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Friday, May 09, 2008

El etanol de caña de azúcar ya es la segunda fuente de energía en Brasil

■ El país tiene todas las condiciones para elevar esta producción sin afectar la de alimentos

Notas de La Jornada


Río de Janeiro, 8 de mayo. El etanol producido de caña de azúcar superó por primera vez el año pasado a la hidroelectricidad como fuente de energía en Brasil, reveló hoy el presidente de la estatal Empresa de Investigación Energética (EPE, por sus sigla en portugués), Mauricio Tolmasquim.

Indicó que los productos derivados de caña de azúcar suministraron 16 por ciento de la energía consumida en Brasil durante 2007, frente a 14.7 por ciento generado por fuentes hidráulicas.

Con ello, el etanol se convirtió en la segunda principal fuente de energía de Brasil, superado solamente por el petróleo, que abasteció 36.7 por ciento de la demanda.

“Eso demuestra una tendencia muy fuerte de avance del etanol como fuente energética. El ritmo de aumento de la producción de la energía del etanol es irreversible”, dijo Tomalsquim.

El presidente de EPE aseguró que Brasil tiene “totales condiciones” para aumentar su producción de etanol sin que afecte la producción de alimentos, y agregó que el año pasado la producción total de caña de azúcar aumentó 15.7 por ciento, mientras el área ocupada por cañaverales se expandió solamente 8.2 por ciento.

Tomalsquim afirmó que Brasil demuestra que es capaz de desarrollar una matriz energética limpia y renovable, que llega a precio bajo a los consumidores, pues no necesita subsidios.

“El 46.4 por ciento de la energía consumida en Brasil se origina en recursos renovables (etanol, carbón, hidroeléctricas), sin costo para los consumidores”

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Peligra la soberanía ante el proyecto sobre Pemex, dice González Casanova

■ “Lo que está haciendo éste... cómo se llama... Calderón, es romper con las historias de nuestras luchas”

■ La entrega de la paraestatal es una gigantesca operación de despojo, sostiene Gilly

Patricia Muñoz Ríos


El ex rector, catedrático e investigador emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Pablo González Casanova, planteó ayer que si el Estado mexicano se queda sin los recursos petroleros habría graves implicaciones económicas y sociales para el país, ya que Pemex aporta 40.8 por ciento del total de los ingresos fiscales de la nación, y alertó que, además de ello, se cierne el peligro de que el proyecto de Felipe Calderón rompa toda la historia anterior de lucha por la soberanía, en la que se habían logrado victorias muy importantes de expropiación.

El también escritor habló ayer en una mesa sobre Pensamiento latinoamericano y luchas sociales en América Latina, del Coloquio Latinoamericano organizado por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPS) de la UNAM, donde además participó el historiador Adolfo Gilly, quien planteó que “la entrega de Pemex” es una gigantesca operación de despojo, la culminación de un proyecto de desmantelamiento de las defensas estructurales que protegían la soberanía del país.

En el foro se habló de las luchas políticas, económicas y sociales de América Latina y la inserción de la batalla por el petróleo en este contexto.

Gónzalez Casanova advirtió que el petróleo es el sustento fiscal de México, ya que las grandes empresas escatiman y no entregan la renta tributaria al Estado. Hizo ver que lo que está haciendo aquí “cómo se llama... éste... Calderón”, es que está “rompiendo con las historias de luchas que habíamos logrado como país”.

Planteó que en defensa de los proyectos del gobierno también se está haciendo una “labor de expropiación de la razón, del derecho y de la palabra”, y el arte de mentir ha adquirido unas proporciones extraordinarias. “Tartufo se queda corto” en la capacidad de engañar e influir con mentiras a la población.

Además, “se califica de terrorista a aquel que se opone a las políticas”, hasta a las universidades se les tacha de “terroristas y nos lo vienen a decir en nuestra propia cara”, y esto porque se quiere criminalizar el disentir, señaló el catedrático emérito, y expuso que ahora está en desuso hasta el derecho, pues lo usan sólo para legitimar lo ilegítimo, cuando “siempre hemos luchado por el derecho en América Latina y esta es una de las características de toda las revoluciones de independencia”.

En el concurrido foro, Adolfo Gilly presentó un escrito titulado Definiciones y preguntas en la defensa de Pemex, en el que plantea que la operación en curso para privatizar la paraestatal “trata de llevar a término el mando indiscutido del capital financiero mexicano sobre el Estado nacional y de integrar ese Estado como vecino y socio menor subordinado”.

El proyecto de entregar el petróleo, según explicó, restructura las relaciones del Estado mexicano con su pueblo y con la potencia vecina y sus planes geoestratégicos; y forma parte del plan de las tres áreas de dominación de Estados Unidos sobre México, que son: Tratado de Libre Comercio, ASPAN e Iniciativa Mérida, “los tres estatutos claves de la subordinación económica, militar y política”.

Tratan de desarmar y terminar de desmantelar las defensas estructurales que protegían la soberanía e independencia de la nación; es una gigantesca operación de despojo en la que Pemex es la culminación de ese proceso. Por ello, se necesita un movimiento más fuerte, más grande que el que encabeza Andrés Manuel López Obrador para enfrentar la batalla por la defensa del petróleo, porque tratan de quitar la pieza central de las finanzas mexicanas desde hace 70 años, que es Pemex, para mandarla “al desván de los recuerdos patrióticos, junto con el ex convento de Churubusco y la carroza de Juárez” , apuntó Gilly.

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