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Friday, August 29, 2008

Aqui estamos y no nos vamos ... Y si nos echan, nos regresamos! Que los republicanos y los democratas paren las redadas.

“Confiamos en él” para acabar con las redadas; McCain “es otro Bush”: manifestantes

Marchan miles en Denver; exigen a Obama regularizar situación de migrantes

Fuente: La Jornada / Agosto 29, 2008

Denver, 28 de agosto. Miles de personas hicieron oír su voz este jueves en Denver, al margen de la convención demócrata, para exigir al candidato Barack Obama que cumpla su promesa de regularizar a millones de indocumentados, si gana las elecciones presidenciales de noviembre.

“Estamos aquí para gritarle a Obama que necesitamos documentos en regla para que nuestros hijos puedan ir a la escuela sin miedo a las redadas”, declaró Luisa Bolaños, una ciudadana estadunidense que viajó desde Pueblo, otra ciudad de Colorado.

En momentos en que Obama busca el apoyo de los latinos para derrotar a su rival republicano John McCain en las elecciones, los manifestantes marcharon por las calles de Denver bajo estrecha vigilancia policial, al grito de “todos somos americanos”.

“Queremos recordar a Obama que cumpla lo que ha dicho”, afirma Patricia Lechuga, quien desfila junto a su marido, Armando Díaz, y su bebé, en alusión a la promesa del candidato demócrata de regularizar a los aproximadamente 12 millones de indocumentados que viven en Estados Unidos, si llega a la Casa Blanca.

La concentración en Denver recordó las marchas de inmigrantes de hace dos años, cuando cientos de miles de personas, entre ellas el propio Obama, salieron a las calles de las ciudades de todo el país para exigir la regularización de los indocumentados.

Desde entonces dos proyectos de reforma migratoria quedaron bloqueados en el Congreso por el sector más radical de los republicanos. Tras la decepción, Patricia y Armando creen que Obama sí va a reformar las leyes de inmigración, e incluso abrir el camino de la ciudadanía a los regularizados, como también prometió.

“Sí, confiamos en él”, dicen, sin disimular su malestar con los republicanos por la campaña que lanzaron en los últimos años contra la inmigración y la consiguiente multiplicación de las redadas y las deportaciones. “Han separado a muchas familias”, deploran.

Cristina se muestra mucho más cauta, a pesar de llevar una camiseta de Obama. Prefiere no revelar su apellido por miedo precisamente a los servicios de inmigración y sus redadas, que contribuyeron a poner fin a aquellas marchas multitudinarias que tuvieron lugar de marzo al primero de mayo de 2006.

“Ojalá así sea”, dijo esta mexicana de 26 años, que espera no sufrir otra decepción como en los dos últimos años.

A dos pasos, Luis Naun, de 36 años, confiesa que el movimiento inmigrante perdió fuerza por “el miedo a salir a protestar”. “Las redadas deben de pararse y queremos una reforma migratoria justa”, añadió, en medio de pancartas con lemas como “Aquí estamos y no nos vamos. Y si nos echan, nos regresamos”.

Entre los manifestantes, nadie confía en McCain, a pesar de que apoyó los dos proyectos de reforma migratoria. El presidente George W. “Bush estuvo ocho años en la Casa Blanca y no pudo conseguirlo. Estamos decepcionados con los republicanos”, afirmaron Patricia y Armando, que votarán por Obama en noviembre.

Luisa Bolaños es todavía más tajante: “Obama se identifica con nosotros, con la gente trabajadora”, explica. “En cambio, McCain es otro Bush. Tal como está la economía de este país, si los tenemos cuatro años más, vamos a quedar pidiendo limosna a México”.

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Obama es el sueño de Luther King; que se haga realidad
Fran Ruiz / Fuente: La Cronica
29 de Agosto de 2008

En un país como Estados Unidos, enamorado del “show-business”, el que los estrategas demócratas hayan hecho coincidir el discurso de aceptación de Barack Obama de la candidatura demócrata con el 45 aniversario del discurso de Martin Luther King y su histórico “I have a dream” (Yo tengo un sueño), ha sido un espectacular golpe de efecto; el momento estrella de la campaña electoral estadunidense. (¿Lo podrá superar John McCain?).


Basta con citar algo del discurso que el activista de los derechos civiles dio el 28 de agosto de 1963 para entender la carga simbólica de lo ocurrido ayer: “Yo tengo un sueño; sueño que mis cuatro hijos vivan un día en un país donde no se les juzgue por el color de la piel”.
Pues bien, a Obama no sólo no lo juzgaron ayer por su color, lo aclamaron (y antes lo hicieron millones de estadunidenses en las primarias) para que sea el primer primer presidente negro de la historia de Estados Unidos.
Si no fuera poco esta carga simbólica, Obama ha querido también emular a su admirado John F. Kennedy, hasta la fecha, el único candidato a la Casa Blanca que se dio un baño de multitudes en un estadio, en vez de aceptar la candidatura en un tradicional centro de convenciones desde cuyo techo caen globitos blancos, rojos y azules.
No es casualidad el gesto de Obama. Kennedy quiso marcar durante la candidatura que era diferente —joven, abierto, con ideas nuevas, alejado de la opacidad de los pasillos del Capitolio o la Casa Blanca—. El propio clan Kennedy ha sucumbido a los encantos de este joven senador de Illinois, quien precisamente se hizo famoso a partir de su discurso en la Convención Demócrata de 2004, cuando era un “don nadie”.
Pero falta algo más que carisma para ganar unas elecciones, falta que concrete la propuesta del “cambio” que quiere vender a los electores, no basta con quedarse en la crítica fácil, al contrario, sobre todo si se trata de un republicano como McCain, quien, como recordó Obama, el 90 por ciento de lo que hizo Bush lo aprobó.
Es cierto que la torpeza del actual mandatario “obstaculizó el sueño americano”, como denunció Obama, por eso el cambio que predica el candidato demócrata es tan necesario y su proyecto tan ilusionante. Ojalá esta esperanza de cambio se concrete en un “new deal”, un nuevo acuerdo como el que en su día propuso su admirado Franklin Roosevelt a los estadunidenses cuando la nación estaba deprimida, como ahora. Su victoria sería el mejor sueño hecho realidad para Luther King.

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