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Wednesday, April 09, 2008

Heberto formador del PMT, del PSUM y el PMS ......... Andres Manuel (AMLO), enterrador del PRD .... notese la gran diferencia!

El enterrador del PRD

El perredista acusa al presidente legítimo de hacer una cantidad de barbaridades en el proceso interno para elegir al dirigente nacional del partido, incluido el fraude, para impedir el triunfo —aunque fuera preliminar— de Jesús Ortega.

El futuro del país está en juego con la llamada reforma energética y, mientras tanto, nuestro partido está sumido en la peor crisis de su historia. Me preocupa que, en lugar de mostrar visión de Estado y plantear la necesidad de acumular fuerzas y construir mayorías para defender, fortalecer y transformar a Pemex para garantizar que el petróleo y su renta se mantengan como bienes de la nación y sirvan para su desarrollo, antepongas el interés faccioso de anegar las instituciones para favorecer la caída de un gobierno que consideramos ilegítimo. Y también me preocupa lo que está sucediendo con el proyecto partidario más importante de la izquierda mexicana y la evidente e innegable responsabilidad que tú tienes en ello. Estás a punto de convertirte en el enterrador del PRD.

No comparto la estrategia que has planteado en diversas plazas para detener la privatización, pues considero que impedir el funcionamiento del Poder Legislativo y, eventualmente, cerrar calles, avenidas, carreteras y aeropuertos nos desgasta, aísla y confronta con sectores de la sociedad que deberíamos preocuparnos por sumar a la causa.

Tampoco comparto que hayas intervenido antes, durante y después de la elección del PRD para tratar de sacar adelante a tu candidato o, para decirlo con mayor claridad, para impedir a toda costa que se reconociera el triunfo del que no lo era. Todos somos corresponsables de la crisis, pero el veto que ejerces contra Jesús Ortega no sólo enrareció el proceso de principio a fin, sino que nos llevó al cómputo más largo que se tenga memoria y ha impedido su culminación.

Me hubiera gustado plantearte mis puntos de vista de frente y en persona, pero en todo momento has preferido decidir sobre la estrategia política del partido desde tus propias oficinas, en reuniones con el presidente formal, en lugar de acudir a los órganos de
dirección. Lo que con tanto tino denunciaste como república simulada, es decir, la subordinación de las instituciones a los poderes fácticos, lo has reproducido en el seno del movimiento.

En el centro de la disputa y de tu decisión de no aceptar ningún resultado adverso está la diferencia que existe en torno a la línea política y que se manifiesta de manera contundente en la discusión acerca de cómo defender a Pemex. Nadie se opone a realizar acciones de resistencia civil si resultan necesarias, pero me parece un contrasentido que se profundice en una estrategia que no nos funcionó para conseguir una demanda tan justa y elemental como el recuento de los votos. Cerrar Reforma fue un error que todavía no acabamos de pagar y ahora pretendes tomar aeropuertos.

¿Por qué no mejor recurrir al tipo de resistencia civil que nos dio tan buenos resultados frente a la canallada del desafuero? En tu discurso del Zócalo, el 8 de abril de 2005, dijiste lo siguiente: “la estrategia de nuestros adversarios supone que caeremos en la trampa de tomar medidas radicales que asusten a la gente y perdamos el respaldo popular que hoy tenemos… Hoy les pido encarecidamente que no hagamos nada que pueda propiciar el enfrentamiento y que afecte intereses de terceros. Pero quiero ser aún más preciso: nada de bloqueos de calles o carreteras; nada de tomar instalaciones públicas o privadas. Nada que signifique actuar como tienen estudiado y previsto nuestros adversarios”. Al terminar el discurso fuiste a la Cámara de Diputados y ganaste el debate. La votación que siguió, el mayoriteo que se impuso, llenó de vergüenza a los que lo llevaron a cabo y quedaron exhibidos ante la sociedad. Las movilizaciones multitudinarias y pacíficas, así como las muestras de repudio que se multiplicaron con las directrices que tú diste en ese entonces, lograron echar abajo esa medida impopular. Insisto, ¿por qué no hacer lo mismo ahora?

En ese momento tenías la necesidad de no perder respaldo de cara a la sucesión de 2006. De la misma manera, me parece que ahora el PRD necesita mantener y, en lo posible, acrecentar su competitividad electoral. Por cierto, tu reciente desdén por la opinión de los sectores medios, ¿no responde a que ya no ves a la vía electoral como la única legítima para acceder al gobierno? Entiendo que después del fraude y la imposición del titular del Poder Ejecutivo haya motivos de sobra para ser férreo crítico del sistema político, pero eso no debiera llevarnos a tratar de que sea en las calles, y no en las urnas, donde se dirima quién gobierna y quién no. Está abierto el camino de las reformas, como lo demuestra la que hace poco se aprobó en materia electoral y que fue promovida, discutida y aprobada precisamente por el mismo poder que hoy no quieres dejar que funcione.

Respecto al PRD, lo descompusiste todo. Además de emular a Vicente Fox al intervenir en el proceso a favor de un candidato, denostar al otro y violentar la norma, inoculaste odio entre compañeros. Si de por sí es lamentable calificar a los que discrepan de nosotros en materia energética de “traidores a la patria”, hacer ese tipo de señalamientos a los que comparten un mismo proyecto político es igualmente atroz, pero con el agravante de ubicar al enemigo en casa. Debes tener cuidado con las palabras, pues algunas de las que utilizas, o alientas para que tus incondicionales las usen, son una invitación al exterminio, aunque insistas en que el movimiento es pacífico. ¿Qué se hace con un “traidor”?

Con el pretexto de que el triunfo de Ortega, así sea preliminar, daría pie a que se leyera en los medios de comunicación como una derrota tuya, lo cual te debilitaría en la lucha en defensa del petróleo, se hicieron una cantidad de barbaridades para tratar de cambiar el resultado y, mientras eso no fuera posible, secuestrar el cómputo. Generar reglas nuevas para contar los votos después de efectuada la elección es, sin duda, un acto golpista y también una forma de hacer fraude. Una doble imposibilidad, la de cumplir con esa pretensión por la oposición de Nueva Izquierda y la de realizar el cómputo de acuerdo con el reglamento de elecciones por tu oposición a ello, llevó a la Comisión Técnica Electoral a dar por concluida su labor en el ámbito nacional.

Es increíble que frente a todo esto esperes amarrarle las manos a Ortega y quieras que él mismo se cierre el camino en el Tribunal Electoral. En pocas palabras, lo que buscas es que te ayude a que lo acabes. Para obligarlo piensas hacer uso de la presión callejera con la movilización del 12 de abril, del chantaje moral calificando de “calderonista” a esa institución y de la amnesia para olvidar que Alejandro Encinas fue el primero en recurrir al TEPJF.

La situación se ve cada día peor y no se percibe ninguna voluntad de conciliación. Lo más grave de la crisis es que no hay visos de salir de ella. El acuerdo elemental debiera partir del cumplimiento estricto de la legalidad como preámbulo para discutir seria y serenamente cómo convivir en la diversidad después de los agravios. Para ello sería indispensable que aceptes el resultado —aunque te sea adverso—, te comprometas con los acuerdos de una mesa amplia, termines con la simulación de hacer como que no estás metido y te importe realmente la unidad. Pero no veo nada de esto. La verdad es que no hay nadie más beligerante en el partido que tú.

Algunos de tus allegados sostienen que debes ser intocable y que cualquier crítica que se haga a tu actuación es “hacerle el juego a la derecha”, usando la misma lógica con la que antes se defendía al “socialismo real” alegando que cuestionarlo era servir al imperialismo. Espero que tú no compartas esa idea tan atrasada y valores más las voces críticas que al séquito de aduladores que sólo te dicen lo que quieres oír. Porque además no basta que repitas hasta el cansancio que tienes autoridad moral para hacerte inmune a los cuestionamientos. El político está a prueba todos los días y hoy los perredistas tenemos la responsabilidad de salvar al partido más importante que ha sido capaz de construir la izquierda en México, a pesar de que a su principal líder y símbolo no le interese.

Sin más, quedo como siempre a tus órdenes y recibe mis consideraciones.

*secretario de Formación Política del CEN del PRD


Fernando Belaunzarán *


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