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Friday, November 07, 2008

Será una mujer méxicoamericana, asesora de Obama
Agencias
El Universal
Brownsville, Texas
Viernes 07 de noviembre de 2008


Juliet V. García, presidenta de la Universidad de Texas, agradeció el nombramiento


La méxico-estadounidense Juliet V. García, presidenta de la Universidad de Texas en Brownsville y del Texas Southmost College, agradeció el viernes el nombramiento que le hizo Barack Obama como asesora del presidente electo mientras se prepara para asumir en enero.

''Considero que el servicio público es la convocatoria más importante, y siento que es un gran honor el haber sido invitada a participar en el histórico equipo de transición de nuestra joven democracia'', dijo en un comunicado García, quien en 1992 fue nombrada también una de los seis asesores del presidente Bill Clinton en el equipo de transición en materia educativa.

García fue la primera méxico-estadounidense en el país en convertirse en presidenta de una universidad o institución de educación superior, de acuerdo con su biografía, publicada por la página de internet de la escuela.

José Bocanegra, miembro de la Universidad, quien imparte cátedra sobre política y economía, dijo al diario The Brownsville Herald que García ''será una defensora del área''.

Obama ha incluido también en su equipo a Espiridión ''Al'' Borrego, ex funcionario del gobierno de Clinton.

Borrego, quien fue funcionario del Departamento del Trabajo entre 1994 y el 2001, y es profesor de la University of Texas-Pan American, no emitió comentarios al diario, y dijo sólo que trabajaba en los detalles y no deseaba hablar públicamente.

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Jaime Martínez Veloz

¿El piloto?

Fuente: La Jornada

El martes por la tarde comenzaba a ver los resultados de las elecciones presidenciales en Estados Unidos cuando de repente apareció en las páginas de Internet la noticia del accidente de una aeronave en pleno centro de la ciudad de México. La noticia era escueta pero preocupante.

La alegría de ver cómo Obama avanzaba en la votación de Estados Unidos contrastaba con la noticia del accidente en el corazón del país. Minutos después la vaga información inicial sobre el accidente se convertía en una noticia que colapsaba a la nación. En el avión siniestrado viajaban el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, y José Luis Santiago Vasconcelos, ex subprocurador de la SIEDO.

El contexto en que se produjo el siniestro es el de un país convulsionado en lo político, polarizado en lo social y confrontado entre militares y organizaciones criminales, en donde estructuras policiacas, judiciales y políticas han sido penetradas por el narcotráfico, cuya capacidad de fuego y organización criminal ha demostrado no tener límites para conseguir sus propósitos e incrementar su capacidad de control territorial, financiero y político.

La pérdida de vidas humanas es un hecho lamentable y doloroso, no importa que éstas sean de amigos, familiares o adversarios. La muerte de Juan Camilo Mouriño y quienes lo acompañaban es un hecho lamentable, doloroso y preocupante para el país. Lo conocí como diputado federal de la 58 Legislatura, poco lo traté, pero nunca tuve la impresión de que fuera una persona fanática, más bien era amable y serio en su trato. Nunca tuvimos coincidencias en lo ideológico, pero ello no era obstáculo para una relación parlamentaria respetuosa y cordial. La cercanía de Mouriño con Felipe Calderón, coordinador de la bancada panista de esa legislatura, era evidente y se mostraba desde ese tiempo la confianza que existía entre ambos.

Por ello creo que estamos ante un conjunto de factores que reclaman no sólo una investigación seria, responsable y escrupulosamente profesional. En un país donde se nos ha acostumbrado a decir medias verdades o mentiras completas, la sospecha cunde y se esparce como pandemia.

Las primeras informaciones producidas por el gobierno federal a través del secretario de Comunicaciones y Transportes, Luis Téllez, abonan al clima de incertidumbre, al solicitar primero que no se generen especulaciones, informa que se van a contratar peritos internacionales y luego concluye sin que medie investigación alguna que “hasta ahora apunta todo a un accidente”. De las primeras opiniones vertidas por Luis Téllez se puede deducir la existencia de un “atentado contra la inteligencia” del pueblo mexicano.

La especulación que alientan y promueven sectores del gobierno federal acerca del siniestro debe ser parada de inmediato y dar paso a lo que ellos mismos llaman una investigación seria y profesional, que responda y dé cuenta de todos los elementos que deben revisarse para esclarecer este hecho lamentable y le permita al país tomar las decisiones pertinentes para garantizar la seguridad nacional.

Muchas preguntas deberán responder quienes realicen la investigación. ¿Quiénes tenían a su cargo la seguridad y el mantenimiento del avión? ¿Quién resguardaba la nave en el DF y quién lo hizo en San Luis Potosí? ¿Cuál es el grado de seguridad en el mundo que tienen el tipo de naves en la que viajaba el secretario de Gobernación? ¿Quiénes sabían del itinerario del secretario de Gobernación y de Jose Luis Santiago Vasconcelos? ¿La ciudad de México está en peligro de sufrir las consecuencias de accidentes similares? Es decir, hay más preguntas que respuestas en un asunto que ha impactado a la nación; sin embargo, es lamentable el inicio de la propagación de conjeturas e hipótesis sin haber realizado ninguna investigación.

Es lamentable que ya empieza a armarse el “cuadro” con que preparan el terreno y que la opinión pública acepte la versión oficial de “error humano” para explicar el evento. Tal parece que le van a aventar la responsabilidad al eslabón más débil de la cadena, es decir, a los pilotos, quienes ya están muertos y no pueden defenderse.

Los pilotos son los chivos expiatorios perfectos. El gobierno no puede hablar de una falla mecánica del avión porque significaría responsabilizar a la empresa fabricante (con recursos, poderosa y con intereses económicos inmensos, y que además se va a defender). ¿Alguien confía en un modelo inseguro, con alto récord de siniestros? Por otra parte, en esos aviones viajan millonarios, quienes no expondrían su pellejo volando en un avión inseguro, condición demostrada si un peritaje indica que hubo una falla mecánica en un accidente.

El gobierno no puede culpar ni al fabricante ni a la empresa que proporcionaba el mantenimiento ni a los controladores, porque daría pie a que hubiese responsables legales, sujetos (eventuales) a demandas millonarias de los deudos.

En ese sentido, lo más fácil resulta echarles la culpa a los pilotos. Los pilotos fallecidos constituyen los “pagadores” ideales para el sistema. El propio diario Reforma ya cabeceó hoy jueves sus titulares indicando que “todo apunta al piloto”. En todo caso, ¿quién contrató al piloto?

Más vale que quienes dicen que querían y apreciaban a Mouriño honren su memoria, realizando una investigación seria y responsable, atributos hasta hoy no demostrados en este asunto por el vocero gubernamental Luis Téllez, cuyo desempeño gubernamental ha estado ligado a los intereses de poderosos grupos económicos, nacionales e internacionales, los mismos que no dudaría en defender si viesen en riesgo sus intereses.

En estos días de luto nacional, vaya con este artículo nuestro más sentido pésame a todos los familiares de las personas fallecidas en la tragedia del martes pasado.


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Michael Moore

¡Todo es posible!


¿Quién de nosotros no se ha quedado sin palabras? Brotan las lágrimas. Lágrimas de júbilo. Lágrimas de alivio. Un asombroso y avasallador alud de esperanza en un momento de profunda desesperación.


En una nación fundada sobre el genocidio y construida sobre las espaldas de los esclavos, fue un momento inesperado, impactante por su sencillez: Barack Obama, un hombre bueno, un negro, dijo que llevaría el cambio a Washington, y a la mayoría del país le gustó la idea. Los racistas estuvieron presentes a lo largo de la campaña y en las urnas, pero ya no son mayoría, y nos tocará ver en vida cómo se extingue su llama de odio.

La noche del martes ocurrió, también por primera vez, otro hecho importante. Nunca en nuestra historia había sido electo a la presidencia, en tiempos de guerra, un pacifista declarado. Espero que el presidente electo Obama lo recuerde cuando piense en expandir la guerra en Afganistán. La fe que ahora tenemos se perderá si olvida el tema principal con el cual venció a sus correligionarios demócratas en las primarias y luego a un gran héroe de guerra en la elección general. El pueblo estadunidense está cansado de la guerra. Cansado y asqueado. Y su voz se escuchó clara y fuerte este martes.

Han pasado 44 años imperdonables desde la última vez que un demócrata recibió apenas 51 por ciento del voto para presidente. No fue porque la mayoría de los estadunidenses no simpatizaran con los demócratas, sino porque rara vez les vieron agallas para cumplir lo que prometían o para defender a los trabajadores que afirman apoyar. Bueno, aquí está su oportunidad. Se les ha concedido mediante el voto popular, bajo la forma de un hombre que no es un grillo profesional, ni un burócrata que haga de Washington su modus vivendi. ¿Se volverá uno de ellos, o los obligará a ser más como él? Rogamos que sea lo segundo.

Pero hoy celebramos el triunfo de la decencia sobre el ataque personal, de la paz sobre la guerra, de la inteligencia sobre la creencia de que Adán y Eva anduvieron sobre el lomo de dinosaurios hace apenas 6 mil años. ¿Cómo será tener un presidente inteligente? La ciencia, desterrada durante ocho años, regresará. Imaginemos lo que será apoyar a las mentes más avanzadas de la nación mientras buscan curar la enfermedad, descubrir nuevas formas de energía y trabajar para salvar el planeta. Sí, ya sé, pellízquenme.

Pudiera ser también que veamos una época de reconfortante apertura, de ilustración y creatividad. Las artes y los artistas ya no serán vistos como el enemigo. Tal vez se explorará el arte para descubrir mayores verdades. Cuando FDR subió al poder, después de su aplastante victoria en 1932, lo que siguió fueron Frank Capra y Preston Sturgis, Woody Guthrie y John Steinbeck, Dorothea Lange y Orson Welles. Toda la semana se me han venido encima los medios para preguntarme: “Caray, Mike, ¿qué vas a hacer ahora que Bush se va?” ¿Bromean acaso? ¿Cómo será trabajar y crear en un ambiente que cultive y apoye el cine y las artes, la ciencia y la invención, y la libertad de ser lo que uno quiera? ¡Ver florecer un millón de flores! Hemos entrado en una nueva era, y si pudiera resumir nuestro primer pensamiento colectivo en esta nueva era, sería éste: Todo es Posible.

¡Un afroestadunidense ha sido electo presidente de Estados Unidos! ¡Todo es posible! Podemos arrebatar nuestra economía de manos de los ricos inconscientes y devolverla al pueblo. ¡Todo es posible! Se puede garantizar atención a la salud a todo ciudadano. ¡Todo es posible! Podemos dejar de derretir las placas de hielo polares. ¡Todo es posible! Los que hayan cometido crímenes de guerra serán llevados ante la justicia. Todo es posible.

En realidad no tenemos mucho tiempo. Hay mucho trabajo que hacer. Pero ésta es una semana para que todos nos regocijemos en este gran momento. Seamos humildes. No tratemos a los republicanos que tengamos a nuestro alrededor como ellos nos trataron estos ocho años. Mostrémosles la gracia y bondad que Barack Obama exudó a lo largo de la campaña. Aunque le lanzaron todos los insultos de su repertorio, él se negó a rebajarse y a devolverles el lodo. ¿Podremos seguir su ejemplo? Será difícil, lo sé.

Quiero agradecer a todos los que aportaron su tiempo y recursos para que esta victoria ocurriera. Ha sido un largo camino y se ha infligido enorme daño a esta gran nación, para no mencionar el causado a tantos de ustedes que han perdido su empleo, que han ido a la quiebra por pagar facturas médicas o que han sufrido porque un ser amado fue enviado a Irak. Ahora trabajaremos para reparar ese daño, y no será fácil.


Pero, ¡vaya forma de empezar! Barack Hussein Obama, presidente número 44 de Estados Unidos. ¡Órale! En serio: ¡Ooórale!


Traducción: Jorge Anaya

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