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Sunday, June 01, 2008

El espanol en China, esencial para regatear precios, todo un arte!

A continuacion incluimos una cronica de la periodista Cinthya Sanchez que anda de corresponsal en China en vista de la proximidad de las Olimpiadas y que con sus cronicas da a conocer varios aspectos de la vida moderna en China.

Muy buenas cronicas, los invitamos a seguirle los pasos a traves del diario El Universal.



Con tal de vender te hablan en español
Cinthya Sánchez
Fuente: El Universal
Beijing


De compras en Beijing, sólo había que encontrar Silk Street, el mercado de piratería más grande del mundo

“Muy balato pala ti ”, dicen los chinos en el Silk Street, un edificio de cinco pisos, parecido a la plaza Meave, cuando intentan vender Ipods, tenis Adidas, trajes Ermenegildo Zegna y miles de productos más... todos copia de los originales.

Sí, ayer me quejaba de que nadie me entendía ¡pero es que no querían venderme nada!

No sólo hablan español, sino que estos comerciantes son buenos para distinguir las facciones de sus compradores. Saben cuando soltar una frase en castellano, inglés, ruso, alemán, francés o japonés. Tienen la capacidad de saludar hasta en 10 idiomas distintos. Sí, su español es reducido, pero suficiente. Negocian los precios con los extranjeros con ayuda de una calculadora.

Con tal de vender, te llaman “guapa” o “guapo”, te montan la gabardina y te dicen “Muy bonito, muy guapo”. Sacan el espejo, lo ponen frente a ti y de tanto halago te convencen de que hasta te ves delgada.

Tienen sus técnicas para no dejar que el cliente se vaya sin comprar. La más agresiva es quitarte lo que traes en la mano y no te lo regresan hasta que les compras. Claro, si no caes terminan regresándotelo, pero la presión es intensa.

El regateo comienza con un precio irreal. Por ejemplo, la puja por una una bolsa clon de Louis Vuitton puede comenzar en 2 mil yuanes, unos 3 mil pesos. Pero al final y luego bajar la oferta 10 veces, se pagan unos 200 pesos.

Para vender dicen frases como “finito o último” y las repiten hasta que convencen al comprador. Si quieres que tu precio sea el último, la técnica es hacer como que te vas sin comprar, aunque se corre el riesgo de que el vendedor, literalmente se te pesque del cuello o te jalonee para no dejarte ir.

Y viéndolo bien, no es nada distinto a lo que pudiera ocurrir con algún puestero de cualquier parte del mundo, pues estos chinos no representan a la ciudadanía pekinesa, pero sí a muchos de sus comerciantes. Todos quieren que les compres. Y si en La Lagunilla te dicen guerita aunque seas morena, ¿por qué no? en Silk Street te dicen guapa, aunque sea mentira.

“Hola”. “ balato ”, “bonito”, “guapa” y “último” son las cinco palabras que mejor saben decir en español, pero con esas hacen que los hispanohablantes que visitan el Silk Market salgan felices y con una maleta pirata llena de cosas piratas, por las que no se pagaron más de 2 mil pesos.

Pueden ir dentro bolsas, carteras, gabardinas, chamarras de piel, ropa interior, seda, juguetes, perlas, tecnología, botellas de alcohol, maquillaje, cremas corporales, joyería de fantasía, tenis, zapatos, cinturones y ropa deportiva.

La visita es divertida y aunque parezca lo contrario, son graciosos cuando se te cuelgan del brazo con tal de no dejarte escapar.

Pero eso sí, no les gusta nada que no les compres, son capaces de maldecirte en chino, golpearte con la calculadora o hacer señas de muerte. Sí, me ocurrió a mí: una vendedora china se pasó la mano por el cuello mirándome feo, como diciéndo: “¡Ah! ¿No compras? ¡Pues muérete!”. Aunque la verdad te da más risa que miedo.

El nombre del Silk Street viene escrito en chino atrás de las tarjetas de los hoteles, por lo que es un sitio turístico y lo mismo compran franceses que estadounidenses o latinoamericanos. Lo de mayor demanda son las bolsas, pues los chinos hacen “los mejores clones”, al menos eso dicen las mujeres que las compran.

La ropa, por ejemplo, de Calvin Klein o Max Mara, es de buena calidad, pero en cuanto a aparatos tecnológicos no es igual. Los pseudo Ipods, por ejemplo, pesan por lo menos trescientos gramos más que uno original y es evidente que son piratas.

Pocas cosas cuestan más de 150 pesos, es posible comprar por esa cantidad casi cualquier artículo, pero bajo tu riesgo.

Fuera de Silk Market, hay productos de muy buena calidad, originales e irrepetibles como en los mercados de seda donde no hablan español, pero sí inglés y pueden venderte la pijama más suave o las sábanas más ricas al tacto.

Pero el Silk Market es uno de los pocos lugares en todo Beijing donde es posible escuchar español y por unas horas te hacen sentir más cerca de casa con su “¡Guapa! y “ Balato pala ti”.

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