Batalla “racial” en Carolina del Sur con las primarias este sabado
Paco G. Paz
25 de enero de 2008
WASHINGTON, DC.— Las primarias demócratas del sábado en Carolina del Sur son determinantes para John Edwards, que se juega el futuro en su estado natal, y sobre todo para Barack Obama, que podría erigirse, muy a su pesar, en el &*#39;candidato de los negros&*#39;.
La tercera jugadora en liza, la senadora Hillary Clinton, ha decidido pasar casi de largo de este estado, donde las encuestas dicen que no ganará, y dejar haciendo campaña a su marido, el ex presidente Bill Clinton, en una jugada desconcertante que ha generado polémica.
La batalla de Bill Clinton contra Obama en Carolina del Sur ha sido tan intensa y agresiva, que muchos analistas han asegurado que parecía que el ex mandatario estaba buscando una tercera reelección.
Y es que para algunos observadores, los Clinton han ideado una eficaz estrategia en Carolina del Sur que les permitirá salir ganando, aunque pierdan las primarias.
Según explica en RealClearPolitics.com el escritor y ex asesor de Clinton Dick Morris, la pareja está haciendo todo lo posible para convertir las primarias en una votación "racial", algo a lo que se ha resistido el senador de color.
Para ello, Bill Clinton, que juega su baza de haber sido, según algunos, "el primer presidente negro de EU.", ha recordado en todos los actos en los que ha participado su historial de defensa de los derechos civiles, en comparación con Obama, y cómo el voto negro puede jugar un papel clave en estas elecciones.
Mientras tanto, la senadora ha estado haciendo campaña en Nueva York, Nueva Jersey y Pensilvania, de cara a las primarias del 5 de febrero, conocido como el "súper martes".
Todo indica que Hillary Clinton va a perder las primarias de Carolina del Sur, donde más de la mitad de los votantes demócratas son negros, y especialmente después de conocer el alto apoyo que Obama ha tenido entre la población afroamericana en otros estados.
Pero si se cumplen los pronósticos, la ex primera dama logrará algo que lleva buscando desde hace tiempo, como es demostrar que Obama es el candidato de la minoría negra, y con ello, atraer el voto blanco en el resto del país.
Es una manera de fingir que buscas el voto negro, cuando en verdad lo que quieres es perderlo y ganar, a cambio, el de la mayoría blanca, según el experto.
Por tanto, las primarias en Carolina del Sur serán determinantes tanto para Obama como para Clinton, pues marcarán el perfil que tendrá el resto de la precampaña electoral.
Pero el aspirante demócrata que más se juega en las elecciones del sábado es el senador John Edwards, que no ha logrado ganar todavía en ningún estado y confía al menos en sacar un buen resultado en su estado natal.
Las encuestas no son nada favorables, dado que le otorgan una intención de voto del 19%, muy por debajo del 26.4% de Clinton y el 38.2% de Obama, según datos de Zogby.
Los republicanos ya celebraron las primarias en Carolina del Sur el sábado pasado, con la victoria del senador John McCain, y ahora están centrados en Florida, su próxima gran cita, el próximo martes.
Los cinco principales aspirantes fueron convocados ayer a un debate televisado en Boca Ratón (Florida), en el que mostraron un talante moderado y poco agresivo, a diferencia del encarnizado cruce de acusaciones que protagonizaron los demócratas en su último encuentro.
A muchos observadores les ha llamado la atención que los republicanos evitaran poner en evidencia las diferencias que les separan unos de otros, precisamente en un momento en que la contienda está más abierta que nunca.
Florida es, además, un caso excepcional, pues podrían alzarse con la victoria cuatro de ellos, especialmente el senador John McCain y el gobernador Mitt Romney.
En tercer lugar se encuentra el ex alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, quien apostó por la arriesgada estrategia de saltarse los primeros estados para jugarse la primera carta en Florida.
Si sale malparado en esta cita, sus posibilidades -que no son muchas- de alzarse con la candidatura presidencial republicana quedarían aún más en entredicho.
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