En Las Milpas votarán por “la Hilaria” |
Wilbert Torre Lea el Diario El Universal Hidalgo, Texas |
Es una colonia pobre en el estado de Texas, donde la mayoría se declara partidaria de la ex primera dama |
A los habitantes de Las Milpas no les quita el hambre el pleito de familia de Hillary Clinton y Barack Obama. Lo dice María Lira, mordiendo una costilla de puerco. Vivir en Estados Unidos no es siempre un pasaporte al paraíso y eso les consta a los vecinos de esta colonia situada unos kilómetros al norte de Tamaulipas, que por décadas vivieron en el rincón más pobre de la Unión Americana. Las Milpas podría ser cualquier pueblo extraviado de México abandonado por Dios, la política y el gobierno. Ahora está rodeado de esas carreteras urbanas llamadas freeways, pero hasta finales de los años ochenta los coches sucumbían entre calles de tierra y sus habitantes no bebían agua de la llave porque no era potable. En temporada de lluvias las aguas negras lo inundaban todo y en esos años se construyeron las primeras escuelas y los departamentos de policías y bomberos. Las cosas han cambiado pero aún así este pueblo texano está muy lejos de pertenecer al club de los condados estadounidenses donde se levantan suburbios con céspedes color menta y perros que son visitados por el veterinario. “No tenemos ni un Walmart”, suspira María Elena Díaz, de 65 años y guarda en una vieja bolsa roja la papeleta para votar en la elección demócrata. “A paso de hormiga vamos abandonando la pobreza”. El McDonalds más cercano está a 3 kilómetros de distancia y en la orilla de las casas despintadas es normal ver mujeres con niños en brazos vendiendo ropa y platos usados a dólar. Las Milpas podrían ser un ejemplo de cómo se han dividido en varias capas los simpatizantes del Partido Demócrata. Con Barack Obama suelen estar los jóvenes universitarios, los profesionistas, los ejecutivos y otros para quienes la vida avanza sobre una autopista. Los más idealistas del país, los que repletan mítines amenizados con música pop y levantan pancartas que dicen que las cosas pueden cambiar casi con solo desearlo. Quienes se unen a la candidatura de Hillary Clinton arañan los últimos peldaños de esa escalera que conduce al sueño americano y a la necesidad casi obsesiva por triunfar y ser alguien en este país: las familias pobres, los jóvenes que abandonaron la universidad o nunca la comenzaron, los trabajadores, los habitantes de las zonas rurales y muchos adultos mayores de 50 años que no están como para unirse a una aventura a esas alturas de la vida. Una tarde de finales de febrero una veintena de habitantes de Las milpas estaban reunidos debajo de una carpa blanca instalada para recibir los votos en la elección demócrata. Los hombres asaban carne y las mujeres se encargaban de organizar las papeletas de votación. La mayoría eran viejos, salvo un joven de bigote hijo de María Lira, la mujer que mordía una costilla de puerco, una bisnieta de mexicanos que nació en Brownsville hace 58 años. “Hillary Clinton conoce nuestros problemas porque fue la primera dama muchos años y además detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer”, dice Lira. “Aquí no hay obamistas, ¿verdad?”. Todos se miran entre sí. “Aquí hay puros clintonianos”, advierte un viejo de pelo entrecano y unos bigotes tupidos de aguacero. “¿Quiénes van a votar por la Hilaria?”, pregunta con una voz ronca y las manos de todos se levantan al cielo texano. Inés Acosta, que también nació en Estados Unidos, cuenta que los hispanos del condado de Cameron, donde están Las Milpas, recuerdan con cariño al presidente Bill Clinton porque autorizó un doble reembolso de impuestos que ayudaron a los más pobres. Los vecinos de Las Milpas están orgullosos de que la política estadounidense por fin los tome en cuenta y que los demócratas y republicanos se peleen por obtener sus votos. “Antes nadie nos tomaba en cuenta porque no reuníamos ni 800 votos”, dice Daniel Lira. ¿Y ahora cuántos votos juntan? “Llegamos hasta los mil 200 votos”, dice María Lira. Y como están las cosas en el Partido Demócrata, hasta los votos de Las Milpas cuentan. |
Friday, February 29, 2008
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