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Tuesday, July 26, 2011

México y China
Marco Rascón


Territorialmente, en población y muchas cosas más, México y China no son comparables. Sin embargo, la globalización nos conecta con China y el mundo, pero sobre todo, con nuestro propio futuro. En el antropoceno (concepto creado por el Nobel de Química Paul Cruzen para determinar la influencia del comportamiento humano sobre la Tierra) México y China tienen en común ser naciones milenarias y, por tanto, sus edades y sus perspectivas pueden medirse bajo este concepto que se inicia a partir de la Revolución Industrial.

La diferencia de ambas naciones se encuentra en dos aspectos: la forma de relacionarse con sus vecinos y el mundo; y la otra, la perspectiva de ver sus problemas. Mientras en China el debate sobre nación, economía, migraciones y producción se piensa hasta 2055, en que su población y recursos llegarán a un punto límite, en México la clase política y gobernante sólo ve hasta 2012, es decir, a menos de un año.

En lo que sería el "sistema asiático" de Estados Unidos para mirar todo el continente, China busca una relación armónica (da tong) en su desarrollo y con sus vecinos, muchos de ellos enemigos ancestrales y, al safarse de la lógica maniquea estadunidense de "lucha contra el terrorismo", sus retos fundamentales están en acrecentar el bienestar e ingresos de su población tanto rural como urbana. Estado, gobierno, valor del trabajo, salarios, migración, todo está a debate en China, con la premisa de que viven en la imperfección.

No tiene sentido comparar números, pues nos asombraríamos y coincidiríamos en que el futuro de China no sólo es para China, sino para todo el mundo. Hoy, simplemente con 6 por ciento de la tierra cultivable del mundo, China produce 22 por ciento de los alimentos del planeta. Existe una realidad de dos clases obreras, la "socialista" y la que hoy trabaja en la fábrica global con derechos diferentes. El problema se reconoce y la tarea de China es acotar la brecha entre unos y otros, elevando los ingresos y los derechos. Para resolver cientos de problemas, en el campo pasaron del colectivismo forzoso de la era de Mao, a la liberalización de la tenencia de tierra, producción y comercio que elevó los ingresos de los campesinos, pero que afectó la vida comunitaria. Hoy los ejemplos de una nueva colectivización del campo están en curso, abatiendo costos y elevando ingresos y servicios de educación, salud, etcétera.

En Occidente existe, sin embargo, una manera provinciana de ver a China como amenaza. En México, para ocultar nuestro desastre presente y futuro, recelamos y nos llenamos de prejuicios contra el mundo. Recelamos de Brasil y su política petrolera; de Venezuela y sus cambios constitucionales; de Colombia viéndolos sólo como narcotraficantes; de Cuba por su independencia y el ejercicio de su soberanía y, por supuesto, de China. Nos asumimos como parte del sistema creado por Washington y, cobijados por las barras y las estrellas, queremos dictarles desastres a todos, para ocultar el nuestro, pragmático e inmediatista.

Nos hemos refugiado en lo obsoleto de las estructuras políticas que promueven el rearme, la confrontación o guerras internas-externas para buscar ahí la estabilidad y la expansión económica.

Los ingresos de la población y la distribución del producto nacional se basan en el congelamiento de salarios, aumento de precios y la paralización mediante el terror. Por ejemplo, a causa de Rápido y furioso, armas cayeron en manos del crimen organizado, que a su vez paró la migración en el principal punto de cruce en Nuevo Laredo, Tamaulipas, asesinando en masa a inmigrantes en territorio mexicano. Es decir, Los Zetas son una extensión de la política migratoria estadunidense y mexicana, que logró, según datos recientes de la Universidad de Princeton, "desplomar" en los dos últimos años la migración por México.

El Banco Mundial ha dicho que esto se debe a un aumento de los ingresos en México, cuando, por el contrario, existe una baja en el poder adquisitivo de los salarios.

Mientras nosotros vemos nuestros "proyectos de nación" sólo dependiendo de los resultados electorales en un sistema enfermo, cerrado y excluyente, China en su conjunto, desde el Estado y la sociedad, tiene una visión profundamente autocrítica de sí misma y actúa contra la corrupción de los funcionarios, empresas locales y extranjeras, y va incorporando al desarrollo a miles por año, con objetivos concretos.

Aquí la única producción son héroes, y mientras China busca con su desarrollo la independencia, nosotros la fincamos en el entreguismo y la generación de odios.

China, con problemas infinitamente superiores, busca y encuentra soluciones teniendo a su sociedad como reto educativo, alimentario, de justicia y salud. Nosotros estamos ciegos, partiendo de que todos somos corruptos y defraudadores.

Fuentes: La actualidad de China, Rafael Poch-de-Feliu. "Reporte de investigación No. 86" del Centro de Análisis Multidisciplinario CAM adherentes a la Sexta del EZLN. "La caída del poder adquisitivo del salario en México", Eduardo Gómez Gómez.

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La marcha que sorprendió a París

Anne Marie Mergier
Fuente: Revista Proceso

PARÍS.- Al cuarto para las cinco de la tarde sólo las austeras protestas de los miembros de la secta china Falun Gong, reprimida por Beijing, llamaban la atención de los turistas que paseaban por la explanada de Trocadero el domingo 8.

Pero empezaron a llegar los mexicanos... y todo cambió.

Fueron apareciendo solos o en grupos, con rollos de mecate, bolsas de plástico llenas de pinzas para ropa y cajas de cartón repletas de sobres. Como por arte de magia, en menos de media hora surgió y creció un inmenso tendedero: sostenido por decenas y decenas de manos, el mecate empezó a serpentear por toda la explanada. Otras manos colgaron del tendedero los sobres con pinzas multicolores.

En todos los sobres el destinatario era el mismo: "Felipe de Jesús Calderón Hinojosa. Presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. Residencia oficial de Los Pinos, casa Miguel Alemán. Col. San Miguel Chapultepec. CP 11850. Distrito Federal, Chapultepec. MÉXICO".

En cada sobre, en el lugar reservado al remitente, un nombre distinto: el de alguna de las víctimas de los 3 mil 200 hechos violentos que enlutaron México en 2010 y en los primeros meses de 2011.

Dentro de los sobres, nada. El vacío.

"Cada víctima de la violencia, sin importar el bando al que pertenezca, representa un faltante para la sociedad", explican, en la página web treintaycincomil.wordpress.com/2011/04/19/accion-sobre-vacio, los organizadores de esta improvisación poética de los mexicanos radicados en Francia y deseosos de unirse, así sea simbólicamente, al movimiento de protesta iniciado por Javier Sicilia con la marcha que llegó al Zócalo el domingo 8 proveniente de Cuernavaca.

Mientras se alargaba el tendedero y se iban colgando más sobres, jóvenes mexicanos hacían carteles y pancartas en francés y español, con cifras y lemas, para explicar las razones de ese acto.

Se acercaron turistas y parisienses. Brotaron preguntas en distintos idiomas. Una estudiante leyó un texto en un no muy buen francés, pero con fuerte convicción.

"Los ciudadanos mexicanos aquí reunidos saludamos desde París las movilizaciones a favor de la paz que se dan en México y en otras partes del mundo. Miles de sobres vacíos, como los que están aquí, están siendo enviados desde 57 ciudades mexicanas y desde otras más en distintos países. En esa Plaza de los Derechos Humanos queremos recordar que además de los centenares de muertos cuyos nombres aparecen en los sobres que estamos colgando en la explanada hay 39 mil más… ¡Nosotros también estamos hasta la madre!"

No hubo gritos ni aplausos. Sólo un largo silencio emocionado compartido por mexicanos y paseantes. Luego empezó a sonar la música jarocha de Cascabel Son Factory, un grupo de mexicanos que vive en Francia y cuya cantante, Lucía Benavides, levantó el ánimo de la asistencia.

A las siete de la noche Cascabel seguía tocando, ya se habían colgado 958 cartas y el tendedero no se podía alargar más por falta de mecate. Los 120 mexicanos reunidos en Trocadero no se querían separar. Decidieron ir juntos a la Oficina Central de Correos de París, en la calle de Louvre, abierta las 24 horas los siete días de la semana.

Se cortó el mecate, los trozos de mecate con las cartas colgando se repartieron entre todos y encabezó la marcha Cascabel, cuyo entusiasmo crecía en la medida en que pasaban las horas. Empezó la caminata.



Caminata parisiense

Se recorrió la elegante avenida Kleber, se llegó al Arco del Triunfo, se empezó a bajar por los Campos Elíseos, avenida atascada de turistas y paseantes parisienses.

El heterogéneo grupo con sus enigmáticas pancartas de "NO + sangre" con manchas rojas, sus carteles lúgubres llenos de cruces negras, su bandera mexicana y su son jarocho causó fuerte impacto. Sentados en las terrazas de los cafés o paseándose por la mítica avenida, todos miraban, interrogaban incrédulos: "¿40 mil muertos? ¿En México? ¿Las mafias? ¿Un gobierno mafioso?".

Cada vez que la corresponsal intentaba saber si se había pedido permiso a la policía para marchar se topaba con respuestas evasivas.

A las ocho de la noche, en pleno recorrido de los Campos Elíseos, a la altura del Palacio homónimo, sede de la Presidencia de la Republica, varias patrullas de los Cuerpos Republicanos de Seguridad (CRS) cercaron el cortejo.

También llegaron a toda prisa otros policías, muy elegantes y nerviosos. Eran los encargados de la seguridad presidencial. Unos y otros intercambiaban tensos mensajes por sus walkie talkies con jefes aparentemente furiosos. Nadie entendía cómo 120 personas habían logrado desfilar durante una hora sin haber llamado la atención de las fuerzas del orden supuestamente en alerta máxima desde la ejecución de Osama Bin Laden.

El escritor Jorge Harmodio, improvisado vocero del acto de "terrorismo poético" en Trocadero el pasado 6 de abril (Proceso 1800), asumió otra vez ese papel.

Comenzaron entonces largas negociaciones. Un oficial de alto rango explicó que desfilar por las calles sin permiso de las autoridades es un delito grave. En su florido francés, Harmodio presentó la marcha como un happening cultural de homenaje a los 40 mil muertos mexicanos de los últimos cinco años.

Unos 40 manifestantes se esfumaron discretamente mientras que los 80 restantes se sentaron en la banqueta cantando con Cascabel Son Factory para subrayar el carácter cultural del acto.

"Hay tres posibilidades –expuso, didáctico, un CRS a la reportera–: los llevamos a todos a la prefectura de policía para verificar su identidad y saldrán libres más o menos a la una de la mañana. Les pedimos a todos que guarden sus cartitas y regresen pronto a sus casas. Y la tercera, la menos probable, es que se les dé permiso de llevar sus sobres a la oficina central."

Por increíble que parezca, a las ocho y media de la noche, mientras algunos de los manifestantes empezaban a zapatear como jarochos de pura cepa, se autorizó la marcha. Más asombroso aún, dos motociclistas de la policía la escoltaron. No se opusieron a que se siguiera tocando música. Uno de ellos hasta confesó que le gustaba…

Se caminó hasta la Plaza de la Concordia. Luego los escoltas pararon el tráfico para que la marcha pudiera llegar hasta las riberas del Sena. Después de una hora más se llegó por fin a la Oficina Central de Correos.

Ahí dos empleados de seguridad aparecieron en la puerta, estupefactos. Advirtieron que era imposible que entraran todos con las cartas.

Espontáneamente, los "activistas poéticos" ritualizaron el final de su marcha. Colocaron artísticamente todas las cartas en los escalones del edificio, las adornaron con flores de papel y cartelitos. Uno de ellos pidió cinco minutos de silencio. Luego Cascabel Son Factory tocó una melodía suave mientras los manifestantes formaban fila, cada cual con una pilita de cartas. Uno por uno se acercaban al buzón y echaban los sobres vacíos dirigidos a Felipe Calderón.

Luego se marcharon en la noche con los celulares en la mano, recibiendo y enviando mensajes de texto y twitteando con México.

"Fue una especie de wikimarcha", dice Jorge Harmodio, doctor en informática lingüística por La Sorbona, entrevistado por este semanario días después de la marcha. "Lanzamos la idea en la página accion.sobre.vacio y muy pronto la gente se apoderó de la iniciativa y aportó sus propias ideas.

"Teníamos planeado llevar los sobres al correo. Pero nunca pensamos que más de 100 personas iban a lanzarse junto con nosotros. Los músicos aparecieron porque alguien les avisó por Twitter.

"Todo se armó a partir de nuestro deseo y de nuestra necesidad de compartir desde lejos la lucha de la sociedad civil mexicana de la que somos parte. Para eso usamos las nuevas tecnologías de comunicación, pero también las muy 'clásicas', como sobres con timbres postales que se llevan a la oficina de correos."

Precisa: "A lo largo de toda la semana que precedió al acto nuestra página accion.sobre.vacio fue blanco de múltiples ataques cibernéticos, un tanto burdos, debo decir, pero que nos hicieron perder bastante tiempo. Nos toca ahora elaborar nuevos sistemas de protección para las próximas acciones que llevaremos a cabo el 10 de junio, cuando celebraremos la firma del pacto ciudadano en Ciudad Juárez".

Y concluye: "Nos llamó la atención el hecho de que no hubo ataques durante los fines de semana y que los que se dieron se llevaron a cabo durante las horas de trabajo de la administración mexicana… El lunes 9 recibimos mensajes con insultos realmente obscenos. Muchos decían que los muertos merecían su destino".

Proceso

16/05/2011

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