Honduras: El golpe de las élites
JOSé LUIS SANZ
Fuente: Revista Proceso, Julio 2009
El pecado de Manuel Zelaya, el presidente de Honduras que fue derrocado el 28 de junio, no fue su pregonada intención de gobernar para los pobres ni las ilegalidades que le atribuyen sus adversarios. Voces de ambos bandos coinciden en que lo perdió su afán de confrontación con la élite política y empresarial de su país, pero sobre todo el intento de llamar a una asamblea constituyente, lo que suponía poner en riesgo el equilibrio cómplice negociado entre los dos principales partidos del país.
TEGUCIGALPA.- El 25 de junio de 1975 un terrateniente de la región ganadera de Olancho y un destacamento militar detuvieron a 14 campesinos, sacerdotes y estudiantes que se dirigían a una manifestación sindical en Tegucigalpa. Los torturaron, asesinaron y sepultaron en un pozo que después cubrieron de tierra con tractores. El lugar preciso de la ejecución se llama Los Horcones, y el terrateniente era José Manuel Zelaya.
Se trataba del padre de Manuel (Mel) Zelaya, a quien un grupo de soldados sacó de su cama y expulsó a Costa Rica el pasado domingo 28; el padre del presidente que ha sido depuesto porque, según él, quería acabar con los privilegios y gobernar para los más pobres de su país.
"Mel proviene de una de esas familias dominantes desde los tiempos coloniales, de las que les dijeron: este valle es tuyo con todos sus indios", dice el empresario Adolfo Facusse, amigo suyo y presidente de los industriales hondureños. Precisa: "Y la matanza de Los Horcones es un pecado que él ha andado cargando aunque no sea suyo. Tal vez eso le ha creado más conciencia social".
Zelaya llegó a la política nacional en 1985 con cartas de cacique rural y en 2004 se hizo de la candidatura a la presidencia de la república por el Partido Liberal. No era el favorito, pero al año siguiente le ganó a Porfirio Lobo Sosa por estrecho margen en las elecciones con mayor abstencionismo de la historia de Honduras. La derecha celebró, como hace siempre desde 1981, año en que se restituyó la democracia en el país.
"En el fondo aquí lo que hay es un solo partido de derecha con dos banderas", dice Miguel Cálix, analista y exdirector de la fundación Friedrich Ebert en Honduras. Para él, las banderas liberal y nacional están condenadas a la alternancia y se complementaban por la vía del pacto.
Al respecto explica Omar Ribera, que hasta el día del golpe fue asesor del gabinete social de Zelaya: "Nunca hay una mayúscula diferencia entre las cúpulas de ambos partidos. Las tensiones son siempre internas".
Facussé trata de trasladar ese clima de concordia al mapa tradicional de las relaciones socioeconómicas en el país: "Ha habido siempre tranquilidad, mucha comunicación y diálogo. Sin contradicciones, sin extremos... Nunca hemos visto a los trabajadores como enemigos. Nacieron como aliados nuestros. Pero los polarizó Mel".
Este es un extracto del reportaje que publica la revista Proceso en su edición 1706 que empezó a circular este domingo 12 de julio.
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Honduras y el espantapajaros del golpe -
por Francisco Javier Gutierrez
Al depuesto presidente hondureño sólo le falta la canonización del Vaticano.
La comunidad internacional lo ha respaldado como si se tratase de la Madre Teresa en persona, sin importar que haya violado repetidamente la Constitución de su país y que su autoritarismo sea rechazado por la mayoría de la sociedad hondureña.
Las palabras “Golpe de Estado” funcionaron en este caso como la palabra “cul...” que al aparecer en alguna frase, el público ya no escuchará ninguna otra. Sin embargo los gobiernos democráticos están obligados a prestar más atención si de verdad quieren actuar con justicia.
Las sociedades se rigen por la ley, no por la moral. La acción hondureña no importa si estuvo bien o mal, lo que importa es si fue legal. Para los hondureños que son los que viven allá, el “golpe” que nadie se ha molestado en verificar, fue legal y eso debería valer para el mundo. Honduras esta siendo inmolada por hacer lo que sus verdugos no practican: Cumplir su Constitución al pie de la letra. Aún moralmente, los paladines democráticos que hoy la ejecutan, no tenían derecho de lanzar la primera piedra, empezando por el más empavonado de todos, el presidente venezolano.
El sentido común parece haber sido ahuyentado por el espantapájaros del golpe. Con su condena precipitada, la comunidad internacional ha incurrido en una omisión fatal de principios jurídicos que se respetaban hasta en La Tremenda Corte de Trespatines: Primero neutralidad, segundo escuchar a las partes y por último, la sentencia. La hipocrecía del poder continúa aprovechando los errores de la opinón mundial: “Cuando una cuestión es aceptada fácilmente por la mayoría como una verdad, generalmente es un error porque la mayoría no tiene acceso a la educación ni a la cultura”.
No sólo se ignoró la soberanía y el principio de autodeterminación de Honduras, sino que además sin verficación in situ del golpe, se intentó forzar la restitución inconsulta de Zelaya. Esta práctica convierte a la ONU y la OEA, en prótesis inútiles para la democracia manipuladas por intolerantes socialistas del siglo XXI. Bajo esa influencia el propio Zelaya antes de su destitución decía que la OEA no debería de existir y que la Carta Interamericana era una “babosada”. La calistenia democrática hondureña condenada más por paranoia que por la realidad, demuestra la hipocresía de ambos organismos, porque al mismo tiempo aceptan la dictadura cubana, el fraude en Nicaragua y la salvaje represión de Chávez contra los gobernadores, alcaldes y los medios de comunicación que no comparten su ortodoxia en Venezuela.
Una Fuerza de Tarea integrada por D’Escoto, ex canciller de Guerra de Daniel Ortega, la presuntuosa presidenta de Argentina, el populista Correa y el toro esclesiástico del Paraguay, intentaron imponer a Zelaya de nuevo en el poder. De nada sirvieron las advertencias que el insensato intento sólo revolvería aún más las aguas como en efecto sucedió. Estos demagogos siguiendo instrucciones de Cuba y Venezuela, sabiendo que Zelaya está objetivamente inhabilitado para gobernar por falta del respaldo interno necesario, acometieron su misión “democrártica”, intentando desatar realmente el caos.
Curiosamente se reportan más muertos, encarcelados, huelgas y disturbios callejeros en algunos países “democráticos” del ALBA que en la Honduras “golpista”. Las primeras víctimas del conflicto se produjeron luego que Zelaya sobre volara el cielo hondureño y llamara a sus seguidores a tomarse “pacíficamente” el aereopuerto en Tegucigalpa. El presidente destituido y su Fuerza de Tarea pasaron luego recibiendo instrucciones en Managua, para finalmente con la misma indolencia de Pilatos lavarse las manos en El Salvador. Si hay culpables de los muertos en Honduras son ellos, porque para probar el homicidio debe probarse primero la intención y la de esta gente estuvo muy clara.
Hoy los más importante es encontrar la salida de la crisis, y aunque Obama se ha negado a ser el “Big Brother”, su Secretaria de Estado mandó a las partes como la profe a sus alumnos, a dialogar en Costa Rica con la ayuda del nobelizado presidente Oscar Arias. Desde el vinagre de su frustración Chávez anunciaba el fracaso de la iniciativa mientras su adlátere Ortega negaba el espacio aéreo nicaragüense al avión de Micheletti. Concluída la primera ronda de negociaciones, cuyo éxito es precisamente haberla realizado, el presidente Arias expresó su optimismo con una advertencia: “Dejen a los centroamericanos resolver los problemas de los centroamericanos.”
La frase de Arias debería valer también para los hondureños, quienes son al fin y al cabo los que ya resentien las consecuencias económicas del alienado bloqueo internacional. Cualquier solución debería empezar por escuchar la voluntad del pueblo, no por la imposición ortopedica de Zelaya. Adelantar las elecciones pareciera de momento más que una luz al final del túnel, el túnel en si mismo para el pobre pueblo hondureño, que por su arrojo y voluntad de paz, se merece algo mejor que sólo condenas hipócritas y las embestidas irracionales de los embaucadores encabezados por Chávez.
Honduras
Comments:
Anonymous Xiomara said...
Sr. Gutierrez,
Gracias por su objetivo análisis de la situación en Honduras.
Hoy, domingo 19 de Julio, que se cierne sobre nosotros la terrible amenaza de una guerra civil, necesitamos que la comunidad internacional entienda que Honduras hizo lo que era mejor para los hondureños. Si efectivamente, el día de hoy termina con el derramamiento de sangre hondureña, el único responsable de esto será "el santo" de Manuel Zelaya.
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Video: Analisis de los articulos de la constitucion de Honduras, violaciones de Zelaya.
Sunday, July 12, 2009
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