Democratas y Republicanos, van por el voto de la raza. Patti Solis, hija de migrantes mexicanos es invitada a trabajar junto a Obama

Cachetada con guante blanco

Por Rafael Romo

18 de junio, 2008

Es latina, es de Chicago y tiene una de las carreras políticas más interesantes de todo el país. Es hija de inmigrantes mexicanos, creció en Pilsen y jamás imaginó que llegaría tan alto. Patti Solís Doyle ha dado mucho de qué hablar esta semana tras haber sido contratada por la campaña del candidato presidencial demócrata Barack Obama después de haber sido la jefa de campaña de Hillary Clinton.

Este último desarrollo en la política presidencial tiene muchas implicaciones y ha desatado una controversia que hace la contienda presidencial de este año aún más interesante. Hay muchas preguntas en el aire. ¿Por qué decidió Patti Solís Doyle cambiar de bando? ¿Qué significa para los latinos el que ahora sea parte de la campaña de Barack Obama? ¿Significa esto el fin político para Hillary Clinton? Estas y otras preguntas nos llevan a un fascinante análisis de la vida de una mujer de orígenes humildes, pero con un talento y una capacidad que la han llevado a la cima del poder político en este país. Patti Solís Doyle fue la primera latina en dirigir una campaña presidencial y en noviembre podría repetir la hazaña como jefe de personal del futuro vicepresidente de los Estados Unidos.

Hija de inmigrantes

Patricia Solís (Doyle es el apellido de casada) nació en Chicago en 1965. Es la más joven de los seis hijos de Santiago (finado) y Alejandrina Solís, ambos inmigrantes mexicanos originarios de la ciudad de Monterrey. Santiago vino primero como inmigrante indocumentado a Estados Unidos y, cuando se dio cuenta de las oportunidades que había en este país, decidió regresar a México por su esposa y cuatro hijos para ese entonces, emigrando legalmente a Chicago. Por si no lo había adivinado todavía, Patricia Solís Doyle es hermana del concejal Daniel Solís, quien funge como concejal del distrito 25 que abarca el mexicanísimo barrio de Pilsen. Solís Doyle empezó su carrera en la política en la primera campaña del alcalde Richard Daley. Tras la elección, David Wilhem, jefe de la campaña política del entonces aspirante a la presidencia Bill Clinton, la invitó a unirse a su equipo.

En 1992 se convirtió en asesora de Hillary Clinton y durante los últimos 16 años fue una especie de mujer de hierro, escudo y filtro al mismo tiempo (escudo porque recibía sin protestar los golpes que le tocaban a su jefa y filtro porque nadie llegaba a Clinton si no era a través de ella). A nadie le extrañó cuando Clinton le pidió que dirigiera su campaña al senado en Nueva York y para cuando quiso lanzarse a la presidencia no había duda de que Patti Solís Doyle sería la jefa de campaña de Hillary. “No puedo imaginar lanzarme a la presidencia sin Patti a mi lado”, dijo una vez Clinton.

Fría relación

Dicen los que saben que desde que Solís Doyle fue despedida de la campaña de Clinton, la relación entre ambas está más fría que un pico de pingüino en el Polo Sur. La semana pasada el New York Times dio a conocer que Solís Doyle y Clinton no se hablan desde que la hispana fue despedida en febrero, cuando muchos clintonitas la culparon de las primeras derrotas de la ex primera dama. La campaña de Obama dio a conocer esta lunes que Patti Solís Doyle será la jefa de personal de cualquiera que sea el compañero o compañera de fórmula de Obama, es decir, quien se convierta en vicepresidente si gana Obama.

Esto no es sólo un cambio de bando para Solís Doyle sino muy posiblemente una clara señal de que Barack Obama no tiene ningún interés en que Hillary Clinton sea su vicepresidenta. Además, con el nombramiento Obama mata dos pájaros de una pedrada: se distancia de Clinton al mismo tiempo que corteja a millones de mujeres que simpatizaban con ella y otros tantos millones de latinos que no han decidido por quién votar. La noticia cayó como bomba en los círculos demócratas en los que todavía se albergaba la esperanza de que, por un milagro, se conjugaran los factores políticos para la conformación de la fórmula Obama-Clinton. Gracias a Patti Solís Doyle, políticos como el alcalde de Los Ángeles Antonio Villarraigosa se unieron a la campaña de Clinton. ¿Qué va a pasar ahora con ellos?

Al ser despedida en febrero por la campaña de Clinton, Patti Solís Doyle tuvo que haberse sentido traicionada tras 16 años de servicio clintonita. Al unirse a la campaña de Obama, le da una cachetada con guante blanco a su ex jefa, al mismo tiempo que pone a los latinos —otra vez— en un papel preponderante para la elección presidencial, nada mal para alguien que se crió en Pilsen comiendo tortillas y hablando español.

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