Los poderes fácticos que controlan al PRD | ||
| ||
| ||
| ||
La grave crisis por la que atraviesa el PRD es consecuencia de los usos y costumbres que arrastra desde su fundación, y que lo han llevado a no tener la capacidad para llevar una vida institucional.
Sin embargo, a lo largo de sus 19 años de existencia, las decisiones trascendentales han sido tomadas por entes distintos a los órganos formales de dirección, entes individuales o colectivos que se han convertido en auténticos poderes fácticos. El mal es de origen. El PRD nació gracias a la confluencia de varios partidos con ideología o membrete de izquierda que confluyeron en torno a una figura carismática, más por su apellido que por su personalidad: Cuauhtémoc Cárdenas. Entusiasmados por un crecimiento legislativo que no habían tenido hasta antes de 1988, varios partidos y organizaciones sociales y políticas de izquierda decidieron fundar un nuevo partido que girara en torno al liderazgo, indiscutible entonces, del hijo del general Lázaro Cárdenas. Los fundadores del PRD se fueron por el camino fácil de tener como soporte un guía moral, en lugar de buscar fortalecer, desde el principio, mecanismos que garantizaran una vida institucional y una democracia interna. Durante varios años, nada se movía en el PRD si no era con la aprobación “del ingeniero”, quien se dio el lujo de ser el candidato presidencial de este partido durante tres procesos electorales consecutivos sin que nadie se atreviera a cuestionarlo. Cuauhtémoc Cárdenas palomeaba listas de candidatos a cargos de elección popular, negociaba con el gobierno algunas reformas, y daba línea sobre las decisiones trascendentales que debían tomar los diputados y senadores. La militancia se disciplinaba porque al mismo tiempo que se consolidaba el caudillismo del ingeniero, se formaban corrientes y grupos de interés, que se convirtieron al paso del tiempo, en las vías de acceso a las candidaturas. Los pocos que se preocupaban por esa ausencia de vida institucional y que se atrevían a decirlo públicamente eran aplastados por el peso cada vez más fuerte de las corrientes y en muchos casos, por el propio caudillo. Las corrientes y el líder moral convivieron sin mayores sobresaltos durante varios años dentro del PRD en una relación de cómoda complicidad, porque a todos les convenía mantener este esquema que para sus fines, funcionaba. Pero el PRD empezó a acariciar más el poder. En 1997 ganó la jefatura de Gobierno del Distrito Federal, que refrendó en el 2000 y en el 2006. Luego empezó a ganar gubernaturas: Zacatecas, Tlaxcala, Baja California Sur, y entonces el acceso a los cargos de elección popular tuvo otro significado. En el 2000, Cuauhtémoc Cárdenas hizo candidato a jefe de Gobierno del DF a Andrés Manuel López Obrador, aún a pesar de las impugnaciones de sus propios compañeros de partido. Desde la campaña del ex priista tabasqueño surgió un nuevo liderazgo dentro del PRD que se consolidó con su arribo a la Jefatura de Gobierno. Y a partir de entonces, los poderes fácticos (las bandas de Bejarano y panchitos) dominaron como nunca antes las estructuras del partido. En aras de alcanzar junto con el nuevo mesías la tierra prometida, las corrientes dominantes se le plegaron sin excepción y le dieron todo. Le permitieron imponer en el 2005, como dirigente nacional del PRD, a Leonel Cota Montaño, que de perredista tiene solo el nombre y que actuó y aún lo hace en plena crisis, como una mera figura decorativa. Impuso a Alejandro Encinas como jefe de Gobierno interino y lo manejó como a un títere al grado de que tuvo que abdicar a sus obligaciones como gobernante para respaldar incluso con recursos públicos el mega plantón de Reforma. Impuso a Marcelo Ebrard como su sucesor, obligó a diputados y senadores a donar una cantidad considerable de su dieta para sostener su “gobierno legítimo” y los llevó al desgaste y al desprestigio con su orden tratar de impedir la toma de protesta de Felipe Calderón. Las corrientes que ahora se disputan el control del partido, incluida Nueva Izquierda, permitieron y avalaron esas y otras decisiones coyunturales tomadas fuera de los órganos de dirección. Esas corrientes convirtieron el actual proceso interno en un batidillo sin precedentes y están, como el nuevo caudillo, convertidas en poderes fácticos que decidirán, quizá en una negociación intramuros, el resultado final de la contienda por encima de los estatutos, por encima de la militancia, y por encima de los órganos de dirección, que los hay. ***************** Los cubanos podrán tener su propio teléfono celular |
Saturday, March 29, 2008
Sobre como se fue corrompiendo el PRD con la alianza Andres Manuel - Bejarano - ex-priistas!
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment