto!

A VICENTE FOX


Con sus botas de charol,

al infierno llegó Chente

¿Quién eres? le dijo el Diablo.

¡Soy tu nuevo presidente!



¡A cabrón¡ no te conozco,

ni recuerdo haberte visto.

¡Este lugar es decente!

¡No te me pases de listo!



Si requieres contraseña,

por las reglas infernales.

Te muestro mis credenciales

y te doy mi santo y seña...



Vendí muchas cocacolas.

Adopté a todos mis hijos.

¡No me pidas acertijos!

demonio que me haces bolas.



¡No vengas a darme misa!

Luzbel contesto indignado.

¡Los discursos me dan risa!

Puedes esperar sentado...



...y Vicente cabizbajo,

con entrecortada voz,

exclamó: ¡vete al carajo!

esa es palabra de Fox.



Triste y meditabundo,

pensando en su reelección,

quiso regresar al mundo

no le quedaba otra opción...



Sacó fuerzas de flaqueza.

Reparó en su reflexión.

Se sacudió la tristeza,

y se regresó al panteón.



Buscando a su esposa Martha,

a quien juró amor eterno,

Vicente volvió al infierno

a jugar su última carta.



¡Ya llegó Vicente Fox!

¡Terror de la Presidencia!

con aguardientosa voz,

así anunció su presencia:



¡Puras pendejadas digo,

puras babosadas hago!

¡Dios ha sido mi testigo!

Chamuco ¿Dime que hago?



¡No se me ocurre otra cosa!

¡Por favor déjame entrar!

Si parezco poca cosa,

en algo puedo ayudar...



¡Vicente!.. ¡Por fin llegaste!

ya nos tenías con pendiente,

estábamos esperando,

nuestro nuevo presidente.

Friday, October 26, 2007

Concurso de Calaveritas, 2007

Concurso de Calaveritas en el Exterior: Escribe tu calaverita sobre algun politico, deportista, partido politico, artista, pintor o escritor y envianoslas con gusto las publicaremos.

Ayudanos a conservar la tradicion y la difusion de la riqueza del espanol. Van algunos ejemplos!


Calaveritas de Karlitos – Rolando Gallardo Gaytan



FELIPE CALDERÓN

La huesuda -de hace rato-,
sin incurrir en perjurio,
de ilegítimo y espurio
calificó su mandato.
A puro spot insensato
desgobierna la nación
un chaco miope y pelón
de hablar ampuloso y parco
que dice combate al narco
de soldadito ficción.

MARTITA

Martita, la de Zamora
avecindada en Celaya,
salió rete bien gandalla,
ambiciosa y trepadora.
Figura apantalladora
del jet set advenediza,
con su engañosa sonrisa
a los cresos ha sableado.
(Vamos México ha felpado
y al infierno van de prisa…)

AMLO

El Peje en este panteón
llora su amarga desgracia;
lo mató la telecracia,
el fraude y la imposición.
Un orejudo pelón
apodado El Innombrable,
un vaquero abominable,
veinte magnates mafiosos…
-mas Ugalde y sus facciosos-
son la pandilla culpable.

CARLOS NAVARRETE

Aquí yace en este hoyo
un político grillero
que mereció el agujero
por demagógico rollo.
Carlos creyose el pollo
del Gallito Tabasqueño
y quiso asumirse dueño
del clan de Jesús Ortega…
Su alfa llegó al omega
y de ahí pa'l eterno sueño…

CHENTE

Son asunto embarazoso
los latrocinios de Chente;
prometió ser diferente,
y fue rata y mentiroso.
Hoy su jacal es pomposo
-no es un ranchito arruinado-,
sus deudas las ha salvado,
tiene muchos "dineritos"
que bien podrían ser delitos,
según la parca ha juzgado.

HERMANOS BIBRIESCA

Al ciudadano le irrita
la corrupción evidente
de los hijastros de Chente
y vástagos de Martita.
La huesuda hace una cuita
ante tal rapacidad:
que en su regia potestad
rija la Ley del Embudo
y tengan el amplio escudo
que se llama impunidad.

BEATRIZ PAREDES

Se irá a una vida mejor
cuando de vuelta la rueca
esta ilustre tlaxcalteca
de diámetro aterrador.
El averno, con amor,
la espera con devoción
para hacerla chicharrón,
carnitas, bistec, tocino,
chuletas de corte fino
y cien kilos de jamón.

AGUSTÍN CARSTENS

Se nos petateó el gordito,
requirió muy amplio armario
este obeso secretario
con cara de cochinito,
que era sátrapa maldito
de inspiración infernal.
Su reformita fiscal
que le avaló este Congreso
nos arrastra al retroceso
y el pueblo la pasa mal.

ZHENLI YE GON

Un chinito mandarín
con costales de marmaja
decía ser hombre de paja
y pecaba de hablatín.
Destapó a este maladrín
tanta riqueza y destello;
cuando este cuento tan bello
apestó a pseudoefedrina
dijo la parca ladina:
"Aquí copelas o…¡¡cuello!!"

MARCELO EBRARD

"Marcelo, tu necedad,
belicosa intransigencia,
le deja a la delincuencia
el control de la ciudad.
Es palpable realidad
-dice la parca ladina-
que toda tu tremolina
es pura pose, alboroto,
de no tomarte la foto
mientras el DF se arruina.

JOSEFINA VÁZQUEZ MOTA

Hizo la parca malora
una acotación muy cauta:
"Yo me ostento de astronauta
si Chepa es educadora.
Y que no me salga ahora
con vana modernidad,
educar con calidad,
los valores, la excelencia…
La SEP está en decadencia -
¡es la mera realidad!-"

TELECRACIA

Su estrategia, calculada
pa' ejercer feroz presión…
¿Cuál libertad de expresión?
¡Lo que importa es la tajada!
Se van hasta la chingada
con el pérfido Luzbel;
su guerrita de papel
y sus spots insidiosos
son berrinchitos rabiosos…
¡Aquí se acabó el pastel!

MANLIO FABIO BELTRONES

Beltrones -lo doy por cierto-
ya se siente candidato
aunque afirme en su alegato
"por favor, denme por muerto".
La flaquita dijo:
"Advierto -en su grilla del Senado-
que se finge el despistado;
mas le vale estar en calma,
ni yendo a bailar a Chalma
se le quita lo quemado".

LUIS CARLOS UGALDE

Este moderno Merlín,
alquimista de los votos,
se ha de quedar sin devotos
cuando le toque su fin.
La huesuda mala y ruin
negoció con los partidos
renunciarlo sin mas ruidos
para enviarlo a los avernos,
y que entre fuegos eternos
se queme con los ardidos.

SANTIAGO CREEL

En un lujoso panteón
reposa Santiago Creel,
aquel que sintiose alfil
y terminó siendo peón.
Un esqueleto pelón
llegó al curul del senado,
lo dejó momificado
a este aristócrata fino
y el infausto "Catalino"
quedó bien embalsamado

ELBA ESTHER GORDILLO

La traición es la divisa
de esta alma conspiradora;
la hiel de esta profesora
queda evidente y concisa.
Para cambiar de camisa
no tuvo el menor recato,
a todo su sindicato
de paso lo fue a joder,
lo vendió con el poder
cual un esquirol barato.

NAPOLEÓN GÓMEZ URRUTIA

Decidir causa escozores
en dilema colosal:
¿quién es el más criminal
de entre tú y tus detractores?
Los azufrosos vapores
nublan esta realidad:
aquí hubo complicidad
de funcionarios y empresa;
los que hoy piden tu cabeza
te daban la impunidad.

PRI

Monterroso dijo así
en su cuento extraordinario:
"Se despertó el dinosaurio…
¡y todavía estaba ahí!"
El embalsamado PRI
en su ciclo ha caducado
y es un hecho consumado
lo que se afirma por cierto:
el partido está bien muerto,
¡pero no se han enterado!

PRD

Un partido atomizado
en clanes, tribus y hordas,
siempre tuvo orejas sordas
y salieron derrotados.
Los tenemos sepultados
en inmundos cucuruchos,
presumieron ser muy duchos
en la lides partidistas
y perdieron las aristas
amalios, pejes y chuchos.

LA MORRALLA

"Apesta a pura inmundicia
-dijo Satán, ofendido-:
el regentear un partido
es lucrativa franquicia".
La democracia se asfixia,
el erario se erosiona
y el ciudadano cuestiona
si hay que darle a estos paleros
mil prebendas y dineros
pa' que finjan la balona.

CARLOS SLIM

Forbes lo tenía ubicado
como el mas chicho del mundo,
su cadáver nausebundo
es el mejor cotizado.
El monopolio privado
que detenta el creso Slim
le hace fácil el trajín
a la fortuna ostentosa
y la huesuda, furiosa,
a Grupo Carso dio fin.

PAN

Ha crecido su heredad,
el poder es su botín
y diría Gómez Morín:
¿Dónde está la honestidad?
Hoy es cruda realidad
su actuar prevaricador,
prometieron ser mejor
y su "cambio" fue banal;
al haber salido "igual"
resultaron mucho peor.

PVEM

Satán va a solicitar
que lo afilien como socio
para entrarle a este negocio,
patrimonio familiar.
Este mugre muladar
es purita mascarada,
lo que vale es la tajada,
el negocio trinquetero,
las canonjías, el dinero…
(la ecología es la coartada)

BROZO

Después de sátiro acoso,
en las islas de Nassau
la calaca le hizo "práu"
al Payaso Tenebroso.
En este asunto escabroso
- un reallity show total-
hoy es noticia banal:
quien conduce el "Noti-fiero"
es un gandalla alburero
y confirmado puñal.

SRA. KIRCHNER

Recuerda, no eres Evita,
ni tu marido es Perón,
ni te gane la ambición
como a Vicente y Martita.
Aunque una encuesta ya grita
que tienes ventaja esbelta,
no dejes la lengua suelta
armando sendo borlote;
no sea el diablo y te derrote
en una segunda vuelta.

HUGO CHÁVEZ

Hugo Chávez se murió,
se lo llevó Patas Flacas
y al Demonio de Caracas
muy hondo lo sepultó.
Al averno lo mandó
en un buque petrolero;
en su infernal agujero
sufrirá con amargura
cuando le apliquen censura
a su discurso rollero.

EVO MORALES

La calaca -muy mordaz-
preguntaba con lascivia:
¿quieres todita Bolivia,
o nomás quieres La Paz?
La guadaña cortó al ras
al ex-líder cocalero
y le asignó un agujero
donde su rastro se pierda,
que su discurso de izquierda
es baratón y embustero.

GEORGE W. BUSH

Satán le pintó los cuernos
y con el flit le hizo flush…
("Aquí no quiero al tal Bush,
me bombardea los infiernos")
Su ataúd sellen con pernos
y pónganle buen candado;
que un sarcófago blindado
quede por única pista
del malvado terrorista
que al mundo tiene aterrado.

FIDEL CASTRO

"Ya mero tocan mis tandas
-le dijo Bush a Luzbel-;
con la barbas de Fidel
me tejeré dos bufandas.
Carambola de tres bandas
voy a hacer con toques suaves,
que también quiero a otras aves
por sus groseros modales,
al indito Evo Morales
y al dictador Hugo Chávez".

OSAMA BIN LADEN

En el infierno -¡ojalá!-
pagarás por insensato
tanto cruel asesinato
que haz hecho a nombre de Alá.
Eres un falso muláh
que convoca a la Yihad;
tu psicópata maldad
manda tu pueblo al abismo
y tu brutal terrorismo
niega razón y verdad.

HUGO SÁNCHEZ

Un criticón sin decoro
se ganó inmundo agujero…
("No es igual el burladero
que estar delante del toro")
Los 5 pichichis de oro
no sirven para ganar…
La parca va a confirmar
que fue por la tele inflado,
quedando bien demostrado
¡que nada más sabe hablar!

Wednesday, October 17, 2007

Vicente Fox y el Chapo, tuvieron nexos???

¿Se protegió al ‘Chapo’ Guzmán?
Por Raymundo Riva Palacio

Durante mucho tiempo se ha especulado que el cártel de Sinaloa fue protegido en el gobierno de Vicente Fox. Nuevos datos indican que, cuando menos por omisión, así fue

Con una corrupción imbatible, entre 2000 y 2006, asegura la Contraloría de Estados Unidos, que es el brazo investigador del Capitolio, el narcotráfico en México navegó poderosamente entre el quiebre de coordinación para su combate entre los gobiernos de ambos países, que provocó que del 70% de la cocaína sudamericana que llegaba a esa nación por México en 2000, se elevara a 90% el año pasado. Pero en este año, afirmó la Oficina de las Drogas de la Casa Blanca, la campaña contra el narcotráfico que emprendió el gobierno del presidente Felipe Calderón alteró el flujo de las drogas hacia aquel país, con lo cual 37 ciudades de la Unión Americana tuvieron un déficit de cocaína, cuyos precios se dispararon de 95.89 dólares el gramo, a 118.70. ¿Qué sucedió?

Los dos informes, que fueron difundidos recientemente con un espacio de tiempo de dos semanas, parecen esquizofrénicos. O al menos ese sería el diagnóstico si la lógica fuera el eje rector de los gobiernos mexicanos. Entre el de Vicente Fox y el de Calderón no hubo muchos cambios en los funcionarios que combaten al narcotráfico. El procurador general de Calderón, Eduardo Medina Mora, fue director del Cisen y secretario de Seguridad Pública con Fox; el secretario de Seguridad Pública de este gobierno, Genaro García Luna, fue el director de la Agencia Federal de Investigación en el pasado. Sólo cambió el secretario de la Defensa, del general Clemente Vega en el sexenio anterior, al general Guillermo Galván en éste. Entonces, vale la pena insistir en la pregunta, ¿qué sucedió?

“Es muy simple”, dijo recientemente un alto funcionario del gobierno de Calderón que también lo fue en el de Fox. “En el sexenio anterior no nos dejaban actuar; en éste se nos exige actuar”. La afirmación, por inculpatoria, hasta parece temeraria. Sin embargo, cada vez aparecen más datos que sugieren que en el sexenio foxista se dieron cosas “raras” —por llamarlas de alguna manera— en relación con el cártel de Sinaloa, que maneja el mayor volumen de cocaína en México y dispone de los mayores inventarios.

Sinaloa es un estado muy caliente en el tema del narcotráfico, donde se encuentra el mayor número de municipios peligrosos. Durante el inicio de la campaña calderonista contra el narcotráfico, los golpes a la logística y operación del cártel de Sinaloa fueron contundentes. Por mencionar sólo un ejemplo, cuando el Ejército entró en Sinaloa a principios de año, le quitaron al narco el control de Guamúchil, uno de los principales municipios de Sinaloa. En Guamúchil abundaban los vehículos Hummer y para conseguir uno había que esperar una lista de seis meses. El aeropuerto local fue tomado por los militares, quienes destrozaron la pista. Más de 70 avionetas quedaron varadas, sin poder realizar sus vuelos diarios a la sierra, en particular a Badiraguato, por su mercancía ilícita.

Hidalgo Eddy prometió detener a El Chapo antes del 20 de noviembre, recuperando el tiempo perdido. El año pasado, de acuerdo con un alto funcionario en el gobierno de Fox, en dos ocasiones se estuvo a punto de atrapar a Guzmán, pero se les escapó en el último momento. ¿Cómo fue? Cuando se dio la orden de arrestarlo y se lanzó la operación, respondió, de manera no planificada en ambos casos, un avión militar pasó rasante sobre el lugar donde se encontraba. Si esa acción militar fue coincidencia o no, agrego, el resultado fue el mismo: el vuelo a baja altura lo alertó y le dio tiempo para escapar.

Dentro del gobierno federal ya no hay muchas cejas levantadas. Varias investigaciones sobre el cártel de Sinaloa fueron abortadas en el sexenio foxista. Una muy importante se dio en la investigación contra Nahum Acosta, responsable de giras en la presidencia foxista, y a quien la PGR le había interceptado llamadas telefónicas que le había hecho uno de los jefes de esa organización, Arturo Beltrán Leyva. La PGR estaba estableciendo los vínculos del ex funcionario, allegado por cierto al presidente del PAN, Manuel Espino, cuando desde el interior de Los Pinos se filtró la información al reportero Francisco Garfias. La publicación de esa investigación tomó por sorpresa a la PGR, que no pudo documentar una acusación sólida contra el ex funcionario, quien fue exonerado.

Por omisión o comisión, mucho de lo relacionado con el cártel de Sinaloa fue dejado pasar durante el sexenio pasado. Y no hay responsables de alto nivel en la fuga de Guzmán de Puente Grande, o de cuando detectado en el Distrito Federal a mediados del sexenio tampoco lo detuvieron, o de los vuelos militares rasantes sobre su guarida, o que se pudiera mover, de acuerdo con reportes, en zonas supuestamente protegidas por militares. Si ese cártel no estaba protegido, parecía estarlo. Pero es probable, a la luz de resultados, que esa situación tan peculiar esté llegando a su fin. Cuando menos es lo que sugiere la estrategia actual en el combate contra el narcotráfico. Falta ver si no, como se ha visto tantas veces en el pasado, todo quedó en flor de un día.

Tuesday, October 16, 2007

Gran estreno de la pelicula "Fraude:Mexico 2006", de Mandoki

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México, Distrito Federal, a 4 de octubre de 2007

Se exhibirá “FRAUDE: México 2006” a partir del 15 de noviembre

  • Luis Mandoki y Federico Arreola, director y productor, expresan agradecimiento a los ciudadanos que contribuyeron económicamente para la exhibición del filme
  • Se proyectará el documental en salas de todos los estados de la República

La película “FRAUDE: México 2006”, de Luis Mandoki, sobre el proceso electoral mexicano de julio de 2006, se estrenará el próximo jueves 15 de noviembre en cines de todo el país.

Después de que la distribuidora Warner Bros intentara censurar la obra de Mandoki, otras compañías se acercaron a la casa productora Contra el Viento Films, S.A. de C.V., para ofrecer sus servicios.

El proceso de negociación se realizó rápidamente y ya hay un acuerdo de distribución.

Los responsables de este proyecto cinematográfico, lo mismo que los nuevos distribuidores, han sostenido charlas con los directivos de las principales cadenas de exhibición que hay en México, y se ha llegado a un compromiso claro: la película sobre las elecciones estará en cartelera a partir del próximo 15 de noviembre.

Distribuidores y productores han decidido elaborar al menos 200 copias de la película de Mandoki, de tal forma de que pueda exhibirse en todas las entidades de la República yno hay todavía fecha para la venta en formato DVD.

Cabe destacar que después del intento de censura de Warner Bros, miles de mexicanos decidieron realizar aportaciones económicas a la cuenta bancaria de la empresa productora.

Cada contribución ciudadana ha sido importante y fundamental para terminar el filme.

Por razones de estricta estrategia comercial, será hasta finales de octubre cuando se den a conocer los nombres de los nuevos distribuidores de “FRAUDE: México 2006”.

La obra “FRAUDE: México 2006” es una película apta sólo para aquellos que quieran ver la verdad acerca del sistema político mexicano.

Atentamente,

Luis Mandoki, director

Federico Arreola, productor

Zamora 169 - 7, Col. Hopódromo Condesa, Del. Cuahutémoc, C.P. 06140, México D.F.
Tels. Nextel 3617 2601 y 3617 2603
mail: contraelvientofilms@gmail.com

El control de la frontera: repatriaciones de migrantes

Por Gustavo Iruegas
Repatriaciones, mitos y realidades

A mediados de los años 80, cuando en el Congreso de Estados Unidos prosperaban las propuestas de legisladores (Simpson, Rodino, Mazzoli) para controlar las fronteras y la inmigración, en México la prensa reaccionaba con alarma en espera de expulsiones masivas de mexicanos indocumentados. A su vez, el gobierno reaccionaba a la prensa pero no a la posibilidad de las deportaciones. En alguna ocasión se celebró una reunión de siete Secretarios de Estado que duró varias horas (dramáticamente, les llevaron sándwiches a la mesa de discusión) y produjo un boletín de prensa en el que anunciaban que se instalarían campamentos en la frontera especialmente preparados para recibir y auxiliar a la masa de repatriados; también se harían inversiones suficientes en las poblaciones receptoras de las remesas de dinero de los emigrados a sus familias, para contrarrestar la miseria que se produciría en esos lugares. La actividad gubernamental no fue más allá del boletín que cumplía su función tranquilizadora y las expulsiones masivas no se materializaron.

La preocupación era exagerada porque la expectativa no provenía de un análisis profundo de la situación elaborado desde una perspectiva nacional, sino de la argumentación dirigida a México de las organizaciones políticas de latinoamericanos asentadas en Washington. En el tema migratorio el gobierno de México solamente actuaba ante la emigración consumada y lo hacía movilizando al servicio consular que interponía la protección de medio centenar de sus oficinas en Estados Unidos. En territorio nacional todo era mediático, como se le llama ahora a las mentiras. Pero los precedentes al respecto sí existen.

A lo largo de la historia el gobierno de México se ha visto precisado a poner en práctica varios programas de repatriación de sus nacionales desde Estados Unidos; dos de ellos se han destacado por su importancia aunque ninguno por su éxito. El primero fue consecuencia de la agresión expansionista de Estados Unidos contra México en 1847. Se trataba de los mexicanos que quedaron en los territorios arrebatados por la fuerza y jurídicamente cedidos por el Tratado de Guadalupe Hidalgo. El propio tratado previó que los mexicanos establecidos en territorios antes pertenecientes a México podrían permanecer en donde estaban o trasladarse a la República mexicana, conservando o enajenando sus bienes. Para atender esta provisión el gobierno de México emitió el Decreto de 19 de agosto de 1848 por el que los mexicanos que estaban en ese caso serían trasladados a territorio mexicano por cuenta del erario y recibirían dotaciones de tierra. La organización del traslado se encargaría a tres Comisionados; uno para Nuevo México, otro para la Alta California y otro que trabajaría desde Matamoros, de modo que las familias de Nuevo-México, pasaran a Chihuahua; las de la orilla izquierda del Bravo, a los Estados de Tamaulipas y Coahuila y las de la Alta California a la Baja, ó al Estado de Sonora. El Comisionado para Nuevo México, Bachiller y Presbítero don Ramón Ortiz, fue el que avanzó más en su gestión. Informó a don Mariano Otero, Ministro de Relaciones Interiores y Exteriores, que esperaba trasladar a 16 mil familias u 80 mil personas a Chihuahua al costo de un millón y medio de pesos. También comunicó que aunque a su llegada fue bien recibido por el gobernador territorial de Nuevo México, cuando las autoridades se percataron del entusiasmo con el que los mexicanos acogían la posibilidad de trasladarse a territorio mexicano dificultaron su misión hasta el punto de que le impidieron la entrada a las poblaciones. El gobernador territorial cambió de opinión y de actitud y el asunto alcanzó los niveles diplomáticos. La legación de México en Washington hizo una representación ante el Secretario de Estado, John M. Clayton, quien turnó el asunto al Secretario de la Guerra, George Walker Crawford, que contestó la nota mexicana con el argumento de que el compromiso contraído en el Tratado de Guadalupe Hidalgo era el de respetar el derecho de los mexicanos de trasladarse a territorio mexicano, pero que ello no implicaba la admisión de agentes del gobierno mexicano promotores del traslado. Aunque la correspondencia continuó cruzándose, la gestión no avanzó más. En el fondo del asunto estaba la escasez de población en los territorios perdidos y en el propio territorio nacional.

México entró, en materia de población, en un largo periodo que abarcó desde el porfiriato hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial en el que coexistían la necesidad de colonizar importantes extensiones de su territorio y la emigración de sus nacionales hacia Estados Unidos. Con una lógica simplista pero explicable se intentaron varios programas que descansaban en la “auto colonización” a partir de utilizar a los mexicanos que eran expulsados de Estados Unidos para colonizar los territorios poco aprovechados. Las complejidades culturales, sociales y económicas hicieron esos proyectos irrealizables. La mayoría de los repatriados quería ir a su tierra no a las que le asignaba el gobierno y otros muchos, incluso los que habían regresado voluntariamente, terminaban volviendo a Estados Unidos. La paradójica situación terminó, de mala manera, con la explosión demográfica del tercer cuarto del siglo XX.

Las expulsiones masivas de mexicanos desde Estados Unidos que sí se pusieron en práctica, fueron consecuencia de la crisis financiera que devastó la economía estadunidense en 1929. Del crac de Wall Strett se pasó a la Gran Depresión de la economía mundial. México, que tenía sus propios problemas económicos fue afectado de dos maneras notorias: la primera porque los bancos estadunidenses, que tenían como deudores a gobiernos y particulares extranjeros, exigieron que se les pagase por adelantado y con ello contagiaron la depresión a México al tiempo que la esparcían por el resto del mundo; la segunda porque el desempleo súbito y extenso que golpeó a la sociedad estadunidense automáticamente indujo una competencia por los empleos que hasta ese momento ocupaban los mexicanos y la consecuente hostilidad, incluso racial, contra ellos. Esto se tradujo en expulsiones masivas y repatriaciones voluntarias igualmente abundantes. Al tiempo que las expulsiones eran sistemáticas, amplias y frecuentes, la situación misma hacía que muchos mexicanos regresaran por su propia voluntad y buscaran ayuda del gobierno mexicano.

Los cónsules mexicanos desarrollaron una gran actividad organizativa entre sus compatriotas, tanto para la defensa de los que querían permanecer en Estados Unidos como para quienes decidieron emprender el regreso a México. En los libros anuales de Memoria de la SRE se citan argumentos como el que sigue: “ Ante el abandono en que fatalmente van quedando en el extranjero más y más compatriotas, no nos queda otro recurso que abrirles francamente las puertas de la patria y facilitarles su retorno, para que vengan al lado de sus familiares y antiguos amigos a compartir el pan de la hospitalidad”. Las bondades y las dificultades de la repatriación —argumentaban los cónsules— radicaban, por un lado en que resultaba útil para el país por “…la gran experiencia y posibilidades del mexicano que ha trabajado en un país más adelantado que México…”, aunque repatriarlos implicaba enfrentar “…la gran dificultad del erario mexicano de financiar la repatriación de aquéllos que, por otra parte, pueden sobrevivir a pesar de las malas condiciones, sosteniéndose como lo hacen todos los demás jornaleros inmigrantes y hasta algunos nacionales de aquel país”. Con un criterio de largo plazo, la SRE mostraba una profunda preocupación por la política a seguir en un futuro, puesto que “era necesario evitar que este género de dificultades se repitiese, ya que sería desastroso para nuestra economía nacional el reconocimiento, como sistema aceptado, del precedente de facilitar la salida de nuestros mejores elementos de trabajo cuando encuentran demanda en el extranjero, y a la inversa, recibir forzadamente tales contingentes de trabajo cuando ya no son necesarios en el extranjero y nosotros tampoco estamos económicamente en condiciones de recibirlos”.

Aunque las dificultades continuaron y durante la gestión del presidente Lázaro Cárdenas se implantaron nuevos programas de auto colonización, las cosas cambiaron al influjo de la Segunda Guerra mundial. En 1942 el gobierno de Estados Unidos pidió al de México la celebración de un Acuerdo de Trabajadores Agrícolas Temporales que se conoció como Programa Bracero. Con ello se inició un nuevo capítulo en la historia del fenómeno migratorio entre los dos países que llegó a su fin cuando Estados Unidos, sorpresivamente, determinó dar por concluido ese programa en 1964. Entre ese momento y la implantación del neoliberalismo en México el fenómeno creció libre de interferencias efectivas de los gobiernos. Al pasar de la agricultura a los servicios —de la temporalidad a la permanencia— los trabajadores migratorios se fueron convirtiendo en emigrados. México se limitaba a dar la protección consular que podía sin que el país contara con una política migratoria específica. La perversidad neoliberal transformó la emigración de un problema social en un negocio del gobierno: exportar mexicanos.

A lo largo del neoliberalismo, en México se alentó la existencia entre la población de varios mitos en torno a la emigración de los mexicanos hacia Estados Unidos: el primero fue el de que los mexicanos tenían cierto derecho a entrar a Estados Unidos sin permiso. Cuando el actual presidente de facto era aún candidato llegó a decir públicamente que no tenía importancia cuan alto fuera el muro porque “nos lo saltaríamos” de todas maneras. El segundo se dibujaba alrededor de la pregunta ¿Qué haría la sociedad estadunidense sin nosotros? Los mismos neoliberales que argumentaron sobre “la ventaja comparativa” para los mercados internacionales como motivo del interés de los desarrollados en el trabajo de los subdesarrollados, se olvidaban de que los estadunidenses emplean a los mexicanos porque están ahí, disponibles y a bajos precios, no por su incapacidad para realizar esos trabajos por sí mismos o por sus máquinas. El tercero fue el de que Estados Unidos, potencialmente capaz de cerrar cualquier frontera del mundo, no podría hacerlo con México porque sería cerrar la propia. A esta ilusión le faltaba la frase: “A menos que cambien las circunstancias”. Y el 11 de septiembre cambiaron.

La decisión de construir el muro obedece a la reacción del gobierno estadunidense ante los ataques del 11 de septiembre de 2001 que, si bien desató su furia guerrera hacia el exterior y dejó sentir el peso de su hegemonía en la comunidad internacional, al interior profundizó el carácter policiaco del gobierno. El propósito más evidente de dar carácter policiaco a un gobierno es el de mantener el control sobre la población; la existencia de 15 o 20 millones de extranjeros indocumentados entre su población es cualquier cosa menos control. La movilización del 1° de mayo de 2006, que los indocumentados en Estados Unidos, mayoritariamente mexicanos —que buscaba de manera ordenada y pacífica demostrar su contribución a la economía local, la comprensión de la sociedad de la que forman parte y la justicia por parte del gobierno estadunidense—, fue en realidad una exhibición de las enormes dimensiones del fenómeno. Contrariamente a lo que se buscaba, propició la decisión de detener el flujo migratorio antes de pensar en la regularización de los ya inmigrados. Así se determinó la construcción del muro. Entretanto, un cuarto mito se ha estado gestando en la opinión pública mexicana y especialmente entre los mexicanos emigrados a Estados Unidos. Es la idea de que la reforma migratoria que eventualmente haga el Congreso estadunidense regularizará la estancia de quienes ya están allá. La experiencia, la lógica y la observación de la realidad nos hacen ver que la reforma que se acuerde será para legalizar la estancia de quienes no puedan expulsar y para expulsar a todos los que puedan.

Una razón por la que se ha diferido la cuestión de la reforma migratoria en el Congreso estadunidense es el calendario político, que ya avanza hacia la elección de un nuevo presidente que, no hay que engañarse, será presidente de los estadunidenses, no de los inmigrantes mexicanos. También empieza a configurarse una crisis económica en Estados Unidos que en nuestros días se contagia al resto del mundo a velocidad electrónica y a México de manera simultánea. Una nueva ola de expulsiones masivas de inmigrantes indocumentados se empieza a gestar en la política, en la sociedad y en la economía estadunidenses. Con los sentimientos anti mexicanos exacerbados en la sociedad estadunidense; la crisis financiera haciendo metástasis en la economía nacional y desbordando las fronteras hacia todo el orbe; el gobierno estadunidense engarzado en una guerra que no puede ganar al tiempo que busca donde empezar otra; y con el nuevo presidente con el tiempo político de su lado, debemos esperar una enorme y larga marejada de expulsiones de mexicanos que se agregarán a los emigrantes frustrados por el muro. Trágicamente, el gobierno de México, neoliberal y espurio, no tiene tierras, ni empleos, ni planes, ni capacidad, ni voluntad para recibirlos.
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Aumentan extranjeros en empresas mexicanas

De 2004 a 2007, la presencia de extranjeros en puestos de alta dirección creció 7 por ciento, según una encuesta de la consultora Mercer

Arturo Rivero

Ciudad de México (16 octubre 2007).- Los ejecutivos mexicanos están siendo desplazados paulatinamente por extranjeros en puestos de dirección en empresas
nacionales y trasnacionales con operación en México.

Una encuesta de la consultora Mercer revela que de 2004 a 2007 la presencia de extranjeros en puestos de alta dirección creció 7 por ciento.

El análisis aplicado a 70 empresas con ventas anuales de 500 millones de dólares, de sectores diversificados, revela que 84 por ciento tiene directives de otras nacionalidades, particularmente argentinos, colombianos y venezolanos.

El ejecutivo mexicano es muy caro y el extranjero no lo es tanto, o digamos, está más dispuesto a negociar su remuneración a cambio de llegar al Segundo mercado mejor pagado en el rubro de ejecutivos en América Latina, después
de Brasil", detalló.

Alberto Mondelli, ejecutivo venezolano, llegó a México hace tres años.

"Trabajaba en las oficinas de una importante consultoría internacional con oficinas en Venezuela, me ofrecieron venir a México y no lo pensé dos veces", precisó.

Según Mercer, el director general en México gana 410 mil dólares anuales de salario base, compensaciones y beneficios adicionales, sólo superado por los brasileños que ganan 600 mil dólares.

NOTA DE F.G.P.:Hay más de dos mil venezolanos trabajando con contratistas que proporcionan servicios a Pemex en México.

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Foro “Todos somos inmigrantes”
Selene Rivera

15 de octubre, 2007
Lynwood --
Más de 1,400 personas asistieron a los diversos talleres que se impartieron dentro del ciclo de conferencias "Todos somos inmigrantes", de acuerdo a los organizadores.

“Esa era nuestra prioridad, informar a la comunidad”, dijo Francisco Moreno, presidente del Consejo de Federaciones Mexicanas de Norte América (COFEM), organizador del evento realizado el viernes, sábado y domingo, en la Plaza México de Lynwood.

“Todos somos inmigrantes” se hizo en coordinación con 14 federaciones mexicanas para ofrecerles a los residentes talleres informativos en temas de salud, inmigración y educación. Panelistas residentes en este país, así como representantes del gobierno mexicano, formaron parte del evento. A la par del ciclo de conferencias, se celebró la Expo México 2007 en donde los organizadores estiman que asistieron más de 30 mil personas.

Arturo Carmona, director ejecutivo del COFEM dijo que esperan que este evento crezca más el próximo año, con más actividades, mayor información y más participantes.

“La feria fue importante, no solamente porque me divertí, sino porque aprendí sobre mis derechos como inmigrante en este país”, dijo Rosario Peña, una residente de Lynwood que asistió ayer al evento.

“Lo que me atrajo del evento fue la comida y sus artesanías”, dijo por su parte Juan Menéndez, otro residente que caminaba por la Plaza México.

La Expo fue amenizada con música, exhibición de artesanías, la muestra de más de 400 platillos de comida mexicanos y una exhibición cinematográfica.

La feria inició el pasado viernes con la entrega de los “Premios el Pueblo” a siete líderes comunitarios y políticos destacados por ayudar a la comunidad inmigrante, y continuó el sábado con diversión y varios talleres informativos para concluir ayer domingo, con una sesión plenaria donde se habló sobre la búsqueda de soluciones en el campo de inmigración, desarrollo económico y otros temas de importancia para la comunidad inmigrante.

“Tres días no fueron suficientes, deberían de extender el evento por lo menos una semana”, dijo Patricia Álvarez, participante del taller de negocios.

Wednesday, October 03, 2007

Entrevista a Carlos Montemayor!

Carlos Montemayor revela la guerra sucia en Mexico!

Tlatelolco, historias y episodios de la politica en Mexico!

Ciudad de México, 2 de octubre de 2007

TLATELOLCO: HORRENDA MATANZA URDIDA POR MENTES ENFERMAS (parte 1)

El material periodístico que durante 39 años se ha escrito y publicado sobre la matanza de Tlatelolco es por demás abundante. Si bien los primeros días y meses, e incluso años inmediatos, la sumisión al poder por parte de la mayoría de los medios informativos impidió que se supiera la verdad en su dolorosa magnitud, con el paso del tiempo esconder la realidad de lo que había pasado fue imposible. Libros y reportajes sobre la matanza empezaron entonces a publicarse.

Ahora, 39 años después y en tiempos en los que la desinformación de los grandes medios sobre las luchas populares se vuelve a editar mediante cercos informativos, cobra mayor relevancia el testimonio de un medio que el mismísimo 1968 fue de los pocos que con valentía mantuvo informado a sus lectores sobre los pasos del movimiento estudiantil popular de ese año: la revista Por qué?

A unas horas de los acontecimientos de la Plaza de las Tres Culturas, Por qué? sacó a la circulación un número extraordinario, registrando como tiro de esa edición la cantidad de 300 mil ejemplares. En su página 9 y siguientes, presentó un reportaje, sin firma, “objetivo sobre lo ocurrido el miércoles 2 de octubre de 1968”, con lo que la revista asentaba que creía “cumplir, en la medida de su modestia, con una labor que debía ser de todos los que en México se llaman periodistas.

Porque el 2 de octubre no se olvida, y en tributo a ese tipo de periodismo, los periodistas del servicio de noticias ISA reproducimos en esta fecha el citado reportaje.

Fue algo espantoso, de pesadilla. Bandadas de chiquillos histéricos, separados de sus padres en medio de la confusión, corrían horrorizados, en muchas ocasiones para ir a dar frente a los fusiles asesinos, que barrían sin piedad a la multitud. Un grupo de estos niños enloquecidos pasó frente al lugar donde el reportero se había refugiado. De pronto, el cráneo de uno de ellos pareció estallar, tal vez alcanzado por una bala expansiva, y el pequeño rodó por el suelo.

Sus compañeros huyeron, pero un chiquitín de unos seis años, estupefacto y seguramente sin saber lo que es la muerte, trataba inútilmente de reanimarlo. Sacudía desesperado el inerte cuerpecillo mientras gritaba. “Beto, Beto, ¿qué te pasó?”. La voz se fue quebrando, convirtiéndose en un ronco bisbiseo, hasta que se apagó por completo. Los dos pequeños cuerpos quedaron tirados sobre el asfalto, estrechamente unidos en un abrazo. Cuando logramos abandonar el refugio, ninguno de los dos se movía; quizá ambos estaban muertos; esta escena quedará grabada en forma indeleble en la mente del reportero; probablemente su cobardía le impidió salvar la vida del segundo niño, arrastrándolo hasta la zanja; pero las balas silbaban por todas partes, y el instinto de conservación es terriblemente egoísta.

Las armas nacionales se han cubierto de gloria
Fue una matanza estúpida, urdida por mentes enfermas. Lo ocurrido en Tlatelolco al anochecer del 2 de octubre de 1968 pasará a formar parte de las páginas más negras de nuestra historia. Y la Historia, con mayúsculas, habrá de condenar a quienes prepararon la emboscada contra el pueblo y a quienes la ejecutaron.

Porque el ejército, aunque haya sido atendiendo órdenes de sus superiores, actuó con una maldad extrema. Si se hubiera tratado de una guerra; si las tropas que se lanzaron contra el pueblo hubieran sido de un país enemigo, no habrían actuado con tanta falta de humanidad. En las guerras, los soldados disparan contra sus iguales, que van asimismo armados, y son extranjeros, enemigos. En Tlatelolco se trataba de masacrar a hombres, mujeres —muchas de ellas encinta— y a niños, que aparte de no llevar armas, eran compatriotas, tan mexicanos como los torvos matarifes que se cebaron en ellos.

El guardián de nuestras instituciones
Se trató de una operación minuciosamente planeada, con todos los recursos de la ciencia militar. El viernes anterior se había celebrado allí mismo otro mitin de estudiantes, que no fue agredido y transcurrió pacíficamente. Esto confió al pueblo, que cayó en la trampa.
Todo estaba calculado al detalle: los agentes de las diversas policías mezclados entre la multitud, que al comenzar la matanza se colocaron un guante blanco en la mano izquierda, para identificarse entre sí; el cierre de todas las vías de escape por el ejército, que se apostó, con las armas listas, en los lugares estratégicos, por donde necesariamente tendrán que buscar la salvación las víctimas de la siniestra emboscada; los helicópteros que sobrevolaban la Plaza de las Tres Culturas y que, al comprobar que la gigantesca ratonera estaba a punto, soltaron primero unas bengalas verdes, y luego otras rojas.

Ésta era la señal esperada para cerrar las pinzas. De las ventanas y azoteas de algunos de los edificios que rodean la Plaza de las Tres Culturas hicieron varias descargas al aire y entonces la tropa atacó.

Si en balcones y azoteas se hallaban los que iniciaron la balacera, los soldados no dirigieron hacia allá sus armas: abrieron fuego sobre la multitud reunida frente al edificio Chihuahua.

Salido de la propia entraña del pueblo
La pacífica celebración del mitin del viernes anterior había provocado que pueblo y estudiantes confiaran en que ya no habría más represiones contra las reuniones de protesta por la no solución del problema estudiantil, y en la Plaza de las Tres Culturas se hallaban centenares de mujeres con niños pequeños, que iban a a protestar por la detención de sus hijos en las represiones anteriores.

Las primeras descargas de los soldados abrieron enormes claros en la multitud. Los cuerpos caían tronchados como espigas de trigo ante la hoz. Millares de personas emprendieron la fuga por diversos rumbos; pero todos los caminos estaban cerrados por las tropas, que abrían fuego contra la multitud, la hacían recular y correr en otras direcciones, para hallarse otra vez ante las bocas de fusiles y ametralladoras.

(La prensa, al día siguiente, dijo que los “francotiradores” que se hallaban en los edificios que rodean la Plaza de las Tres Culturas disparaban lo mismo contra los soldados que contra la gente reunida en el mitin. Falso. Solamente se hicieron de ventanas y azoteas disparos al aire, y sus autores —agentes policiacos— se ocultaron y no volvieron a aparecer. La lógica más elemental indica que si quienes hicieron fuego desde los edificios hubiesen sido estudiantes o partidarios de ellos, habrían disparado contra el enemigo, contra soldados y policías).

(También informó la prensa que el general José Hernández Toledo, quien dirigió el ataque del ejército, “recibió un balazo en el pecho”, cuando pedía a los asistentes al mitin que se dispersaran, y al caer herido, fue cuando la tropa abrió fuego. Se informó que el general Hernández Toledo “sufrió una herida penetrante de tórax”; pero El Universal publicó una foto de uno de sus redactores, tomada a medianoche, en la que éste conversa con el general, que presenta magnífico semblante, con el tórax vendado. Increíble ejemplo este de vitalidad y resistencia a las balas, que desdichadamente no compartieron los que cayeron a racimos en la Plaza de las Tres Culturas).

Quienes se hallaban en las cercanías de los edificios que integran Ciudad Tlatelolco, acurrucados entre los automóviles para evitar ser alcanzados por las balas, fueron testigos de la forma en que los soldados, ya con la multitud en fuga total, actuaron con un sadismo increíble. Uno de ellos relató:

“Rechazada por todos lados, la gente intentó ponerse a salvo en el interior de los edificios; pero eran centenares los que se apiñaban en cada puerta, derribándose y pisoteándote unos a otros. En una de las escaleras del edificio del ISSSTE la gente se arremolinaba; ya casi la mayoría alcanzaba el primer tramo, cuando llegaron dos soldados con rifles automáticos, y sin compasión abrieron fuego. Todos los que se hallaban entre el piso bajo y la primera curva de la escalera quedaron allí, arracimados. La sangre bañó la baqueta y luego escurrió hasta la calle. Los soldados siguieron disparando, hasta que nadie se movió”.

Ésa era al parecer la consigna que tenían los soldados: disparar contra todo lo que se moviera. Y en esta criminal tarea eran auxiliados por agentes de la Judicial, de la Procuraduría General de la República, de la Dirección Federal de seguridad, de todas las policías, que debidamente identificados con su guante blanco cubriéndoles la mano izquierda, iban y venían, armados con pistolas y metralletas, disparando a discreción.

La maniobra de mezclar previamente a esos agentes entre la multitud, antes de iniciarse el ataque de las tropas, entraba en el plan tan minuciosamente preparado. Al comenzar la matanza, una de las primeras víctimas fue una muchacha estudiante que poco antes había hablado en el mitin. A su lado se habían colocado varios agentes, que inmediatamente después de que fueron lanzadas las bengalas y el ejército inició el ataque, se colocaron sus guantes blancos en la mano izquierda y la abatieron a balazos. Igual sucedió con otros estudiantes a los que previamente se había marcado, y no tuvieron la menor oportunidad de salvarse. (Quienes urdieron estos crímenes a sangre fría deben haber comprendido que hay figuras que se agigantan en la cárcel. En cambio, un muerto es un muerto, y todos tienden a olvidarse de él. Los casos de Demetrio Vallejo y Rubén Jaramillo son bien elocuentes).

En el lado de los asaltantes, se dijo que murió un cabo y que “muchos” soldados resultaron heridos. Aquí destaca la falta de imaginación de quienes urdieron el ataque contra el pueblo. Porque si los “agitadores” disponían de armas largas y metralletas “de fabricación rusa y checoslovaca”, según la dijeron a la prensa que dijera, ¿cómo es posible que hubiera tan pocas bajas entre la tropa? Los soldados son de carne, también les entran las balas; ¿no sería más factible que ese muerto y los “muchos” heridos hayan sido víctima de sus propios compañeros, ya que en muchos casos se disparó contra la multitud hasta desde tres puntos opuestos?

En cuanto a las armas que dizque tenían los “agitadores”, vaya este dato: en la unidad Alemán, de Coyoacán, la policía localizó a dos guatemaltecos y un mexicano, que tenían un “arsenal” integrado por un rifle automático. Cerca de Coyoacán no ha habido disturbios, y la sagacidad policiaca llegó a tanto; en cambio, en Tlatelolco, rodeado desde hace días por granaderos, vigilado celosamente por agentes secretos, extrañamente introdujeron todo un equipo bélico ruso-checo sin que nadie se enterara.

¿Cuántas personas murieron?
Haciendo gala de su increíble desprecio al pueblo de México, la prensa diaria minimizó la matanza y tomó por buenas las declaraciones del señor Fernando M. Garza, director de prensa y relaciones públicas de la Presidencia de la República, quien afirmó en conferencia con los corresponsales extranjeros y los diaristas locales, a la una de la mañana del jueves 3, que había habido en total “cerca de 20 muertos, 75 heridos y 400 detenidos”, y que el ataque del ejército “acabó con el foco de agitación que ha creado el problema”.

Sólo en la Plaza de las Tres Culturas deben haber quedado tirados más de cien cadáveres. Aparte, otros muchos quedaron grotescamente encimados en las escaleras de casi todos los edificios que rodean el lugar donde se celebraba el mitin. También en las azoteas de esos edificios hubo muertos, pues en un esfuerzo porque nadie escapara con vida, la estrategia militar previó la utilización de los helicópteros, cuyos tripulantes, luego de barrer las azoteas, dirigieron algunas ráfagas de ametralladora contra la gente que huía de la Plaza de las Tres Culturas.

A las nueve de la noche, tanto el hospital de la Cruz Roja como el Rubén Leñero, de la Verde, fueron rodeados por cordones de policías. A esa misma hora, la jefatura de estado mayor de la Secretaría de la Defensa ordenó a la Cruz Roja suspender el servicio de emergencia. Camiones y ambulancias del ejército se encargaron entonces de recoger los cadáveres regados en la Plaza de las Tres Culturas. ¿A dónde los llevaron? No se informó de que las unidades del ejército hubieran entregado cadáveres en la tercera delegación, dentro de cuya jurisdicción tuvo lugar la matanza. ¿Irían esos cuerpos a parar en alguna fosa común? ¿En algún crematorio? La verdad sobre el número de víctimas tal vez nunca llegue a saberse. A la hora de salir a la luz pública esta edición de Por qué?, seguramente muchos lectores habrán notado la “desaparición” de algún amigo o familiar. Y en centenares de hogares capitalinos seguirán aguardando, con angustia, al hermano, al hijo, al padre o a la madre o a la hermana desaparecidos, manteniendo la débil esperanza de que se hallen en alguna cárcel o en el inmenso presidio en que ha sido convertido el Campo Militar número Uno, y no en una oscura fosa ignorada, o convertido en cenizas.

Esa angustia ante los seres queridos “desaparecidos”, ya podía palparse a la hora de escribir este reportaje: millares de capitalinos recorrían las delegaciones, hospitales, los anfiteatros de las delegaciones, en lamentable y trágico peregrinar sólo alentado por la llama de la esperanza ya a punto de extinguirse.

La explicación que se dio por haber dictado la medida de suspender el servicio de emergencia de la Cruz Roja y acordonar los hospitales fue “que se trataba de evitar la presencia de intrusos en las salas de emergencia, y poder interrogar a los heridos”. Increíble diligencia ésta para interrogar a quienes, habiendo sufrido heridas causadas por armas de grueso calibre, seguramente, si se salvan, no podrán hablar en muchos días. Parece más razonable la suposición de que lo que se hizo fue desaparecer cadáveres, con el fin de presentar a la opinión pública un número “decoroso”, que contenga la indignación que embarga a todo el pueblo por este acto de tanta vileza, al que ningún mexicano bien nacido puede hallar explicación.

Porque si como dijo el director de prensa y relaciones públicas de la Presidencia de la República, Fernando M. Garza, con esta operación tan bien planeada “se acabó con el foco de agitación que ha causado el problema”, ¿qué razón, qué explicación puede haber para que los soldados dispararan contra la multitud reunida en la Plaza de las Tres Culturas?

Se dijo que todos los integrantes del Consejo Nacional de Huelga fueron detenidos. Éstos se hallaban en le tercer piso del edificio Chihuahua, y bastaba con que los numerosos agentes vestidos de civil que estaban mezclados entre la multitud se hubieran colocado en las puertas de acceso, con sus armas en la mano, durante el breve lapso de tiempo en que las tropas hubieran llegado desde sus posiciones hasta ese lugar. Nadie hubiera podido escapar. Pero no; se trataba tal vez de “hacer un escarmiento”, no sólo con los estudiantes, sino también con las madres de familia, que se estaban tornando sumamente beligerantes, y el día anterior habían gritado horrores contra el PRI y el gobierno en la Cámara de Diputados, a la hora en que el “jefe del control” ordenó que se suspendiera la sesión, ante los gritos de las mujeres que les pedían tratar en la tribuna el problema estudiantil y los excesos oficiales.

TLATELOLCO: HORRENDA MATANZA URDIDA POR MENTES ENFERMAS (parte 2)

Como si estuviéramos en guerra

Más de 300 tanques, carros de asalto, jeeps y transportes militares, y diez mil soldados, participaron en la “Operación Tlatelolco”, que seguramente depara entorchados para quienes urdieron con tanta precisión militar el ataque contra el pueblo. Había menos de cinco mil personas reunidas en la Plaza de las Tres Culturas, así que los soldados, unidos a los numerosos agentes vestidos de civil y a los centenares de granaderos que también tomaron parte activa, estaban en proporción de tres contra uno; y si tomamos en cuenta que cerca de la mitad de los asistentes al mitin eran mujeres y niños, caeremos en la cuenta de que la reunión pudo disolverse, aprehendiendo a todos los presentes, con el simple empleo de la fuerza física.

Seguramente algunos estudiantes iban armados, aunque ya hemos señalado que los disparos salidos de los edificios no fueron dirigidos contra la tropa, sino al aire. Pero incluso armados con pistolas —rodeado todo el sector desde días antes por losa granaderos y vigilados los edificios por agentes de civil, ¿quién hubiera podido llegar ahí con un rifle o una metralleta?—, resulta improbable que los estudiantes las hubieran utilizado: todos sabemos el miedo que el ejército inspira al pueblo; en cuanto aparecen los uniformes verde olivo, a todo mundo le entran ganas de correr.

Ello no fue obstáculo para que la prensa “informara”, al día siguiente, que “hasta una ametralladora de grueso calibre, de tripié, fue utilizada por los ‘agitadores’ contra las tropas”. ¿Cuántos soldados habrían muerto, si una ametralladora de grueso calibre hubiera sido dirigida contra los que avanzaban en formación cerrada? También se publicó la fotografía de un hombre que, “portando un hacha descomunal”, que en la gráfica más parecía un utensilio de cocina, “intentó agredir a las tropas”. Gesto desesperado éste, seguramente, de un ciudadano que, como otros muchos que intentaron lanzarse contra los soldados a mano limpia, hervían de indignación al presenciar la inhumana matanza.

Contra el edificio Chihuahua se hicieron pruebas del armamento del ejército. Las ametralladoras instaladas en las torretas de los tanques y vehículos blindados vomitaban fuego indiscriminadamente. Claro que ese edificio está ocupado por pacíficos vecinos, que nada tenían que ver con el mitin; y para matar a un presunto francotirador, se asesinó a mansalva a todos los que se pusieron al alcance de los proyectiles del “guardián de nuestras instituciones”.

Ah: el bizarro general José Hernández Toledo, en cuyo futuro seguramente hay entorchados y galardones, declaró muy orondo: “No empleamos las armas de alto poder”. Y es verdad: los cañones de los tanques no fueron utilizados, aunque sí hay huellas de bazucazos en el edificio Chihuahua. Tampoco intervino la Fuerza Aérea, aunque tal vez cuatro o cinco bombas lanzadas por los aviones sobre la Plaza de las Tres Culturas hubieran realizado una labor más rápida y eficaz que la de los soldados.

Una auténtica “labor de limpia”

Terminada la matanza, llegó la hora de la “labor de limpia”, ejecutada al pie de la letra por los soldados, que literalmente asaltaron todos los edificios que rodean la Plaza de las Tres Culturas. Iban en busca de “agitadores”, claro; pero arramblaron con todo lo de valor que hallaron en los departamentos; en algunos casos, lo que no pudieron llevarse lo destruyeron. En camiones militares se transportó a los detenidos; pero seguramente algunos de ellos fueron utilizados para conducir el botín. A estas horas, en muchos hogares de “humildes juanes” deben estar mirando televisión, comiendo con cubiertos de plata y utilizando mantelería fina. Los que no participaron en la “Operación Tlatelolco”, seguramente esperan que el alto mando del ejército disponga otra nueva matanza de ciudadanos, para sacar la tripa de mal año.

Los heroicos generales Crisóforo Masón Pineda y Raúl Mendiolea Cerecero, que quedaron al frente de las fuerzas de ataque una vez que el general José Hernández Toledo recibió esa “grave herida” en el pecho, “penetrante de tórax” que no obstante la permitía charlar tranquilamente tres horas después, tomaron todas las precauciones posibles con los peligrosos miembros del Comité Nacional de Huelga capturados en la gloriosa operación.

Por principio de cuentas, los desnudaron totalmente, y luego los esposaron: enseguida continuó la “labor de limpieza”, que consistió en tirar a culatazos las puertas de todos los departamentos, detener a sus moradores y permitir que los soldados cargaran con todo lo que les llenara el ojo.

Con las manos en alto, centenares de detenidos fueron alineados junto al muro sur de la iglesia de Santiago Tlatelolco, con las manos en la nuca. Si en los encuentros con los estudiantes en que participó anteriormente la tropa, los soldados respetaron a los muchachos capturados, y fueron los granaderos quienes se ensañaron golpeando a los que ya estaban más que rendidos, ahora no ocurrió así: los soldados culatearon a placer a mujeres, hombres y muchachos, y los agentes policiacos los ayudaron repartiendo pistoletazos.

Casi nadie escapó indemne, y hasta algunos periodistas recibieron culatazos, y uno de ellos un bayonetazo. También los fotógrafos recibieron lo suyo, y a varios de ellos les hicieron pedazos sus cámaras. Era el ejército, “salido de la misma entraña del pueblo”, en el apogeo de su gloria, omnipotente, haciendo todo el daño que podían en seres inermes, ninguno de los cuales intentó siquiera defrenderse, pues ello hubiera determinado su muerte inmediata.

La escritora y periodista italiana Oriana Fallaci, de la revista L’Europe, fue herida de dos balazos en el tercer piso del edificio Chihuahua. Clamaba desesperada: “Una ambulancia, por favor una ambulancia; como compañeros, una ambulancia”; pero continuó desangrándose durante cerca de una hora, pues el estado mayor de la Secretaría de la defensa, ya para esa hora, había ordenado la suspensión del servicio de emergencia de la Cruz Roja. Y encima de lesionada, en un acto que abochorna a todo mexicano bien nacido, y que de seguro traerá repercusiones negativas para nuestro país en el extranjero, la periodista italiana fue despojada de su bolso de mano. Ésta será la hora en que algún “juan” estará preguntándose qué valor tienen las liras, si es que la colega no alcanzó a hacer el cambio de su moneda.

El heroico batallón “Olimpia”

Como indicamos al principio, toda la maniobra fue minuciosamente planeada por mentes perversas, por cerebros malvados. El batallón Olimpia, integrado por elementos selectos de las Guardias Presidenciales, tuvo a su cargo la tarea de asaltar los comercios de la zona de Ciudad Tlatelolco, seguramente para atribuir los actos vandálicos a los “agitadores extremistas”. Los miembros del batallón Olimpia cargaron con lo que les pareció, y destruyeron lo demás. ¿Con qué fines siniestros se afectó así el patrimonio de modestos comerciantes, que nada tienen qué ver ni con los estudiantes ni con el gobierno? Explicable que robaran lo que les gustó; pero, ¿para que destruir el resto? Éstas son preguntas que sólo podrían contestar quienes urdieron la “Operación Tlatelolco”.

Todavía en la madrugada los millares de detenidos estaban siendo embarcados en los transportes militares. Unos periódicos hablaron de “mil detenidos”, y otros aún redujeron este número; pero si había en la Plaza de las Tres Culturas cerca de cinco mil personas a la hora de iniciarse el asalto del glorioso ejército nacional, y murieron quizá 200, y 500 resultaron heridos, los detenidos suman muchos miles, pues a los asistentes al mitin hay que agregar a los residentes de los edificios que rodean la plaza, muchos de ellos sacados de sus domicilios en paños menores y arreados, por familia completa, hacia los transportes militares. Probablemente no pasaron de cien los que alcanzaron a escapar del teatro de la agresión ilesos, y ello por verdadero milagro, pues a la hora en que se encendieron las bengalas verdes (“disparen al aire”) y luego las rojas (“ataquen, heroicos valientes soldados”), absolutamente todas las salidas de Ciudad Tlatelolco estaban cubiertas por las tropas.

La explicación del “mariscal”

“El responsable soy yo”, dijo el “mariscal” Marcelino García Barragán, secretario de la Defensa Nacional, a los periodistas citados urgentemente en su despacho. Luego agregó, tal vez para dar el toque de humor a la matanza: “la libertad seguirá imperando”.

También el “mariscal” García Barragán hizo una exhortación a los padres de familia, “para que controlen a sus hijos estudiantes, y no permitan que sean utilizados por los agitadores”. Lo que no explicó es por qué, si en verdad cree que los muchachos son “víctimas de agitadores”, no lanzó a las tropas contra esos malandrines agitadores, en lugar de ordenarles asesinar no solamente a los estudiantes, sino a madres indefensas y a niños (una circunstancia desdichada hizo que un gran porcentaje de las madres que acudieron al tráfico mitin de Ciudad Tlatelolco fueran mujeres embarazadas; imposibilitadas para correr, fueron el blanco más fácil para los soldados. Y encima, llevaban consigo a otros niños pequeños, que al verse solos se convirtieron en bandadas histéricas y sollozantes).

García Barragán, que se atribuyó toda la responsabilidad, dijo que envió al ejército, “porque se lo solicitó la policía”. Increíble versión ésta, pues resulta inconcebible que el secretario de la Defensa Nacional ignore, que, en tiempos de paz aunque él y sus soldados crean que estamos en guerra, del ejército sólo puede disponer el presidente de la República, y no cualquier polizonte.

Pero el pueblo ya ha sacado sus propias conclusiones: él sabe quién es culpable de esta horrenda y estúpida matanza, sin duda la mayor ocurrida en la ciudad de México en tiempos de paz. El gobierno ha dado un paso irreversible, y ahora, seguramente, ya no podrá hallarse una fórmula que liquide totalmente el conflicto estudiantil, fútil y banal al principio, y que fue creciendo debido a la ineptitud o la soberbia de quienes pudieron resolverlo a tiempo, hasta llegar a convertirse en tormento y preocupación de millones de mexicanos, y que incluso repercutirá negativamente en el extranjero.

(Muchos periodistas extranjeros, que vinieron a México con motivo de los Juegos Olímpicos, se hallaban en la Plaza de las Tres Culturas a la hora en que los soldados atacaron. Aparte de las heridas sufridas por la escritora Oriana Fallaci, a la hora de escribir estas notas seguían “perdidos” dos periodistas alemanes y dos japoneses).

Que la historia los juzgue

Y ya que hablamos de periodistas, resulta increíble la venalidad, la corrupción inmunda en que vive la llamada “gran prensa”. Bien que los diarios oculten los robos al erario, la camada de millonarios que produce cada sexenio, los atracos de los caciques y la falsificación democrática en que vive México; pero a la hora en que ocurre una agresión tan cobarde como la de Ciudad Tlatelolco, que enlutó a tantos hogares, informar con verdad, e intentar siquiera una tibia defensa de las víctimas, si es que los compromisos económicos no permiten más, resulta deber insoslayable.

Hace mucho tiempo que la prensa, en México, desertó al cumplimiento de su misión; pero en un caso como éste, se imponía abandonar la postura de rodillas y ponerse del lado de los injusta y cobardemente ametrallados.

Indignaba leer el jueves 3 los grandes diarios capitalinos: deformación y mentiras en su “información”, al grado de que los redactores del diario encadenado más servil y abyecto casi intentaron un motín, que quedó conjurado cuando recordaron que su órgano más sensible es el estómago.

¿Y las páginas editoriales, los comentarios de fondo? Frente al drama de millares de hogares capitalinos donde se lamenta la ausencia de los seres queridos muertos o desaparecidos, los sesudos comentaristas hablaban del dólar, de la última encíclica del papa, de las elecciones en los Estados Unidos, de Vietnam, del nombramiento de nuevos jueces, de los poetas clásicos y mil estupideces.

A los responsables de la matanza de Ciudad Tlatelolco los juzgará la Historia; de su juicio no escaparán quienes han hecho de la soberbia y la fuerza normas de gobierno; pero la prensa mercenaria, que a cambio de prebendas económicas ha vuelto la espalda al pueblo, tampoco escapará al juicio histórico. Y no nos referimos a caballerangos convertidos en periodistas encadenados, que ésos ya están juzgados y condenados desde ahora, sino a los que se llaman capitanes de la prensa, los que creen lucir títulos de profesionales de la pluma y están manchándose con el estigma de esta conspiración de silencio en torno a un crimen de lesa patria.

Lo dijo el maestro de periodistas:

“No es periodista el que trabaja en un periódico o es propietario de él. Periodista es el que busca la verdad y la publica, aun a costa de su honor, de su fortuna o de su vida”.

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Por qué?, con este reportaje objetivo sobre lo ocurrido el miércoles 2 de octubre de 1968 en Ciudad Tlatelolco, cree cumplir, en la medida de su modestia, con una labor que debía ser de todos los que en México se llaman periodistas.

Movimientos sociales en Mexico!

La Guerrilla en Mexico, la impunidad y otros avatares-Parte dos!