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Wednesday, April 08, 2009

Algo esta cambiando en USA, Obama despide al jefe de ejecutivos en la GM, que opina usted?

Nosotros, el pueblo, al Rey del Mundo: Estás despedido
Michael Moore


Nunca había pasado algo parecido. El presidente de Estados Unidos, el representante electo del pueblo, le acaba de decir a quien encabeza General Motors –la compañía que lleva más años que nadie más como número uno en la lista de Fortune 500–: ¡Estás despedido!


Simplemente no lo puedo creer. Esta asombrosa acción, sin precedentes, me dejó sin habla durante los pasados dos días. Me la paso diciendo: ¿De verdad Obama despidió al ejecutivo en jefe de General Motors? ¿La más rica y poderosa empresa del siglo XX? ¿Puede hacer eso? ¿De verdad? ¡Órale! ¡¿Qué más puede hacer?!

Esta osada acción hizo que los jefes del Estados Unidos empresarial se quedaran atontados y vomitando sopa de chícharo. Obama refrendó: el gobierno de, por y para el pueblo está a cargo, no los grandes negocios. John McCain lo captó. En el pleno del senado preguntó, ¿Qué le dice este mensaje a otras empresas e instituciones financieras respecto a si el gobierno federal también los despedirá? El senador Bob Corker dijo que debía darle un calambre a todos los estadunidenses que creen en la libre empresa. La bolsa de valores se desplomó mientras los amos del universo se preguntaban ¿seré el próximo? Y susurraban entre sí, ¿qué vamos a hacer con este Obama?

No mucho, cuates. Tiene la enorme voluntad del pueblo estadunidense detrás de él, y le dimos permiso para que haga lo que le parezca necesario. Si les gustó el tiro perfecto a la canasta de esta semana, permanezcan sintonizados.

Les escribo esta carta en homenaje a los cientos de miles de trabajadores que en los pasados 25 años, y más, fueron echados a la basura por General Motors. Muchos vieron cómo sus vidas fueron arruinadas para siempre. Se refugiaron en el alcohol o las drogas, sus matrimonios se vinieron abajo, algunos se suicidaron. La mayoría siguió con su vida, se mudó, se apartó, cambió de ciudad. Terminaron trabajando en dos empleos por la mitad de lo que recibían en General Motors. Y maldijeron al jefe ejecutivo de GM por destruir sus vidas.

Ninguno pensó que un día sería testigo de que el jefe ejecutivo recibiera el mismo trato. Claro que el jefe ejecutivo Wagoner no tendrá que solicitar asistencia alimentaria o ser desalojado de su hogar o decirle a sus hijos que deberán ir a la universidad municipal, y no a la universidad. En vez, recibirá un paracaídas dorado de 23 millones de dólares. Pero el papel en su mano sigue siendo rosa [el color de las notificaciones de despidos. N de la T], como los cientos de miles que otros recibieron; sólo que el suyo fue emitido por todos nosotros, vía Obamaman. Ahí está la puerta, amigo. Nos vemos. No quiero ser tú.

Comencé mi día, hoy [primero de abril], en Washington DC. Fui al Senado estadunidense y me metí a la audiencia de su Comité de Finanzas, acerca del rescate de Wall Street. Los legisladores querían saber cómo los bancos se gastaron el dinero. Y muchos de los bancos no les dicen. Tomaron billones de dólares y nadie sabe a dónde se fue ese dinero. Definitivamente no se destinó a crear empleos, aliviar a quienes tienen hipotecas o facilitar préstamos que la gente necesita. Fue tan impactante escuchar esto, que me tuve que ir antes de que terminara. Pero me dio una idea para la película que estoy filmando.

Más tarde, fui a los Archivos Nacionales e hice fila para ver la copia original de nuestra Constitución. Pensé en que este mes se cumplen 20 años de que estaba aquí cerquita terminando mi primera película [se refiere a Roger y yo. N de la T], una súplica personal para alertar a la nación acerca de GM y la mortífera economía que gobernaba. Ese día de marzo, en 1989, estaba en la ruina, había cobrado el último de mis cheques de desempleo, contaba con el apoyo de mis amigos (Bob y Siri me invitaban a cenar y siempre agarraban la cuenta, el asistente del gerente en un cine me metía a la sala para que pudiera ver una película de vez en cuando, Laurie y Jack me compraron una vieja máquina (para editar) Steenbeck, John Richard me pasaba un boleto de avión sin usar para que pudiera regresar a casa para Navidad, Rod hacía cualquier cosa por mí y manejaba a Flint en cualquier momento en que necesitara algo para la película). Mi difunta madre (si todavía estuviera con nosotros, mañana cumpliría 88 años) y mi padre, obrero automotriz para la GM, me dijeron, en la cocina, que querían ayudar y me entregaron un cheque por la asombrosa cantidad de mil dólares. Ni siquiera sabía que tenían mil dólares. Lo rechacé, insistieron en que lo tomara –”¡No!”– y luego, con esa voz paternal, me dijeron que lo cobrara para que pudiera terminar mi película. Lo hice. Y lo hice.

Así que, ese día de marzo, en 1989, mientras iba por la Avenida Pensilvania, mi coche, de nueve años de edad, simplemente se murió. Lo acerqué a la banqueta, recargué mi cabeza en el volante y me puse a llorar. No tenía dinero para llevarlo a reparar y definitivamente no tenía dinero para pagarle al chofer de la grúa. Así que me salí del coche, le quité las placas para que no me multaran, le di la espalda y lo dejé ahí para siempre. Voltee a ver el edificio que estaba al lado. Decía Archivos Nacionales. Qué mejor lugar para donar mi coche muerto, pensé, mientras caminaba el resto del trayecto a casa.

A pesar de que no fue fácil para mí, de todos modos no tuve que padecer lo que muchos de mis amigos y vecinos sufrieron gracias a General Motors y un sistema económico diseñado contra ellos. Me pregunto lo que habrán pensado cuando se despertaron este lunes por la mañana y leyeron en el Detroit News o el Detroit Free Press los encabezados de que Obama había despedido al jefe en ejecutivo de GM. Un momento. No pudieron haberlo leído. No había Free Press ni News. El lunes fue el día en que ambos periódicos dejaron de hacer entregas a domicilio. Fueron canceladas (como lo harán durante cuatro días a la semana) porque los diarios, así como General Motors, y como Detroit, están en la ruina.

Estoy en espera de la próxima acción superheroica del presidente. Suyo, Michael Moore.


www.michaelmoore.com


PD. Por favor, quiero que sepan que a ninguno de nosotros en el cinturón industrial nos pasó desapercibido el trato que le dieron a nuestros jefes empresariales (recuerden, las compañías automotrices querían un préstamo, no una caridad), en comparación con cómo los titanes de Wall Street obtuvieron billones de dólares de dinero gratis, almuerzo en la Casa Blanca y una sesión fotográfica con el presi. Confíen en mí, nos damos cuenta. Y si hay un dios en el cielo, los ladrones de Wall Street pronto pagarán. También... ver a nuestro presidente teniendo que prometer que respaldará todas las garantías de GM y le dará a los consumidores un bono si entregan su Grand Am como pago parcial de un híbrido, fue, a momentos, triste; en otros, hilarante, y a veces simplemente raro. Esto es a lo que hemos llegado: el Comandante en Jefe del Mundo Libre ahora es el señor Goodwrench [mecánico de GM que sale en la publicidad de la automotriz. N de la T]. Chale.


Traducción: Tania Molina Ramírez


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Algunas voces en USA sugieren que es mejor legalizar el negocio y empezar a cobrarles impuestos a productores y comercializadores de la yerba verde!

Ayudemos a México: legalicemos la mariguana
Por Bill Piper y Ethan Nadelmann*
Fuente: La Jornada

Durante meses, las organizaciones mexicanas del narcotráfico han combatido con los gobiernos de México y Estados Unidos, así como unas contra otras, con creciente violencia a ambos lados de la frontera. De 2007 en adelante, la guerra de las drogas en México ha costado la vida a más de 7 mil 500 personas, entre ellas 200 estadunidenses. El Congreso de Estados Unidos ha llevado a cabo varias audiencias sobre el tema y hay más por venir. Aunque sin duda lo intentarán, será difícil que los legisladores continúen dejando a un lado la causa de fondo del problema: la prohibición de las drogas.

Muchas partes de México hoy día son como Chicago en los días de la prohibición del alcohol y de Al Capone, pero multiplicado por 50. Los ciudadanos se preguntan quién tiene el control: el gobierno o una u otra de las organizaciones criminales. En fechas recientes, el Comando Conjunto de las Fuerzas de EU advirtió que el gobierno de México está en peligro de convertirse en un Estado débil y fallido y que podría precipitarse al caos. El Departamento de Estado ha emitido un aviso precautorio a los estadunidenses sobre los riesgos de viajar a México, entre los cuales está morir por accidente en confrontaciones violentas entre narcotraficantes y militares.

Mientras México hace frente a la violencia, al crimen y a la corrupción que genera la prohibición global de las drogas, Estados Unidos apenas empieza a enfrentar las consecuencias de sus propios excesos prohibicionistas. Con menos de 5 por ciento de la población mundial, tenemos casi 25 por ciento de los prisioneros del planeta. La población encarcelada ha crecido de 500 mil personas en 1980 a 2.3 millones en la actualidad, de las cuales más o menos la tercera parte están encerradas por violaciones a leyes sobre drogas u otros delitos relacionados con la prohibición. Ocupamos el primer lugar mundial en encarcelamientos per cápita de nuestros propios ciudadanos, y metemos en prisión a más personas que China, cuya población global es cuatro veces mayor que la nuestra. Millones de estadunidenses son excluidos de votar o de acceder a préstamos estudiantiles, vivienda pública y otros programas de asistencia a causa de convicciones derivadas de las leyes sobre drogas. Incluso estados prósperos se han visto forzados a recortar gastos en salud, educación, vivienda y protección ambiental para sufragar el costo de las prisiones.

No es extraño que cada vez más personas expresen dudas sobre el paradigma prohibicionista básico. En la ciudad fronteriza de El Paso, Texas, donde varios alcaldes mexicanos viven y cruzan la frontera para ir a trabajar, por temor de que sus familias serían asesinadas si residieran en México, el cabildo local aprobó en enero una resolución en la que llama al Congreso a debatir la legalización de las drogas como forma de reducir la violencia relacionada con la prohibición. En febrero, la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia, organismo de alto nivel presidido conjuntamente por ex jefes del Ejecutivo de Brasil, Colombia y México, exhortó a un cambio de paradigma en la política global sobre drogas, que incluiría despenalizar la mariguana y romper el tabú que impide un debate abierto y robusto sobre todas las opciones de política sobre drogas.

El procurador general de Arizona, citando evidencias de que los cárteles mexicanos de la droga obtienen de la mariguana entre 60 y 80 por ciento de sus ingresos, ha sugerido que quienes trazan las políticas nacionales debatan legalizar la yerba como forma de desarticular las bandas criminales tanto mexicanas como estadunidenses. Si bien tuvo cuidado en aclarar que él no proponía la legalización, planteó la pregunta correcta: ¿debe la mariguana ser gravada y regulada, como lo es el alcohol?

Los críticos afirman que la legalización podría incrementar el uso de la droga. Es posible. Pero de todos modos, estudios realizados en todo el mundo han descubierto que la relativa severidad de las leyes sobre drogas tiene una importancia sorprendentemente exigua. Después de todo, los niveles de consumo de drogas ilícitas en Estados Unidos son iguales o mayores que los de Europa, pese a nuestras políticas más punitivas. Y aunque 13 estados de la Unión ya han despenalizado la mariguana, el consumo sube y baja en ellos más o menos en la misma proporción que en los demás.

Lo que más importa, desde luego, no es cuántas personas consumen mariguana, alcohol u otras drogas, sino cómo reducir mejor los daños del abuso de las drogas y los que causan las políticas de control de narcóticos. Hace 70 años los estadunidenses reconocieron que los daños del abuso del alcohol habían sido rebasados por los daños de la prohibición del alcohol, y respondieron revocando una enmienda nacional por primera y única vez en la historia de la nación. Cientos de miles de estadunidenses mueren prematuramente cada año a causa del cigarrillo, pero aún somos lo bastante prudentes para entender que las estrategias severas de salud pública producen mejores resultados generales que la prohibición penal.

La mariguana es dramáticamente menos peligrosa que el alcohol o el tabaco. Es mucho menos adictiva que éste, y típicamente se consume en cantidades mucho menores. Carece de la poderosa asociación del alcohol con la violencia, los accidentes y las conductas sexuales abusivas. Es imposible morir de sobredosis de mariguana. Y las consecuencias de la adicción a ésta, dada la pequeña proporción de consumidores que llegan a hacerse adictos, son dramáticamente menores que las de la adicción al alcohol.

Con México en crisis, las prisiones de Estados Unidos sobresaturadas y los déficit estatales y federales en aumento, ha llegado la hora de por lo menos considerar la idea de que se grave y regule el consumo de mariguana. Un estudio realizado en 2005 con el respaldo de cientos de economistas descubrió que legalizar la yerba podría ahorrar unos 7 mil 700 millones de dólares al año en gasto gubernamental. Gravarla como se hace con el alcohol o el tabaco podría generar otros 6 mil 200 millones en ingresos. Es suficiente para contratar casi 350 mil nuevos maestros de primaria o poner 290 mil nuevos policías en las calles. Nadie odiaría más esta nueva política que los narcotraficantes mexicanos, porque los llevaría a la quiebra.

Cuarenta por ciento de todos los estadunidenses afirman que es hora de legalizar la mariguana. En algunos estados del oeste, el apoyo se acerca a 50 por ciento. Si alguna vez fue hora de que los políticos abran este debate, es ahora.

*Bill Piper es director de asuntos nacionales de la Alianza por la Política sobre Drogas. Ethan Nadelmann es director ejecutivo de la misma organización.

Traducción: Jorge Anaya


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"Otra forma de ayudar a Mexico, y quizas la mas eficaz, seria la reciente propuesta de la PGR y que coincide con las opiniones de especialistas en seguridad."



PGR pide a EU frenar venta de rifles de asalto
Agencias

Miércoles 08 de abril de 2009



El procurador general de la República, Eduardo Medina Mora, pidió a Estados Unidos impulsar un esfuerzo regional contra las drogas y reimplantar la prohibición para la venta de rifles de asalto, advirtiendo que el cierre de fronteras no contendrá la violencia asociada al narcotráfico, porque el vecino país “tiene el monstruo en casa”.


Durante el discurso que pronunció en la reunión anual de la Associated Press, detalló cinco tareas en las que el soporte de los Estados Unidos es esencial para los esfuerzos de México, la primera, disminuir el suministro de armamento de uso militar, como rifles de asalto, a las organizaciones criminales que operan en el país.



“Si bien la propiedad de armas en los Estados Unidos es totalmente un asunto interno y soberano, estamos seguros de que la Segunda Enmienda (de la Constitución estadounidense, que permite la posesión de armas de fuego) nunca fue creada para armar a grupos criminales extranjeros”, dijo.



Medina Mora recordó que Estados Unidos ya prohibieron las armas de asalto en los últimos 10 años, y destacó que durante la prohibición, un tercio de las armas aseguradas era rifles de asalto, “hoy dos tercios son rifles de asalto”.



En los últimos dos años, precisó, se han incautado en México 52 mil armas, y más de la mitad eran semiautomáticas. “Esas armas crean una mayor amenaza regional que las guerras de Centroamérica hace dos décadas”, dijo.



Sobre la amenaza de la violencia asociada al narcotráfico para Estados Unidos, el procurador afirmó que las redes de distribución de la droga están en manos de ciudadanos estadounidense, a través de pandillas que hay en todo el país.



“Un reciente informe del FBI indica que en Estados Unidos hay un millón de miembros de bandas, organizados en 20 mil pandillas, presentes en los 50 estados. Son un ejército de vendedores de la calle, y que realizan gran parte de la distribución de las drogas que llegan a 35 millones de consumidores”, detalló.



Estos canales de distribución, sostuvo, emplean a más delincuentes que cárteles mexicanos y colombianos juntos, porque es necesario un menor número de personal para la producción y el transporte.



Medina Mora también pidió a Estados Unidos aplicar agresivamente la ley a traficantes que cruzan la frontera, para reducir los ingresos que generan las exportaciones de mariguana a los cárteles mexicanos, y que representan la mitad de sus ganancias.



Se requiere además, dijo, evitar que el dinero de las ventas al menudeo de drogas en Estados Unidos se intercambie en su territorio y pueda entrar al sistema financiero.

Pidió también usar información de inteligencia de que disponen las agencias estadounidenses, para desmantelar las redes que dan logística y protección a los cargamentos de droga a lo largo de la frontera.



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