Marchan miles en Jalisco para responder a insulto del gobernador
■ “La transísima trinidad: Etilio, el Cavernal y Telemisa”, el verdadero poder en el estado, acusan
■ Critican al rector de la UdeG por invitar a su informe al góber precioso y a Sandoval Íñiguez
Guadalajara, Jal., 26 de abril.
“¡Aleluya, aleluya, chingas a la tuya!”,
corearon hoy unas 2 mil personas que marcharon en respuesta a la mentada de madre que la noche del miércoles el gobernador de Jalisco, el panista Emilio González Márquez,
profirió contra ciudadanos y medios de comunicación que han criticado los millonarios donativos hechos por su administración a la Iglesia católica.
Los manifestantes llegaron hasta el Congreso local, en cuyo salón de plenos demandaron el desafuero de Etilio y que regrese a las arcas públicas las macrolimosnas. Una bailarina de danza contemporánea ejecutó un performance a la puerta de catedral. De fondo, un estandarte dejaba ver a un Benito Juárez guadalupano.
A pesar de las disculpas que el político emitió un día después “a quien o quienes se hayan sentido ofendidos” por el insulto proferido durante el llamado Banquete del hambre, los manifestantes respondieron a la mentada con todo: con calcomanías pegadas en el pecho, mochilas, bolsos, bicicletas, gorras, mantas, carteles, volantes… y con la voz.
Eran casi las 10:30 horas cuando Joel Robles, a nombre de las 36 organizaciones que convocaron a la protesta apenas un día antes, entregó a las puertas de la Universidad de Guadalajara un manifiesto dirigido al rector Carlos Briseño Torres, en el que le manifiestan su inconformidad por la presencia del cardenal de Guadalajara, Juan Sandoval Íñiguez, y de políticos como el góber precioso, el priísta poblano Mario Marín, en su primer informe de actividades del pasado 17 de abril.
Mientras el coro gritaba: “¡Emilio, ratero, regala tu dinero!”, apareció Etilio: un civil enfundado en un saco claro, pantalón de mezclilla y máscara de látex. “¡Fuera, fuera!”, fue el grito de cientos de personas que le advertían: “Ebrilio: la única disculpa que aceptamos es que te largues”.
“¡Señores, más respeto para el hijo de la chingada del señor gobernador!”, dijo un manifestante y la respuesta era un chiflido: fi-fi-fi-fi-fi.
Una mujer con sombrilla le recordaba a otra que “los priístas eran rateros, pero por lo menos no racistas ni persignados”.
Incluso votantes del panismo dejaban entrever su enojo: “Dios, perdóname, voté por un idiota”, se leía en sus calcomanías blanquiazules.
El cúmulo de inconformes marchó de poniente a oriente de la ciudad, por la avenida Juárez, contrario a la dirección vial, su destino: el Congreso del estado. Al llegar al cruce de Juárez y 16 de Septiembre, en el primer cuadro de Guadalajara, los manifestantes se sentaron para tomar aliento.
Por las calles desfilaron José Fors, pintor y líder de la banda de rock La Cuca, que en los 90 entonara la clásica Me vale madre; y Raúl Vargas, dirigente estatal electo del Partido de la Revolución Democrática, quien manifestó que por sus declaraciones el gobernador presenta un cuadro médico digno de ser atendido por un siquiatra. El regidor priísta Salvador Caro Cabrera comentó que las políticas de González Márquez están llevando a Jalisco a una situación de ingobernabilidad.
A las 12 horas los manifestantes arribaron a “la casa del pueblo”, cuyas puertas se abrieron luego que el diputado perredista Enrique Alfaro habló al presidente del Congreso, el panista Iván Argüelles, para que ordenara hacerlo.
En las puertas de las oficinas de los legisladores, los mentados pegaron calcomanías y en el segundo piso colgaron mantas; se ocupó la tribuna para hacer una exhortación a quedarse hasta el lunes, cuando los diputados regresan a trabajar, pero la idea se des- vaneció, como poco a poco se fue diluyendo el grupo ciudadano.
Sin embargo, el recinto legislativo quedó marcado por cientos de calcomanías y cartulinas que resumen la trilogía que gobierna Jalisco: “La transísima trinidad: Etilio, el Cavernal y Telemisa, ¡Amén…digos!”
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