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Sunday, March 30, 2008

En lugar de andar Ebrard interviniendo en las elecciones del PRD y de Alianza, deberia atender las demandas de secuestro expres en el metro del DF!

Ahora en el Metro secuestros ‘exprés’
Claudia Bolaños
El Universal / Domingo 30 de marzo de 2008

Plagiarios ‘pasean’ a víctimas mientras piden rescate a familiares

Al menos cuatro personas han sido víctimas de secuestro exprés dentro de las instalaciones del Metro, y mientras las “pasean” por las estaciones, los plagiarios llaman a los familiares para exigir el pago del rescate.

Ninguna de las víctimas ha denunciado hasta ahora el delito, pero tanto el presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública del DF, Meyer Klip, como el director del Metro, Francisco Bojórquez, confirmaron que tienen reportes de cuatro casos en lo que va del año.

Según los testimonios de las víctimas, el delincuente los trae recorriendo varias estaciones, mientras que vía telefónica se comunica con los familiares para pedirles el rescate.

Meyer Klip informó que en todos estos casos los afectados se han negado a poner la denuncia correspondiente; no obstante, acudieron a esa asociación civil que trabaja en conjunto con el gobierno del Distrito Federal para luchar contra la delincuencia.

“La falta de una cultura de denuncia es impresionante y desafortunadamente la delincuencia se aprovecha de esa situación”, dijo.

En lo anterior coincidió con lo expuesto por el director del Metro, quien dijo que este sistema de transporte no tiene registro de algún caso en el que la víctima haya acudido al Ministerio Público.

Bojórquez mencionó que aunque han tenido reportes por escrito del Consejo para la Ley y los Derechos Humanos, la asociación no dio datos precisos sobre los hechos. “Nos dijeron que a veces las víctimas son detectadas afuera del Metro, y lo que nosotros queremos es que estas asociaciones que dicen tener datos, nos los den a conocer con detalle para tomar las medidas necesarias”.

Dicha ONG dirigió el 27 de febrero una carta al director del STC-Metro, con copia a la Fiscalía para la Seguridad de las Personas e Instituciones de la Procuraduría del DF, en la que informaron que a través del programa Denúncialo —que se maneja mediante correo electrónico—, varios usuarios informaron sobre esta problemática.

Bandas que operan en el Metro

Fernando Ruiz Canales, presidente del Consejo para la Ley y los Derechos Humanos, comentó que tiene conocimiento de casos registrados en las estaciones Bellas Artes, Zócalo, Pino Suárez, Chabacano, Tasqueña, Insurgentes y Auditorio.

A la fecha, la organización no gubernamental señala que tiene un registro de 118 secuestros exprés cometidos por cinco bandas que operan al interior del STC-Metro, de las cuales cuatro se limitan a quitarle a la víctima sus pertenencias.

Otra, conocida como Los Costeños, retiene a la víctima hasta por más de media hora mientras le pide a su familia un rescate, el cual —señalan— han cobrado dentro de las instalaciones del Metro; lo recogen en un área cercana, piden que les sea enviado por agencias exprés e incluso con todo y víctima van al cajero a hacer retiros.

Además, aseguró que unas 12 personas que padecieron este hecho fueron contactadas con personal de la Fiscalía para la Seguridad de las Personas e Instituciones de la PGJDF, quienes las interrogaron.

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PRD: el derrumbe
Francisco Valdés Ugalde
Lea este articulo en El Universal / Domingo 30 de marzo de 2008



Como señalamos en este espacio, uno de los asuntos más importantes de la agenda política de 2008 es la elección interna del PRD. La afirmación parece una banalidad, pero insisto en que no lo es. El desenvolvimiento de los acontecimientos internos aunados a la estrategia del FAP y las posiciones de Andrés Manuel López Obrador en la coyuntura lo demuestran.

El escenario no podría ser peor para quienes creen que una alternativa de izquierda seria y competente es necesaria en este país de desigualdades extremas, poderes especiales y un statu quo frecuentemente situado por encima del Derecho.

El desaseo, por decirlo elegantemente, de la elección interna, seguido de acuerdos y manejos oscuros y en lo oscurito, aunados al problema de fondo, que es el control del partido por alguna de sus dos facciones principales, han brindado un espectáculo grotesco que confirma que este partido no ha trabajado adecuadamente para construir una organización acorde con los principios de la democracia y la vigencia del derecho, ni ha priorizado el desarrollo del país como meta de su acción.

Los resultados están a la vista y son decepcionantes, más allá del desastre interno. La última encuesta de Demotecnia (http://www.demotecnia.com/Demotecnia.htm) orientada a ver la disposición de los electores en el momento actual muestra algunas cifras contundentes.

A la pregunta “Si usted tuviera que decidir ahorita ¿por cuál partido votaría para diputado federal?”. Respuesta: PRI 21%, PAN 25%, PRD 10%. A la pregunta:

“¿Qué partido le conviene que tenga la mayoría en la Cámara de Diputados, con cuál le iría MEJOR a usted y a su familia?”. Respuesta: PRI 24%, PAN 29%, PRD 13%.

A la pregunta “¿Y con cuál partido le iría PEOR si tuviera la mayoría en la Cámara de Diputados, cuál no le gustaría que ganara por ningún motivo?”. Respuesta: PRI 23%, PAN 18%, PRD 27%.

Más claro ni el agua: la preferencia negativa hacia el PRD ha alcanzado de nuevo un nivel máximo. Si se tradujera hoy en una elección federal, el PRD volvería a su lugar marginal después de haber competido codo a codo con el partido ganador en 2006.

Si observamos este problema desde el punto de vista de los principios y la cultura política que mueven a los dirigentes de ese partido, lo que estamos viendo es un choque, probablemente el choque final, entre los términos “revolución” y “democracia”, con todo lo que se desprende de ello. Debo aclarar que no pienso que se trate de un choque interno entre ambas posturas, una revolucionaria y otra demócrata. Se trata más bien de una definición revolucionaria en el PRD, ya sea marxista o nacionalista revolucionaria, pero con predominio actual de esta última, que siempre han coincidido en que la democracia es solamente un instrumento, un medio para alcanzar otros fines, entre los cuales el más importante es el poder.

Como hemos señalado insistentemente, la distancia ideológica, política y práctica que el PRD mantiene respecto de los términos elementales de construcción de un Estado democrático de derecho moderno, ha sido fatal para su avance en una sociedad. Ésta, más allá del impacto clientelar de los dineros públicos con que la quieren comprar, acepta claramente el marco democrático constitucional y sabe que la condición básica de la contienda política reside en su aceptación. Toda colocación de una estrategia fuera del marco constitucional democrático está desprestigiada socialmente y es concebida como un desafío a las instituciones que pertenecen a todos.

Hoy en día, por más defectuoso que sea el marco democrático mexicano y el edificio de su régimen político, no deja de ser nuestro marco democrático y nuestro régimen político. Así tenga reminiscencias autoritarias inaceptables, la identificación que las generaciones vivas tienen hoy con el sistema político es incomparable con la que tenían hace 20 años.

En aquel entonces, el predominio priísta hacía imposible que cualquier mexicano que se considerara demócrata aceptase la mentira del PRI de que vivíamos en un Estado democrático. Insisto, esta identificación no significa renuncia alguna a las transformaciones que indudablemente debe tener el Estado mexicano. Pero este reconocimiento implica aceptar el trabajo político dentro y no fuera de las instituciones. Eso es lo que ni Encinas, ni Ortega han sido capaces de explicitar sin ambigüedades, ya no digamos Cota o El Peje, que simplemente actúan a su mejor conveniencia, sin importarles el daño que provocan a las causas progresistas y al desarrollo de una izquierda consistente en México. Pero aparte de las condiciones internas, también hay otras que tienen que ver con el subdesarrollo del sistema político y que inciden sobre la crisis del PRD. La tesis de que una partidocracia ha secuestrado el espacio político y público del país se hace patente una vez más.

El financiamiento público a los partidos sigue siendo una lacra, a pesar de los ajustes que ha tenido. Las cantidades que reciben y la debilidad de los órganos electorales para fiscalizarlos imponen una situación en que los dirigentes pueden hacer casi cualquier cosa sin ser llamados a rendir cuentas.

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