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Sunday, August 17, 2008

Historias en China, mientras pasan las olimpiadas...!

Mateo, el reporterito que habla en chino
Cinthya Sánchez/ Fuente: El Universal

Sábado 16 de agosto de 2008

No pudieron darle su acreditación para los Juegos Olímpicos; la policía, intrigada, lo sigue a todas partes

BEIJING.— Los niños chinos se buscaron a Dios debajo de las camisetas. Inclinaban la cabeza y se asomaban sin lograr ver nada. Fue consecuencia de la exposición de Mateo, que les habló por primera vez de Dios y no de Buda. Llegó con una Biblia en la mano a su clase de siete de la mañana, y les dijo que Dios estaba en su corazón.

Como ésta, Mateo cuenta historias vividas en China. En ocho años de vida se ha enfrentado a diferentes culturas. Fue a la escuela en Noruega, de donde es originario su papá, y ahora cursa el cuarto grado de primaria en China.

Es el reportero más joven de estos Juegos Olímpicos. La camiseta con el logo de Televisa le queda de vestido, pues no hacen pequeñas. Su tarea, buscar a niños por todo Beijing, nada fácil, pues sólo 8% de la comunidad pequinesa son niños y de ese porcentaje 60% se fueron de Beijing durante el tiempo que duren los Juegos Olímpicos.

Dice que habla mandarín, un dialecto chino, noruego, inglés y mexicano, así le dice al español. Con ocho años de edad, no asume como difícil el chino, “es complicado para ustedes que están grandes, para mí, no”.

Todos sus libros escolares están en Pinyin. Habla más chino de lo que puede leer o escribir, al menos se sabe algunos ideogramas. Pero eso no es lo más difícil de ir a una escuela china, lo más complicado son los recreos.

“Los niños chinos no son tan libres como los mexicanos o los noruegos, porque aquí dejan mucha tarea y ellos nunca salen a jugar. Sólo estudian y los fines de semana la pasan con sus abuelos”, cuenta.

Cuando visita Tiananmen, los niños y grandes hacen fila para tomarse fotos con él, no porque lo confundan con alguna pequeña celebridad mexicana sino porque piensan que trae peluca. Con su peinado a la príncipe valiente con cabello rubio y lacio, es la sensación entre las chinitas.

De hecho, sus mejores amigos en China son tres niñas. Dice que los niños son raros, pues les gustan juegos muy diferentes a los suyos y que ha sido difícil entrevistarlos. “No son muy seguros, sienten que se van a ver mal en la tele, que se van a burlar de ellos”.

En Youtube y blogs mexicanos a Mateo le han llovido comentarios de todo tipo.

La gente se pregunta cómo un niñito habla chino, ya hubo hasta un apuntado que dice que es su maestro de mandarín en México y otro arriesgado que se atreve a decir que Mateo es hijo de un alto ejecutivo de Televisa. Nada es cierto, es hijo de un ingeniero que trabaja creando energía en China. Lo contrataron porque su mamá es amiga de un productor que llevó a Televisa el proyecto de niños en Beijing.

No pudieron acreditarlo como reportero, porque el Comité Olímpico Internacional nunca contempló niños como parte de los periodistas que cubren las olimpiadas.

Mateo también ha sido víctima del Big brother chino, pues la policía secreta de la ciudad cada vez que lo ve trabajando comienza a seguirlo. No se le despegan, pues les interesa saber qué le pregunta a los niños con un micrófono. Según su productor, Dan Carrillo, lo han fotografiado hasta el cansancio, y eso no es muy agradable para Mateo. Es su primer trabajo. Con lo que gane se comprará un X-box. No sabe si será reportero, pues dice que eso se lo dirá la vida, conforme avance.

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Tortillas mexicanas en el menú de los comedores en la Olimpiada de Pekín

■ Maseca abrirá una segunda planta en China en 2009; también será proveedora en paralímpicos

Roberto González Amador / Fuente: La Jornada

La presencia de México en los podios de los juegos olímpicos ha sido más bien discreta, apenas perceptible, desde la inauguración de las competencias, el 8 de agosto. Aunque el país, o al menos uno de sus productos más emblemáticos, sí se ha hecho notar en los comedores, donde toman sus alimentos los 17 mil 600 atletas y oficiales que participan en las competencias que estos días tienen lugar en Pekín, la capital de China.

Tortillas producidas por Grupo Maseca (Gruma) en su planta de Shanghai, inaugurada en septiembre de 2006, forman parte del menú servido a los atletas y oficiales en los comedores de la Villa Olímpica.

Hasta este fin de semana, la fábrica de Shanghai ha entregado 750 mil tortillas a la empresa responsable de proveer de alimentos los comedores olímpicos, informó Gruma. “La cifra va en aumento”, confirmó a La Jornada un vocero de la empresa en la ciudad de México.

Maseca será también el proveedor en los Juegos Paralímpicos, que se realizarán también en Pekín a finales de este mes, en los que participarán unos 7 mil atletas de todo el mundo.

La planta de Grupo Maseca en Shanghai, edificada con un costo de 100 millones de dólares, representa la mayor inversión de una firma mexicana en China y es operada por la subsidiaria Mission Foods. La compañía confirmó este sábado los planes para abrir en 2009 otra planta productora de tortillas y otros alimentos derivados del maíz y del trigo.

Tres años antes de la inauguración de su primera planta en China, Maseca ya vendía en el mercado asiático harinas, sobre todo de trigo, aunque su oferta de productos también incluye la harina de maíz y algunos productos manufacturados, como chips y tortillas.

Según cifras estimadas por analistas privados, Maseca factura unos 25 millones de dólares en sus ventas asiáticas, cantidad todavía poco significativa respecto de sus ventas totales, pero que aumentará con la mayor presencia en el mercado de la zona. Se trata de un área del mundo cuya enorme población (uno de cada cinco habitantes del planeta vive en China) tiene un poder de compra creciente y donde los jóvenes consumen cada vez más productos, como las frituras derivadas del maíz. Lo que puede considerarse como la clase media china está representada por 200 millones de personas, de una población total de mil 600 millones.

Las tortillas de Maseca, así como la totalidad de los alimentos servidos en los comedores de la Villa Olímpica de Pekín, son distribuidas por la firma estadunidense Aramark, que comenzó a ser proveedora olímpica, por llamarla así, precisamente a partir de los juegos de México en 1968.

En los comedores de la Villa Olímpica se sirven 460 platos de las principales cocinas del mundo. Según la página oficial del comité organizador, el preferido hasta ahora es el pato laqueado –cocinado lentamente y bañado en salsa de ciruela–, del que se cocinan 600 piezas. Casualmente, lo más cercano para los chinos a las tortillas mexicanas es un fino disco elaborado con harina de trigo que es usado para envolver, al momento de ser comido, el pato laqueado.

El día de la inauguración de los juegos fueron servidas 18 mil 634 comidas en las instalaciones olímpicas entre las 10 de la mañana y las siete de la noche. Según Gruma, los comedores tienen capacidad para atender 5 mil 500 comensales al mismo tiempo y están abiertos las 24 horas del día.

Para el 14 de agosto, el principal comedor de la villa había recibido un total de 273 mil 627 atletas y funcionarios de varios países y regiones, estableciendo un nuevo récord en la historia de los juegos, según reportó Xinhua.

¿Sabe cómo se dice tortilla en mandarín, el idioma oficial en China?

Xiao Bing.

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