De cuna política en la izquierda y adverso a AMLO
Andrés Becerril
Hace 30 años, cuando Leonardo Antonio Valdés Zurita tenía 24, era uno de los jóvenes más cercanos a Heberto Castillo Martínez, ya desde entonces uno de los líderes de izquierda más emblemáticos que ha tenido México.
La cercanía que llegó a tener Valdés Zurita con el ingeniero Castillo fue tan grande que el hoy nuevo consejero presidente del IFE no sólo se emparentó con él, al casarse con su hija Laura Itzel, sino que gente cercana a Valdés lo define como un “hombre de izquierda, hecho y derecho con el pulso de diálogo que caracterizó al ingeniero Castillo”.
En 1988, cuando el actual titular del Instituto Federal Electoral tenía 34 años, iba a ser encargado de cuidar la espalda de su suegro en el proceso electoral por la Presidencia de la República, al ser representante del Partido Mexicano Socialista (PMS) ante la Comisión Federal Electoral. Sin embargo, un mes antes de las elecciones, Castillo declinó en favor de Cuauhtémoc Cárdenas y todos pasaron a formar parte del Frente Democrático Nacional, embrión del PRD.
El propio Valdés Zurita reconoció, después de su elección como nueva cabeza del IFE, que él fue el Plan B del PRD en la negociación para la conformación de la nueva autoridad electoral, si no pasaba Genaro Góngora Pimentel.
A mediados de los 70, Leonado Valdés estuvo al lado de Castillo en la fundación del Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), y en 1987 del PMS. Con el ingeniero Castillo, según dice Luis Fernando Ramírez, el nuevo titular del IFE escribió varios ensayos sobre política social. Y comenta que a pesar de la desvinculación sentimental entre Valdés y Laura Itzel, el consejero presidente siempre se mantuvo cerca de don Heberto.
En 1999, dos años después del fallecimiento de Castillo Martínez (5 de abril de 1997), Valdés, entonces presidente de la Comisión de Organización Electoral del Instituto Electoral del Distrito Federal, fue uno de los que se opuso a otorgarle el registro a Andrés Manuel López Obrador como candidato del PRD a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México.
Su argumento era que el tabasqueño no cumplía con el tiempo de residencia en la capital del país. Un acuerdo político del PRI le abrió las puertas de la competencia a López Obrador, que en 2006, con aquel impulso, participó en la contienda presidencial.
Ayer, el ex jefe de gobierno y candidato presidencial derrotado mostró su desacuerdo con la nominación de Valdés y de los otros dos consejeros, Benito Nacif y Marco Antonio Baños.
“No confío ni en los que estaban ni en los que han nombrado”, dijo en Yacapixtla López Obrador, y agregó que los consejeros, los anteriores y los actuales, “son la misma gente dependiendo del PRI y del PAN”.
Valdés Zurita dejará el cargo hasta octubre de 2013, es decir, un año después de las próximas elecciones presidenciales, en donde se puede volver a topar con López Obrador, que por cierto tuvo como secretaria de Vivenda a Laura Itzel Castillo y bautizó su primera obra sobre el periférico como distribuidor vial Heberto Castillo.
En el ensayo que Valdés presentó en noviembre, como parte de su pasarela ente los diputados que el jueves lo nombraron consejero presidente, este doctor en ciencias sociales por el Colegio de México señala que para quienes participaron en el proceso electivo del fortalecimiento del IFE, “…debe quedar claro que (ese proceso) forma parte del ajuste institucional necesario para volver a sincronizar el marco normativo de nuestro sistema electoral con la creciente competitividad en los comicios, que ha producido la implantación del pluralismo político en nuestra sociedad. No hacerlo podría poner en riesgo la estabilidad de nuestra convivencia social, y eso, ninguno de los participantes en este proceso, estoy seguro, lo deseamos”.
En su currículo oficial sólo se hace alusión a su trayectoria profesional a partir de 1993, cuando fue miembro del Sistema Nacional de Investigadores, y se señala que sus líneas de investigación han sido los sistemas electorales, los partidos políticos y sistemas de partidos.
Se omite, sin embargo, su pasado militante en los partidos Mexicano de los Trabajadores, Mexicano Socialista y en el Frente Democrático Nacional, y sobre todo la cercanía con el hombre que hoy lo catapulta como un consejero hecho y derecho de izquierda: su suegro, el abuelo de sus hijos, ingeniero Heberto Castillo.
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