Sí, un cochinero Pr Ricardo Aleman, columnista del Diario El Universal
Los equipos de Alejandro Encinas y Jesús Ortega cuentan con evidencias para reventar el proceso con sólo acudir al Tribunal Electoral Es más cómodo hacer como que no les interesa, como que no vieron lo que ocurrió en el PRD y mejor esconder la cabeza como avestruz El pasado martes 22 de enero titulamos así el Itinerario Político de esa fecha: “PRD: el cochinero”. Dijimos que era profética la advertencia que hizo en EL UNIVERSAL el líder moral de los amarillos, Cuauh- témoc Cárdenas, al asegurar que el PRD “sufrirá una fractura si es cuestionada la elección” del nuevo dirigente del partido. A dos meses de la elección para renovar la dirigencia nacional del PRD —la que se llevó a cabo el 16 de marzo pasado—, dijimos que todo indicaba que ese proceso terminaría en un “cochinero” y que incluso dentro del partido casi todos los grupos reconocían que iban en caída libre y que la elección sería de las más cuestionadas. Enumeramos uno a uno los aspectos cuestionables; desde la emisión de la convocatoria —la que de suyo coloca en calidad de nula la elección—, la cuestionada integración de la autoridad electoral —entregada de manera tramposa al señor Arturo Núñez, el mismo que desde el Partido Revolucionario Institucional participó en el fraude de 1988—, el inmoral abultamiento del padrón electoral del partido —los dos grupos mandaron hordas a inscribirse como perredistas—, el insultante clientelismo, compra de voluntades, corrupción, intervención inmoral de gobiernos como el de Amalia García, en Zacatecas, y el de Marcelo Ebrard, en el DF, en favor de Alejandro Encinas, y estrategias de ambos bandos para hacer todo lo necesario para ganar. Lo curioso del caso, dijimos, es que los equipos de Encinas y Ortega “cuentan con evidencias del cochinero de sus respectivos adversarios”, al grado de que cualquiera de los dos puede “reventar el proceso” con sólo acudir al Tribunal Electoral. Por eso, insistimos, “veremos una cena de negros en donde las reglas dadas por el partido amarillo para la selección de su nuevo presidente serán lo menos importante”. De esa manera, “lo verdaderamente importante será hacer todo lo posible para ganar, sin que a nadie le interese que se recurra a métodos ilegales”. La polarización del proceso, insistimos, “podría producir una elección tan cerrada que colocaría a los amarillos ante una eventual fractura, si no es que una de las partes decide acudir a los tribunales legales, en donde se derribaría por completo el proceso”. Al día siguiente de que advertimos del “cochinero” que se avecinaba en el PRD, el señor Gerardo Fernández Noroña nos envió una supuesta “aclaración”, en donde en tono altanero y grosero dijo que el único cochinero que él veía, era la crítica que aquí se hace al PRD. Fueron muchos los fanáticos y enamorados del legítimo los que rabiosos enviaron insultos, amenazas y toda clase de adjetivos. ¿Cómo era posible que alguien pudiera dudar de los prohombres de la llamada izquierda mexicana? Hoy, el adjetivo preferido por todos, incluidos perredistas y líderes amarillos, es que en efecto, su elección para renovar la dirigencia del partido fue “un cochinero”. Y claro, ni el señor Noroña, ni su claque, y menos los que rabiosos nos insultaron, hoy son capaces de reconocer que las desmedidas ambiciones de poder de dizque líderes como López Obrador, Alejandro Encinas, Los Chuchos, los Bejarano, los Martí Batres, los Armando Quintero, las Amalia García, los Manuel Camacho, los Pablo Gómez y Marcelo Ebrard… entre muchos otros, le dieron la puntilla al partido de la izquierda. Y en efecto, para todos los que citamos arriba —y para muchos otros que hicieron del cinismo el caldo de cultivo de sus ambiciones sin freno—, lo que ocurrió antes, durante y después del 16 de marzo en el PRD les provocó no sólo una crisis ideológica, existencial, de congruencia, sino que los llevó a copiar otro de los más ridículos actos reflejo del viejo PRI. Sí, recurrir al “síndrome del avestruz”. ¿Cuántos creyentes, fanáticos, adoradores, defensores de ese remedo de izquierda y de esos inmorales líderes que se dicen de izquierda, no encuentran hoy cómo justificar el “cochinero”? ¿Cuántos políticos, periodistas, intelectuales afines a esos farsantes de la política de izquierda mejor no hablan, no escriben, no comentan sobre lo ocurrido, porque no digieren el monumento a la incongruencia que fue la elección del domingo 16 en el PRD? ¿Cuántos son capaces de reaccionar, de reconocer y advertir que un puñado de ambiciosos, cínicos, vividores de la política y de las banderas de la izquierda están destruyendo al partido que muchos construyeron hasta con su vida? No, es más cómodo hacer como que no les interesa, como que no vieron lo que ocurrió en el PRD y mejor esconder la cabeza como el avestruz. Una perla que se exhibió en un medio con toda su carga de cinismo. Resulta que cuando el PRD vive la peor crisis de su historia, el señor Pablo Gómez, habilidoso y punzante parlamentario, dedica su artículo semanal al análisis de la disputa por la candidatura presidencial en Estados Unidos. Otros justifican: “Las del PRD siempre han sido elecciones cuestionables… lo importante ahora es saber quién va a ganar”. ¿Qué difícil resulta para los que durante meses y años han defendido la teoría del fraude electoral en las elecciones constitucionales de julio de 2006, ahora entrarle al análisis del gran fraude que se cometió en el PRD, y del que fue un actor central el señor López Obrador? Y en efecto, tienen razón los estrategas de ambos bandos en disputa en el PRD. Esos genios que siempre aparecen en la política, hoy metidos en los dos bandos perredistas —los de Encinas y Ortega—, que aseguran que no hay por qué preocuparse tanto. Sin duda que urge buscar y encontrar a un nuevo presidente nacional del PRD. Pero la mala imagen del partido, el desprestigio, la desconfianza de la gente, el enojo de muchos, al final de cuentas es lo de menos. ¿Por qué? Porque a la gente todo se le olvida. Y se le olvida pronto. “Después de un par de meses, nadie se acordará del “cochinero” del PRD, dice con un tufo de sabiduría uno de esos genios. aleman2@prodigy.net.mx |
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