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Monday, February 18, 2008

El gobierno nunca va a derrotar al narco, debe negociar, señala Ravelo

"El gobierno del DDF, analiza despues del estalllido como linea de investigacion las relaciones entre narco y guerrilla"
Nota publicada por Blanca Estela Botello, en el Diario La Cronica
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La violencia en México va a continuar, porque ningún gobierno del mundo, en ninguna época, ha podido derrotar a las mafias, advierte Ricardo Ravelo.


El periodista, especialista en temas de seguridad y narcotráfico, señala que es necesario negociar con los cárteles para pacificar el país y subraya que el uso del Ejército en la lucha contra el narcotráfico no solucionará el problema, además de que “es anticonstitucional”.

“Si el gobierno no pacifica este país y no se apura en esta tarea, vamos a terminar imbuidos en una crisis de narcoterrorismo“, alerta el escritor, quien expresa que el Gobierno ya percibe que la guerra sube de intensidad, pues en la PGR acaban de dotar con autos blindados y aumentaron las escoltas de los funcionarios responsables del combate al crimen organizado.

Y en Los Pinos, agrega, cambiaron prácticamente todo el sistema de telefonía para controlar más las llamadas, “y no se descarta, como pasó en Europa ante los embates de ETA, que algunas instituciones mexicanas empiecen a blindar sus instalaciones contra posibles actos terroristas instrumentados por el narcotráfico“.
En entrevista con Crónica, Ravelo propone que para aminorar el impacto del narcotráfico se legalicen algunos tipos de droga, tema que es necesario poner en la mesa de discusión y análisis.

CAMBIA NARCO DINÁMICA. El investigador asegura que el narcotráfico ha estado presente en todas la épocas y gobiernos, ya sean priistas, panistas o perredistas, pero su forma de operar ha variado.

En breve recuento, Ravelo asevera que cuando el PRI perdió el poder también se perdieron los controles “y los diques de contención del narcotráfico se rompieron“. La nueva generación de políticos —continúa—, muchos de ellos improvisados, asume la tarea de dirigir el destino de la nación, en tanto que el narcotráfico prácticamente ya había evolucionado.

El 19 de enero de 2001, recuerda, se evidenció la falta de control con la fuga de Joaquín el Chapo Guzmán. Y es entonces cuando el narco entró en una dinámica diferente: de operar en regiones bien delimitadas, donde sólo había dos organizaciones fuertes, los cárteles del Golfo y del Pacífico se extienden por todo el país y se fortalecen cinco organizaciones más, comenzando entre ellos la guerra por el control de territorios.

Hoy el control lo tienen siete cárteles: el de Tijuana, de los hermanos Amezcua, de los hermanos Valencia, del Golfo, de Sinaloa, de la familia Díaz Parada y el de Juárez, quienes operan como empresas, “como grandes corporativos que tienen que asociarse con unos y con otros, y esta dinámica complica la lucha contra ellos“.
En el sexenio pasado, dice Ravelo, se asentó un problema gravísimo: la cada vez más evidente vinculación de la policía con los narcotraficantes. Y también creció el narcomenudeo.

“Ya no son sólo las grandes exportaciones de cocaína, sino que toda esta estructura de narcotienditas, que cada vez es mayor, que se multiplica como una plaga, necesita protección. Entonces las policías ya no van a proteger a un grupo equis en determinada zona, sino que se tienen que dividir para brindar protección célula por célula, y entonces vienen las confrontaciones al interior de las policías por el negocio de la protección“. De ahí en parte las matanzas de integrantes de los cuerpos policiacos.

Otra razón de que la violencia sea prácticamente un estallido cotidiano —apunta el autor Los narcoabogados y Herencia maldita— es que los policías sirven a distintos cárteles “y cuando llega un nuevo jefe policiaco, comprometido con un grupo contrario, lo eliminan“.

Aunque reconoce que “hay policías asesinados por cumplir con su trabajo. No todo está contaminado, hay gente que está realmente comprometida con su chamba“.
Al conocer el presidente Felipe Calderón la colusión de policías con el crimen organizado —prosigue el periodista— decide que no todas las policías son confiables para combatir el narco “y considera que no hay otra opción más que echar mano del Ejército, el cual no solamente lucha contra los cárteles, sino contra un cerco protector que es la policía al servicio del narcotráfico, y que tal parece otro cártel“.

Pero Ravelo resalta que en ninguna parte del mundo se ha podido derrotar a las mafias por la vía de la represión, pues el uso del Ejército y de la fuerza ha tenido un fracaso de más de 40 años en Europa y América Latina.

Destaca que el conflicto va más allá de combatir a los narcotraficantes, “el problema es que la mafia está enquistada en el poder; en el caso de México la lucha contra el narco nada más se está llevando afuera, pero los malos están afuera y adentro“, dice al hacer referencia a una frase de su más reciente libro, Crónicas de sangre: “el poder presidencial no mira hacia la verdadera mafia que ocupa espacios de poder en las oficinas públicas y otras instancias donde se toman las decisiones trascendentes”.

El periodista señala que hoy el narco es el que opera y domina zonas del país donde el Estado perdió potestad; municipios son gobernados por el narco y hay regidores, síndicos y policías al servicio de él.

Lo más peligroso, remarca, es que las bandas delictivas tienen ahora un mayor interés en la política.

“Yo no dudo que ya algunas campañas presidenciales hayan sido financiadas por el narco, y diputados y senadores, y que incluso el narco ya legisla. En la política no gana el que tiene más ideas o propuestas, sino el que tiene más dinero, y le han abierto la puerta al narco de una manera brutal.

“El dinero del narco está fluyendo en campañas, y no hay siglas; a ellos (los narcotraficantes) no les interesa si es PRD, PAN, PRI; ellos lo que quieren es negociar con el grupo que les garantice impunidad. Esto ha ocurrido en Michoacán, donde hay muchos municipios que son perredistas, relacionados con el narco.
NEGOCIAR. Aunque el gobierno ha logrado asestar algunos golpes importantes, como el decomiso de los 205 millones de dólares de Zhenli Ye Gon; el decomiso más cuantioso de cargamento de cocaína en Michoacán; la detención de la Reina del Pacífico, Sandra Ávila Beltrán; la aprehensión de Alfredo Beltrán Leyva; la captura de Zetas y la incautación de un arsenal en Tamaulipas, “esto no es suficiente, porque esos golpes sólo le sirven al gobierno para justificar una batalla que a todas luces no va ganando“.

México se ha convertido, afirma Ravelo, en el dueño del negocio de la droga, ya no es Colombia, el cual sigue siendo el gran proveedor, al igual que Perú y Venezuela. Y todo el cargamento entra al país por distintas vías: puertos, aeropuertos, carreteras, pero es el aeropuerto internacional de la ciudad de México el gran receptor.

Manifiesta que para calmar la violencia el gobierno debe negociar con los cárteles, “sentarse a establecer reglas, como ocurría antes. Siempre ha sido así, no hay de otra“.

“Yo creo que todavía estamos en una etapa en la que no se puede visualizar en qué va a terminar todo esto. Es muy prematuro porque el gobierno empezó a pegar por todos lados. Primero se veía un marcado interés por el Golfo, con muchas detenciones de Zetas, y ahora, ante la crítica de que estaba tratando de proteger a los de Sinaloa, detiene a Beltrán Leyva y a la Reina del Pacífico. Hay que ver el comportamiento en los próximos meses. Lo cierto es que a poco más de un año de gobierno están más golpeados el Cártel de Tijuana y el del Golfo que el de Sinaloa."

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